Humor negro

Publicado el 16 junio 2015 por Maewestlover

Asistimos estos días a un espectáculo absolutamente bochornoso en relación a los nuevos concejales de Madrid, que los ha retratado con bastante nitidez. El ya tristemente conocido “Guille” Zapata, un individuo que es la mejor oda al champú antigrasa porque parece que no ha descubierto su uso aún, hizo determinados chistes de mal gusto en twitter a lo largo de los años pasados. Los judíos que perecieron en el Holocausto (es interesante que no sólo murieron judíos pero los chistes de “humor negrosólo se acuerdan de ellos), las niñas de Alcasser, Marta del Castillo o la siempre inigualable Irene Villa, cuya reacción es de esas de quitarse el sombrero, fueron blanco de mofa por parte del concejal a lo largo de los años. Se le ha querido defender diciendo que eran de 2011 (hay posteriores hasta de 2014) y que se habían hecho en un contexto de valorar cuáles eran los límites del “humor negro“.

Carmena, esto es, quien le ha nombrado, debería entender que esto no es una cuestión política, es simplemente de humanidad. Alguien que se apresta a cobrar de todos los madrileños, incluidos judíos, víctimas de ETA y otros, no debería haber realizado estos comentarios, porque se le presume una sensibilidad que permita que se le considere con la auctoritas suficiente como para gobernar sobre todos ellos. Estamos mal acostumbrados en el sentido de que nadie quiere cumplir con los principios que le llevan al poder mediante las elecciones, siempre exigimos poco a los nombrados. Encima se ve como un mérito absolutamente inalcanzable actuar de acuerdo con los principios, cuando esa debería ser la tónica, porque es lo coherente.

Reacción de un twitero a la entrevista de Ana Pastor a Carmena

Ana Pastor le hizo una entrevista a Carmena en el programa El Objetivo de La Sexta, en la que la alcaldesa dijo que no le gustaba el humor negro porque podía llevar a la violencia (en este caso, es violencia lo que lleva siempre implícito) e intentó compararlo con el humor realizado por el “Charlie Debdó” (sic), en referencia a la masacre realizada en el semanario satírico francés, cuyo nombre no parece saber pronunciar, por unos terroristas islamistas hace pocos meses. A pesar de todo lo que se quiera decir, los caricaturistas del Charlie Hebdo no son representantes de nadie ni cobran del erario público, por lo que su sensibilidad da igual. No se ocupan de la cosa pública ni de gestionar los intereses de los ciudadanos, si no precisamente de usar el humor para mover conciencias.

Pero, si alguien saliera diciendo que “la mejor mezquita es la que arde pero con musulmanes dentro“, no sólo se consideraría una declaración racista y absolutamente fuera de lugar (sería lo correcto), si no que además justificaría o consideraría bueno y maravilloso que alguien lo hiciese. Por muy críticos que seamos con una ideología, ello jamás debe llevar a ataques personales que afecten a la dignidad del ser humano, especialmente en generalizaciones o respecto de víctimas de desgracias. El “y tú más” no vale y, además, es digno de parvulario, no de personas adultas que tienen que encarnar la auctoritas de que se supone debe estar investido todo cargo público. De la responsabilidad que tienen medios de comunicación, como en el que sale Ana Pastor, en este desaguisado (y otros muy poco próximos a los podemoides, como Intereconomía TV -otro tostón pero del otro lado-), no vamos a hablar hoy, pero a ver si así ven lo que han estado “jaleando”.

Encima la cuenta citada con un chiste de “humor negro” en este caso es un fake…

Desde las filas de Podemos, la “mejor” defensa del concejal ha sido que los del PP habían dicho tal y cuál, olvidándose que estamos ante personas que dijeron a los cuatro vientos que eran “el cambio“. Pues, ¿qué cambio van a ser si se comportan como los que ellos mismos vilipendian?

La realidad, sin embargo, es que ya habían dado más muestras de que eran partidarios de un “humor negro” que siempre incluye quemar algo, especialmente si hay personas dentro de los que no piensan igual. Por supuesto, si se protesta, es que no se tiene “sentido del humor“. Esto es, no se diferencian nada de los partidos “tradicionales“, salvo en el recurso violento y/o de odio al contrario, así que debemos empezar a pensar que no han venido a “expulsar” a la casta, si no a cogerles el sitio.

En segundo lugar, está la que podría sustituir a “Guille“, en caso de que renunciase a su acta de concejal (algo que no se ve muy probable, imitando a la casta a la que tanto dicen odiar). A la falta de arreglo personal, que parece un requisito para entrar en Podemos, se une una estulticia y un cariño especial por lo soez que más parece que se ha ido de botellón que alguien serio a quien se puede confiar un gobierno municipal. Me refiero sin duda al semoviente que sale a la izquierda, que se declara lesbiana (no ha dicho por qué usa un colgante tan masculino) y que responde al nombre de Alba López Mendiola (no voy a hacer chistes malos con su apellido…). Se define también como “camionera, marxista-leninista, feminazi y master en quejarse“, aunque se le olvida decir que no sabe lo que es un pañuelo por su afición a “sorberse” los mocos y que no sabe hablar, algo que a los 23 años, ya debería haber aprendido, sobre todo, si podía ser nombrada Concejal de Cultura. Para muestra este vídeo:

A mí, como todo el mundo puede entender, lo que esta señora haga en su tiempo libre me importa un bledo. No es mi problema, pero sí me importa que alguien que se ríe del mal ajeno, respecto de personas que no conoce y que no la han hecho nada, pero que representan el “mal ideológicamente hablando“, se dedique a la política. Como en el caso anterior, carece de la sensibilidad adecuada para entender a nadie que no sea de su misma ideología y eso no es precisamente lo mejor cuando alguien decide dedicarse al servicio público. Todo lo contrario: precisamente lo que se espera de un representante público es que las desgracias ajenas le interpelen, cualquiera que sea el individuo que las sufra, para que busque la mejor solución a los problemas de los ciudadanos, no que se erija él en un nuevo problema, pagado encima por todos.

Ahora bien, este tipo de comportamiento no tiene nada de inocente, no sólo en cuanto a lo que dicen, si no a las razones de por qué se comportan así. Rezuman odio por todas partes y un revanchismo impropio de personas que no han cumplido aún los cuarenta años. Han vivido en un país en el que, digan lo que digan, han podido pensar lo que han querido, hacer lo que considerasen oportuno y sin más problemas que otros jóvenes de su edad. Sí, la situación económica es mala, pero ¿justifica que se quiera ajusticiar a Gallardón en la plaza pública, como hizo otro ínclito nombrado también concejal en Madrid, Pablo Soto?

Algo que las víctimas de la ETA jamás se les ocurrió decir, a pesar de haber sido vilipendiadas una y otra vez, olvidadas y a quienes encima se les negó una y otra vez la posibilidad de opinar sobre política porque no convenía que removiesen las conciencias de aquellos que, precisamente por no haber sido afectados por la barbarie terrorista, no la sentían como propia. Ya se sabe, “algo habrán hecho“.

Precisamente por eso, en medio de toda esta panoplia de seres acomplejados, llenos de odio y de inquina hacia quienes no son ellos o de su cuerda, faltos absolutamente de autocrítica y tan pagados de sí mismos, brilla con luz propia Irene Villa. No sólo se tomó con mucho humor las referencias a sí mismas de “Guille” aka no conozco el jabón “Zapata“, si no que contribuyó al humor negro sobre sí misma. Eso la hace explosiva sin duda, pero en el mejor sentido de la palabra. Además, hace aún más inmensa la brecha entre los partidarios de un humor “negro” soez y de mal gusto, y alguien que, a pesar de sufrir una desgracia horrenda como víctima de ETA, es feliz porque ha tenido éxito a la hora de encontrar la vida que siempre buscó, sin ver todo lo malo que le ha pasado si no las posibilidades que tenía para mejorar.

Termino citando a Monedero, tan pagado de sí mismo que está, que es de la clase de personas que parece decir “consejos vendo que para mí no tengo“, porque, por supuesto, los tuits son inofensivos y los “que votan al PP son muchísimo peores (casi demonios con cuernos y cola) que los del PSOE“. Hace que sea necesario pensar en este párrafo escrito por Jardiel Poncela, hace pronto 100 años: