Un miembro de la Comisión Electoral escribe en una
papeleta de votación en una jornada de voto anticipado
en un colegio electoral de Mandalay
La agrupación se suma a los muchos observadores que han criticado lo que HRW califica de "problemas sistemáticos y estructurales" de todo el proceso electoral, entre los que incluye a la propia comisión que los organiza, dirigida por un ex general cuya independencia quedó en cuestión cuando se pronunció públicamente por la victoria del gubernamental Partido de la Unión, Solidaridad y Desarrollo (USDP) del presidente Thein Sein; la asignación previa de un 25% de los parlamentarios a los ex militares golpistas, o la privación del derecho a voto de forma "masiva" en algunas partes del país.
Los presentes sufragios son los primeros que se realizan en un entorno parcialmente democrático desde 1990, cuando el ejército anuló la victoria arrolladora de la Liga Nacional Democrática (LND) de Aung San Suu Kyi.
La misma Premio Nobel ha criticado las numerosas irregularidades cometidas por los ex uniformados y, en su último acto electoral en Rangún, el pasado domingo, pidió a sus acólitos "estar vigilantes" ante un posible fraude como el que se achacó a la Junta golpista en las votaciones de 2010.
Suu Kyi también se permitió el sarcasmo al referirse a otro de los comportamientos que ha denunciado: la compra de votos.
"No estoy preocupada por los incentivos. La gente puede utilizar la cabeza. Agarrar lo que os den y votar por nosotros en cualquier caso", dijo entre los aplausos de miles de simpatizantes.
La prensa local birmana aseguró que este lunes los miles de asistentes que se personaron en otro acto electoral del USDP en el estado de Arakán, al oeste del país, recibieron gratificaciones en efectivo por su presencia en dicha cita.
Un representante de la agrupación de los antiguos uniformados confirmó tal extremo, pero matizó que era dinero para comprar "su almuerzo".
El acto provocó un ingente frenesís en las redes sociales tras conocerse que los organizadores recurrieron a media docena de modelos embutidas en trajes tan sexys como provocativos para una región especialmente conservadora como es Arakán.
Ejército, raza y religiónEl jefe del Estado, el ex general Thein Sein, advirtió hace días que la victoria de la Liga Nacional Democrática podría llevar al país "al comunismo".
Más tarde, intentando apelar al miedo del electorado, su oficina difundió un vídeo en Facebook en el que se recuperaban las imágenes de la violencia que ha sucedido a la Primavera Árabe y su portavoz, Zaw Htay, dijo que el cambio en Birmania debe ser "paso a paso" para que "las transformaciones democráticas" no vayan acompañadas, como "en otros países", de "ríos de sangre".
El estamento militar y sus antiguos compañeros han recurrido a la dialéctica más nacionalista y radical para intentar frenar la popularidad de Suu Kyi, movilizando a una parte del clero y agitando los sentimientos anti musulmanes.
El mismo jefe del ejército, el general Min Aung Hlaing, no escondió este martes sus preferencias electorales al instruir a sus subalternos cómo votar en esta jornada dominical, la cuarta ocasión que lo hace en los últimos meses.
Para Hlaing, "el líder del país" tiene que ser alguien que "entienda al ejército", que defienda "la raza y la religión" -un nuevo guiño a los monjes extremistas que apoyan a Thein Sein- y sobre todo que no "esté asociado, o bajo la influencia de extranjeros", clara referencia a Suu Kyi, viuda de un británico y que precisamente por esta circunstancia no puede optar a la presidencia.
Visto en El mundo.