Construida a finales de los 70 con tecnología soviética, y ampliada en los 80, posee 4 reactores nucleares de producen 2000 MW eléctricos (500 MW cada uno). Actualmente la central está en manos del Estado.
Hace poco más de dos meses, el primer ministro húngaro Viktor Orbán anunció por sorpresa un acuerdo con Rusia (concretamente con la empresa Rosatom, de propiedad estatal), para ampliar la central con dos reactores más, de 1000 MW cada uno. Rusia no solo construirá la ampliación, sino que además dará un préstamo de 10.000 millones de euros a Hungría para su financiación (que cubre el 80% de la factura, el restante 20% lo tendrá que poner Hungría). La mayoría absoluta que posee Fidesz en el parlamento húngaro permitió la ausencia de cualquier debate previo.
La noticia rápidamente recorrió el mundo, y enseguida algunos medios acusaron a Hungría y a Orbán de derivar hacia Rusia y dar la espalda a la UE. Realmente a Hungría no le hace mucha gracia negociar con Putin, pero tampoco había muchas más opciones. En un país eminentemente llano y sin combustibles fósiles, los recursos energéticos son limitados. Hace ya años se intentó construir una presa en el Danubio, la presa de Bős-Nagymaros, junto a Eslovaquia, y la cosa salió bastante mal.
Lo cierto es que, mientras otras empresas extranjeras ponían demasiadas pegas, Rusia ofrecía Cash flow contante y sonante, y sin demasiadas exigencias ni inmiscuirse en asuntos internos (como sí hacen la UE o el FMI). Pero claro, al estar Putin y Orbán de por medio, atrajo rápidamente la atención de la prensa internacional. Si bien es cierto que las condiciones del acuerdo no están muy claras, no parece que la cosa sea mucho más que un gran negocio para los dos países, y no como parte de la oposición o algunos medios intentaban hacer creer, significa la futura entrada a la Unión Aduanaera Euroasiática, ni la salida de la UE, ni tan siquiera un paso previo para entrar a la Federación Rusa.
Si bien parece, debates de energía nuclear aparte, que el acuerdo era necesario y beneficioso, y que pueda hacer más o menos gracia que se haya hecho con Rusia, lo que más críticas ha generado, y con toda la razón, ha sido el secretismo que ha rodeado todo, y que el gobierno de Orbán no haya consultado ni explicado los detalles de un acuerdo con tanto dinero e importancia de por medio, más teniendo en cuenta el pequeño tamaño de Hungría y el mal momento económico que atraviesa. La poca información que se tiene del contrato ha sido a través de empresas rusas y papeles en cirílico.Hungría, como dije, recibirá un préstamo de 10.000 millones de euros, con un interés de entre un 4 y un 5% (entre 400 y 500 millones de euros), a comenzar su devolución una vez los nuevos reactores hayan entrado en funcionamiento, allá por 2025. Se espera terminar de pagar en el año 2046.Durante la votación, los parlamentarios del LMP, el partido ecologista, irrumpieron con megáfonos y pancartas, y criticaron duramente al actual gobierno, que no tuvo ningún problema en aprobar el acuerdo con sus dos tercios del total de los escaños. El partido de extrema derecha Jobbik, tradicionalmente antieuropeo y antirruso, también apoyó públicamente el acuerdo. La izquierda (tradicionalmente prorrusa), sin embargo, lo criticó duramente.
A primeros de Abril se terminaron de negociar los pequeños detalles del préstamo de 10.000 millones, que tendrá que ser devuelto en euros. En teoría para esas fechas ya deberían de circular los euros de forma oficial por Hungría, pero tal y como está la cosa, nunca se sabe. En cualquier caso, también se espera que el forinto comience a remontar junto a la economía del país, cosa que a día de hoy no está muy clara tampoco.