Si deseo comunicarme contigo
es necesario que te muestre mis sentimientos.
A menudo una pregunta oculta lo que siento.
A veces tratan de sondear tu actitud
sin revelarte la mía.
o encubren una crítica
que no me atrevo a sostener.
Te pregunto ¿por qué dices eso?,
o ¿eso piensas realmente?.
Te muestro muy poco de lo que siento
y te pongo, en cambio, a la defensiva
sin establecer qué respuesta espero de ti.
Mientras más abstracta es tu pregunta:
(¿Eres feliz realmente? ¿Amas a la humanidad?
¿Amas a tu país? ¿Amas a Dios? )
más difícil resulta
percibir cualquier sentimiento.
Los sentimientos que me hacen hablar
son experimentados como demandas,
no como preguntas.
Mis palabras surgen de mis emociones
y éstas son afirmativas, no interrogativas.
Incluso mi curiosidad
es una afirmación de lo que deseo.
Hugh Prather.