El otro día alguien me decían que en una de mis entradas hablaba mucho de la Iglesia, creo recordar era la de Cáritas. Así que ni corto ni perezoso voy a hacer otra entrada con un texto que me ha llegado vía Cristianisme i Justícia, que probablemente a muchos os suene, es un Centro de Estudios promovido por la Compañía de Jesús de Cataluña. Papeles es un díptico que viene con el último número “Mujeres de cuidado” y el título del mismo se llama Humanizar la economía y empieza así:
«Salta a los ojos de todos, en primer lugar, que en nuestros tiempos no sólo se acumulan riquezas, sino que también se acumula una descomunal y tiránica potencia económica en manos de unos pocos, que la mayor parte de las veces no son dueños, sino sólo custodios y administradores de una riqueza en depósito, que ellos manejan a su voluntad y arbitrio.
Dominio ejercido de la manera más tiránica por aquellos que, teniendo en sus manos el dinero y dominando sobre él, se apoderan también de las finanzas y señorean sobre el crédito, y por esta razón administran, diríase, la sangre de la que vive toda la economía y tienen en sus manos el alma de la misma, de modo que nada ni nadie puede respirar contra su voluntad.
Esta acumulación de poder y de recursos, nota casi característica de la economía contemporánea, es el fruto natural de la limitada libertad de los competidores, de la que han sobrevivido sólo los más poderosos, lo que con frecuencia es tanto como decir los más violentos y los más desprovistos de conciencia.
[…]
Últimas consecuencias del espíritu individualista en economía, … , son esas que vosotros mismos no sólo estáis viendo, sino también padeciendo: la libre concurrencia se ha destruido a sí misma; la dictadura económica se ha adueñado del mercado libre; por consiguiente, al deseo de lucro ha sucedido la desenfrenada ambición de poderío; la economía toda se ha hecho horrendamente dura, cruel, atroz.»
Probablemente sea complicado para mi crítico descubrir que las palabras anteriores corresponden a una encíclica social titulada Quadragesimo anno, de Pio XI(de 1931). Y es que la Iglesia ha sido desde siempre muy crítica con el tema de la usura y su Doctrina social ha sido bastante revolucionaria. Recuerdo tener que explicar en múltiples ocasiones que no era incompatible ser creyente y militar en Izquierda Unida, a pesar que los prejuicios que la gente tiene en ambas partes. Comunistas en la Iglesia y Cristianos en el Partido que decía Alfonso Comín.