Hungría y sus vecinos

Por Desde Hungría
Debido a su posición centroeuropea y a su compleja historia, Hungría cuenta con unas peculiares relaciones con los países que la rodean. Sin ir más lejos, pese a ser un país de poco más de 90.000 kilómetros cuadrados, Hungría posee fronteras con 7 países muy variopintos: Austria, Eslovaquia, Ucrania, Rumanía, Serbia, Croacia y Eslovenia. De ellos, dos (Ucrania y Serbia) no son miembros de la UE, y otros dos (Rumanía y Croacia) no pertenecen al espacio Schengen pese a formar parte de la UE. Por último Austria, Eslovaquia y Eslovenia son miembros de la UE, del espacio Schengen y de la eurozona. Pero esto, que ya suena complejo, solo es la punta del iceberg.

Pese a pertenecer a la UE y haber firmado el acuerdo de Schengen, en general las relaciones diplomáticas y cotidianas con los países vecinos no son tan buenas como estos acuerdos burocráticos pretenden aparentar. Todo esto tiene su origen fundamental en dos hechos históricos: 
Primero, que durante la época del Imperio Austrohúngaro (desde la segunda mitad del siglo XIX hasta 1919), el reino de Hungría regía una parte importante del territorio actual de cada uno de los países contiguos, donde ejerció un fuerte proceso de magiarización entre la población no húngara de dichos territorios, imponiendo su lengua y cultura y marginando a quienes no la adoptasen, así como apartándolos de la escena política.
Segundo, que tras ser Hungría uno de los perdedores de la primera guerra mundial, mediante el Tratado de Trianon estos territorios dejaron de pertenecer a Hungría, pasando a formar parte de cada uno de los países contiguos, y estos comenzaron un proceso de inverso, una "desmagiarización", imponiendo cada uno de ellos su idioma, cultura... a todos los húngaros que los habitaban, que quedaron repentinamente fuera de Hungría repartidos en varios países (y así llevan casi un siglo).
Disolución del Imperio Austrohúngaro, debido a las sanciones tras la primera guerra mundial. El Reino de Hungría antes de la guerra, en 1914, está en color rosa claro, y se vio reducido en 2/3 tras la guerra, los territorios pasaron a formar parte de los estados contiguos. También Austria sufrió grandes pérdidas territoriales (en color marrón extensión de Austria en 1914). Ambos están superpuestos en la imagen sobre el actual mapa de Europa.
Además, en las dos guerras mundiales tuvieron lugar invasiones, combates y matanzas entre todas las etnias que habitaban estos complejos territorios, con lo que los odios internos se acentuaron en gran medida.
Durante la etapa soviética, la fuerte centralización de Moscú reprimió en gran medida los nacionalismos (también los internos), sin embargo con la caída de la URSS, cada país pasó a ser totalmente soberano, con lo que las minorías húngaras que los habitaban se temieron de nuevo lo peor. Sin embargo Hungría firmó rápidamente acuerdos con sus vecinos para que estos respetaran a dichas minorías, además eran tiempos de confraternidad y empatía entre los países que había logrado por fin independizarse totalmente de la influencia soviética.
Pero tras este fugaz período, de nuevo los nacionalismos se acentuaron, sobre todo debido a las penurias económicas de la dura transición de una economía planificada orientada a la URSS a una economía liberalizada orientada a la Unión Europea y Occidente. Los políticos poco tardaron en hacer resurgir viejos odios y batallas para hablar de otra cosa que no fuera la debilidad económica, la corrupción, el paro... Algo que, por cierto, siguen haciendo hoy en día.
Cartel de entrada a Hungría en la actualidad (República Húngara = Magyar Köztársaság).
ESLOVAQUIA
La historia de ambos países está muy ligada, y normalmente eso no es nada bueno. En el caso de Hungría y Eslovaquia, conviene recordar que la capital de esta última, que posee un nombre bastante moderno, Bratislava (rescatado en el pasado siglo de unos viejos documentos sobre su famoso castillo), se llamó Pressburg (en alemán y nombre oficial) o Pozsony (en húngaro) durante la mayor parte del anterior milenio. De hecho fue la capital del Reino de Hungría durante la ocupación otomana de Buda y de gran parte de la nación magiar.
No solo eso, todo el sur de la actual Eslovaquia perteneció al reino de Hungría hasta 1919, y allí se asentó una parte importante de población de etnia húngara, (que eran minoría allí y que vivió bastante bien hasta que tras Trianon se encontró en un nuevo y extraño país). Como hemos dicho Hungría marginó a los eslovacos de estos territorios durante su reinado. Tras la primera guerra mundial hubo muchos intercambios forzosos de ciudadanos húngaros por eslovacos, historias terribles de gente que tuvo que dejarlo todo de la noche a la mañana y fue transportada a una nueva región. Hoy en día los húngaros forman el 10% de la población total de Eslovaquia, siendo alrededor de 500.000.
Uno de los conflictos más recientes fue en 2010, cuando el recién llegado partido político Fidesz a la presidencia húngara, aprobó una ley para otorgar la nacionalidad húngara a todos aquellos ciudadanos eslovacos con antepasados húngaros y que hablasen la lengua húngara, pese a no haber vivido nunca en el actual territorio de la Hungría post-Trianon. Eslovaquia lo consideró todo un ataque a su soberanía y montó en cólera, amenazando con retirar el pasaporte eslovaco a todo aquel que se solicitase la nacionalidad húngara. Tras tensos debates y cruces de declaraciones, finalmente se moderaron las condiciones para solicitar la ciudadanía húngara en este caso, debido en gran parte a la fuerte presión de la UE. Esto solo es una muestra de la gran rivalidad entre ambos países.
Tampoco hay que olvidar que Eslovaquia es un estado joven, y el fuerte patriotismo se ha arraigado mucho para contrarrestar este hecho. El que los húngaros consideren abiertamente que su historia es mucho más rica que la eslovaca tampoco ayuda mucho a estrechar lazos.
Tras la entrada de Eslovaquia a la eurozona, y debido a la debilidad del forinto, son muchos los eslovacos que cruzan la frontera para hacer sus compras o disfrutar su tiempo de ocio en Hungría, ya que les sale más barato. La propia Bratislava está a muy pocos kilómetros de Hungría.
RUMANÍA
La actual Rumanía fue fruto de la adopción de los territorios húngaros hasta 1919, que le permitió casi duplicar su tamaño. Tampoco conviene olvidar que la política de Rumanía en las guerras mundiales fue un tanto ambigua (de hecho inicialmente estaba alineada con Alemania), por lo que quizás tuvo un premio demasiado generoso en cuanto a territorios se refiere. En Transilvania, actualmente en pleno corazón del Estado rumano, aún hoy en día hay varias provincias donde los húngaros son mayoría, y en todo el oeste del país hay importantes núcleos de etnia húngara. De hecho, con 1,5 millones de húngaros, Rumanía es el país con más húngaros del planeta (sin contar obviamente a la propia Hungría). Sin embargo, es uno de los países que más ha respetado los derechos de los húngaros.
En general los húngaros miran a los rumanos por encima del hombro (pocos países no lo hacen), ignorando en gran medida a un país que tiene mucho que ofrecer y con un gran patrimonio y gente envidiable, pese a sufrir una economía catastrófica. Me recuerda, en parte, a como en España se ha mirado históricamente a Portugal, al vecino que las cosas le van un poco peor y que resulta un falso consuelo.
SERBIA
La región de Voivodina, que comprende todo el norte del país balcánico, cuenta también con una importante cantidad de ciudadanos de etnia húngara. El problema añadido es que, además, no pertenece a la UE ni a Schengen, y especialmente en el territorio fronterizo, donde se asentan la mayoría de húngaros, la doble frontera serbo-húngara ha condicionado su modo de vida a un gran nivel. Muchos funcionan con las grandes ciudades del sur de Hungría, como Szeged o Pécs, y cruzar la frontera comprende inspecciones de pasaportes y vehículos que pueden demorarse varias horas. Sin embargo, gozan de bastante autonomía (siempre lo han hecho). Durante las guerras de los Balcanes, pese a ser una zona relativamente tranquila, muchos huyeron a Hungría.
AUSTRIA
Es curioso como dos países con un pasado tan parecido y una relación tan intensa, formando ambos la monarquía dual Austrohúngara, toda una potencia mundial, han tenido dos caminos tan distintos. Austria, pese a perder la guerra y un montón de territorios, ganó las Burgenland, la franja este fronteriza con Hungría, donde había una mayoría de población germana, pero que pertenecía al reino de Hungría durante el Imperio Austrohúngaro.
Austria posee los Alpes, donde muchos húngaros van a esquiar en invierno, además de Viena, su capital, frecuentada por muchos húngaros también. De hecho, en las zonas fronterizas muchos húngaros van diariamente a trabajar a Austria y pueden tener un gran nivel de vida en Hungría, donde los suelos son mucho más bajos. Igualmente muchos austríacos hacen sus compras en las localidades fronterizas húngaras, donde es más barato. También el lago Balaton es un frecuente lugar de veraneo para muchos austríacos por su cercanía y sus precios. En general es una situación parecida a la que había hasta hace poco (y que, en menor medida, sigue habiendo) entre Francia y España (la del país vecino rico y elegante).
La relación de amor-odio histórica entre Austria y Hungría les ha llevado a una guerra mutua, a formar una monarquía dual, a romper el telón de acero por primera vez o a eliminar sus fronteras. Austria, que quedó en el lado occidental bajo el control de Estados Unidos, Francia e Inglaterra, disfruta hoy en día de una gran prosperidad y un alto nivel de vida. Hungría, ocupada por la URSS y que quedó en el margen oriental del telón, vive la difícil transición y el duro intento de hacerse un hueco en el club capitalista que domina el mundo.
CROACIA Y ESLOVENIA
Con minorías muy reducidas de húngaros en sus territorios, los vecinos occidentales no han tenido muchos problemas. Croacia siempre gozó de cierto favoritismo e independencia cuando formaba parte del Reino de Hungría, y la rivalidad histórica está más suavizada en este caso. La clase pudiente húngara suele veranear en Croacia, ya que la costa adriática es la más cercana, y se puede alcanzar conduciendo unas cuatro horas desde Budapest (no muy diferente de la costa levantina desde Madrid, por ejemplo). Los no tan afortunados (la mayoría de los húngaros) veranean en el Lago Balaton o en casita. Otros destinos económicos son las ciudades búlgaras del mar negro, como Burgas o Varna.
UCRANIA
De nuevo la minoría húngara se halla en la zona fronteriza con Hungría, y de nuevo, como en el caso de Serbia, se encuentran a pocos kilómetros pero con complicados controles aduaneros. Hasta ahora, su identidad era bastante respetada, aunque la pobreza de la región ha impulsado a la mayoría de húngaros a moverse a Hungría. Con el auge del nacionalismo ucraniano, poco a poco los húngaros de Ucrania han visto su situación deteriorarse, especialmente tras el reciente golpe de Estado de la extrema derecha en el país. Veremos como acaba la cosa.
POLONIA
Aunque Hungría y Polonia no comparten fronteras, ambos países tienen unas relaciones excelentes. Podría decirse que los polacos son de los pocos "buenos amigos" que los húngaros tienen en Europa. Una frase famosa, tanto en el idioma polaco como en el húngaro es "el polaco y el húngaro son dos buenos amigos, luchan juntos y beben juntos". En húngaro es "Lengyel, magyar két jóbarát, együtt harcol s issza borát", y en polaco "Polak, Weiger, dwa bratanki, i do szali, i do szklanki". Incluso celebran un día anual de la amistad polaco-húngara. Comercialmente y económicamente también están muy ligados.