Las personas que aceptamos que la evolución personal es algo tan natural como la vida y la muerte, no solemos obcecarnos en insistir sobre lo que consideramos una verdad como un templo, ya que los años nos han adoctrinado para mostrarnos cautos con las ideas, pues éstas pueden cambiar con el paso natural de los años.
Sin embargo, pocas afirmaciones de mi humilde persona siguen siendo tan válidas como aquella que insiste en que la música sí que es magia, y no lo que hace nuestro amigo Harry Potter meneando su varita al abrigo de juramentos impronunciables. Otra de las afirmaciones que no creo que cambien sin duda, sería la de reconocer que el humor es el único oxígeno respirable, y que aquellos que hacen buen uso de él se muestran como personas mucho más inteligentes y felices que la mayoría de mortales.
La famosa canción del verano, al menos en nuestro país, siempre ha gozado de altas dosis de sentido del humor, y para la historia quedan temas como las famosas “Gordas” de Gurruchaga y La Orquesta Mondragón que “ellos” tanto preferían, o aquella toalla de Puturrú de Fua que nunca podías olvidar cuando fueras a la playa. Siempre han existido en este país artistas que se han dedicado al humor ayudados con la música, desde el “Gigi el amoroso” de Andrés Pajares y “La Ramona” de Fernando Esteso, a las desternillantes canciones de La Trinca o Académica Palanca.
En grupos como los mencionados encontramos letras ácidas, irónicas, a veces tronchantes, pero siempre hay un espacio dedicado al surrealismo, a una buena melodía, a un video musical de calidad relevante o una ejecución musical que cuanto menos no desentona. El verano es un buen momento para refrescarse con algunas de estas propuestas y adentrarnos en una diversión sana, divertida, alejada del chiste fácil y que además nos haga reflexionar. No se me ocurre mejor idea para combatir los calurosos rigores del verano.
Publicado en LaCarne Magazine en Agosto de 2015