Hugo Mujica.Del crear y lo creado 3Prosa selecta. 2: Ensayo. Narrativa.Vaso Roto Esenciales Prosa. Madrid, 2014.
Tal como uno de esos pálidos ángeles de mármol que se emplazan sobre los sepulcros, como un pálido mensajero sobre las ruinas del fin de una época, Georg Trakl se alza como el testigo —testigo, partícipe y víctima— de la imposibilidad de nuestro tiempo: encarnar el alma en el mundo.
Trakl miró la vida y vio la muerte, por eso escribió, para vivir. Para dejarnos lo que fue esa vida: su obra.
Con esas palabras comienza el prólogo que Hugo Mujica puso al frente de La pasión según Georg Trakl. Poesía y expiación, uno de los ensayos que Vaso Roto publica en Del crear y lo creado 3, que reúne la prosa selecta del escritor argentino.
Se recogen en este volumen los cuatro ensayos más recientes de Mujica sobre las poéticas del vacío en Orfeo, San Juan de la Cruz o Celan o sobre la poesía de Trakl, además de sus textos narrativos, agrupados con el título de uno de sus relatos, Bajo toda la lluvia del mundo.
La de Hugo Mujica es una palabra potente y en tensión, palabra que calla más que dice, una palabra en la frontera que escucha más que habla. Palabra en la frontera de los géneros que integra la poesía y el aforismo, el ensayo y la visión, la filosofía y la mística, el logos y el mito.
Desde el no saber sabiendo de los místicos, en una línea de escritura que recuerda a Jabès en el desierto de la palabra, Mujica convoca al pensamiento y al sentimiento, y aúna lectura y escritura, razón e intuiciones, reflexión y revelación.
Porque, explica el poeta, ser creador es saber, creer, que eso que abrió desde lo oculto está presente y oculto en esa apertura.
Y lo hace desde el vacío, desde ese no-lugar de la utopía y el sueño que es el espacio propio de la poesía, desde ese vacío en el que surgen la creación y la palabra. Es el vacío convertido en fuente de creación y en base del sentido, es la ausencia que está en la raíz del fulgor de la palabra: la ausencia que se hace fecundidad en Orfeo; la nada convertida en fuente y metáfora en San Juan de la Cruz o exilio esencial en Paul Celan.
Como en el resto de su obra, los textos de Mujica en Del crear y lo creado están más cerca del chispazo intuitivo e iluminador del relámpago poético que del pensamiento articulado y sistemático propio del ensayo. Como en los presocráticos, cuyos textos viven en una zona intermedia entre la poesía y la filosofía, como en el Hölderlin más desestructurado y más genial, como en Jabès, la tonalidad y el procedimiento de Mujica son propios de la poesía.
No hay en estos ensayos conclusiones ni propuestas, sino búsquedas; no un sistema, sino la intuición como método; no metas, sino caminos.
Porque la creación remonta desde el fondo de la palabra abismada y abismática, desde ese vacío creador y transcendente que escuchan quienes, como Mujica, como los místicos, están en sazón de recibir, porque saben que el creador es un ser de la espera.
Y oír ese vacío, interpretarlo y recrearlo desde esa actitud receptiva, convertirlo en palabra iluminadora es lo que hacen estas páginas deslumbrantes, siempre a medio camino entre la fulguración del poeta y la lucidez del ensayista irrepetible que es Hugo Mujica.
Santos Domínguez