Hurgando en el cerebro

Publicado el 02 abril 2018 por Daniel Guerrero Bonet

El hombre siempre ha sospechado que en su cabeza se alojaba el control de su cuerpo, que dentro del cráneo se ubicaba el órgano que dirigía todas las funciones y el comportamiento de su ser, a pesar de que en ocasiones creyera que tal labor directriz correspondía al corazón, por ser más evidente su existencia y su estrecha vinculación con la vida. Los egipcios hacían trepanaciones para tratar algunas enfermedades y, cuando fallecía algún faraón, vaciaban la masa encefálica, junto a otras vísceras, para conseguir la conservación momificada del cadáver. Es decir, tenían un conocimiento del cerebro como para extirparlo por consideraciones mágicas. En Occidente se ha pasado de tenerlo como un fluido cuya alteración provocaba enfermedades “nerviosas” a mapearlo en localizaciones cerebrales que determinaban la forma la cabeza, lo que se conocía como frenología craneológica.
Afortunadamente, la ciencia y la investigación médica han avanzado lo suficiente como para tener constancia científica de que el cerebro es el órgano rector del organismo, controlando los aspectos conscientes e inconscientes de nuestro comportamiento. Las sospechas primigenias estaban, pues, fundadas. Aún hoy se sigue hurgando en el cerebro para conocer su funcionamiento y tratar de comprender cómo realiza ese control del cuerpo, en el que interviene eso que hemos dado en llamar “mente”, la facultad que nos permite pensar y elaborar ideas abstractas. Se trata de una historia fascinante en la que interviene la neurología, la neurocirugía, la psicología y la psiquiatría, demasiadas ciencias que intentan descubrir los enigmas y misterios del “segundo órgano más importante del cuerpo”, según el “ranking” de Woody Allen.
Justamente, es de lo que trata un libro ameno, escrito por el profesor Esteban García-Albea, veterano divulgador de la neurología, titulado Su majestad el cerebro, historia, enigmas y misterios de un órgano prodigioso (La Esfera de los Libros, S.L., Madrid, 2017). No es un ensayo para entendidos ni tampoco una novela de entretenimiento, sino una síntesis de divulgación y narrativa (incluye biografías de científicos como Ramón y Cajal, Penfield y otros junto a cuentos breves del autor) con la que consigue atraer la atención de lector sobre la historia, siempre sorprendente y plagada de dogmas, supersticiones y avances científicos, del cerebro, además de enfatizar el lado humano y singular de un órgano que se resiste a desvelar todos sus secretos. Lo dicho, una historia fascinante.