Hundirse en la abundancia

Por Gabrielschwartz

Hace unas semanas reflejaba en un post, La paradoja del restaurant vacío , como la falta de actividad provoca errores sencillos que, cuando estamos exigidos, no cometemos. Como corolario del artículo apuntaba que, en épocas de crisis lograr que las personas dediquen su tiempo a tareas valiosas - que quizás no sean rentables en el corto plazo - , trae importantes beneficios en cuanto a sostener un nivel de actividad además de motivar a quienes las realizan.


Cuando el restaurant trabaja a pleno...
En estos tiempos de retracción del consumo, aumento del desempleo y control de gastos las estrategias de ahorro, en las empresas, están a la orden del día: no hay bonus, los salarios están congelados - cuando no aparece alguna iniciativa para reducirlos -, menos viajes - no más en "bussines", desde ya !-, cuidar el papel, no imprimir de más y otras tantas propuestas semejantes.
Los más detallistas descubren, en ese sentido, que el control promueve el cuidado. Ya no vemos armarios llenos de resmas o lapiceras, ya que cuando los empleados ven que "hay mucho" no ponen freno al consumo. Y creo que es una medida acertada ya que, si somos honestos con nosotros mismos reconoceremos que, por ejemplo, comemos más chocolate que el habitual si hemos comprado y guardado una gran caja de Toblerone, en la mesita de luz, al alcance de la mano. Los mismo sucede si prueban con una gaseosa, con el vino y hasta con el bidón de agua purificada: será diferente nuestro consumo si sabemos que recién, la próxima semana compraremos una nueva botella, que si tenemos una gran reserva.
Ni hablar de nuestro "consumo" del medio ambiente...
Resulta entonces que, cuando el restaurant trabaja a pleno, no se controlan los gastos !
Para darle una mirada psicológica (como dice mi mujer "vos sos psicólogo y comprendés todo, en vez de poner límites") este aspecto "poco racional", se explica por nuestra esencia como seres humanos. Seguimos, en parte, siendo niños: si tenemos una bolsa de caramelos, nos la comemos toda. Aunque sepamos que luego viene el dolor de estómago.Tendemos a movernos por placeres inmediatos y debemos saberlo.
La clave está en econtrar el equilibrio para conseguir los objetivos de largo plazo y darnos un pequeño o gran gusto regularmente.

Todo un desafío individual y colectivo para no hundirnos en la abundancia.