La muerte acecha a Salazar Bondy sin descanso. Es una presencia turbia, negra, misteriosa; una muerte con rostro de hombre y profundos y perturbadores ojos negros, que se arrastra por el escenario, que mueve objetos, que a veces habla, que a veces toca la guitarra, que a veces se pone un pico en la cabeza y se asemeja a un gallinazo. Pero siempre, de manera incansable y lacerante, la muerte anda constantemente tras el escritor moribundo, como una sombra pegajosa. El destino se antoja cruel e inapelable: Salazar Bondy jamás llegará a escribir todo lo que pensaba escribir. La enfermedad le quitará la vida y también le arrebatará una ciudad: Lima, ‘la horrible’, ese extraño ecosistema urbano que paradójicamente el escritor aprendió a amar.
La obra de teatro Humo en la Neblina, escrita por Eduardo Adrianzén, es un texto rico en matices y con múltiples aristas que se atreve a hacer una autopsia existencial de Salazar Bondy en sus últimos días de vida. Andrianzén saca músculo una vez más como dramaturgo, en esta historia que presenta a Lima como campo de batalla donde Salazar Bondy, el escritor de pura raza, que no sabe hacer otra cosa en su vida que escribir, tendrá que encarar al ambicioso Roberto, un autor inédito que quiere escribir su primera novela. De esta manera, la trama acabará enfrentando a estos dos escritores antagonistas –por un lado, el hombre idealista, que escribe porque ama escribir; y por otro lado, el joven narcisista, que quiere escribir porque está enamorado de la idea de ser escritor–, mientras una Lima lúgubre y pesimista los acoge y los repele como haría el oleaje de un mar embravecido con los restos inútiles de un naufragio.
Adrianzén, autor de obras como La Eternidad en sus ojos, Los días de la luna y Cristo Light, se muestra cómodo haciendo guiños a su propio oficio, el de escribir, y lo complementa con la figura de Flor de María, el personaje femenino de esta historia, una secretaria que vive en Barrios Altos y que para Roberto, el escritor en ciernes, representa la ‘limeñidad’ que él anda buscando para darle forma a su novela.
Salazar Bondy es una de las figuras claves de la intelectualidad limeña de mediados del siglo XX. / Foto: Difusión
En Humo en la Neblina, la puesta en escena es funcional, invariable en esta función en un solo acto, donde una vieja máquina de escribir encima de un escritorio se presenta como elemento principal del decorado. Eso también habla del paso del tiempo en el oficio de la literatura, cuando escribir tenía otro sonido, parecía tener otro ritmo, y no había forma de ir hacia atrás cuando uno cometía un error al transcribir un manuscrito: entonces no había más remedio que arrancar la hoja, tirarla a la papelera y empezar otra vez de nuevo.
Pero tal vez el mayor logro de Ruth Escudero, directora de la obra, es el acierto a la hora de elegir un grupo de intérpretes convincentes. Juan Carlos Pastor da la talla al meterse en el cuerpo del inagotable y atormentado Salazar Bondy. La presencia perturbadora de Juan Avilés, como muerte encarnada, saca a la historia de un realismo plano y tal vez demasiado previsible, y sus miradas bastan para sentir el peso asfixiante de la tragedia por venir. Franciso Cabrera y María Angélica Vega completan el cuadro de actores, siendo ella el contrapunto cómico de la historia, un personaje ingenuo, ridículo y anclado en el estereotipo que, sin embargo, resulta tristemente verosímil como perfil social.
Humo en la neblina se presenta así como una oportunidad para reconfigurar nuestra impresión del polifacético Salazar Bondy, figura clave de la intelectualidad limeña de mediados del siglo XX, y que nos presenta a Lima como un espacio idóneo para la inspiración, para el dolor y para la esperanza, tres lugares comunes para justificar la existencia de un escritor.
Javier Gragera es periodista y fotógrafo de formación, y actualmente edita Enlima.pe
Humo en la neblina va del 1 de octubre al 1 de noviembre, con representaciones de jueves a lunes a las 8 pm en el auditorio del ICPNA de Miraflores. Precio de entrada: General S/. 40; Reducida S/. 20; Jueves y lunes populares S/. 20.
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