I

Por Natali Yager

decir, hablar, sacarse los mocos atragantados en la garganta, realizar un baile y volcar los ácidos, disolver una piedra de plomo que se le incrustó en una pared del esternón, sacarse un par de yuyos que andan por su cuerpo rompiendo arterias. (un abrazo tibio y cortito pero inmenso como luna cuando está de fiesta) “Si Majo, pero todo va a estar bien… esta es una más de todas las vueltas que nos dará la esfera mientras sube o mientras baja… hasta que nos escupa y entonces veremos desde afuera cómo todo era tan simple, tan nada”. 

Martín imprime fuerza y maneja de alguna forma la retención. No puede largarse a llorar, toma asiento y dos almohadones en el silencio, se acomoda decidido a no formar parte en la gran torre gigante de reproches de los que es consciente- tiene tan atravesados como majo. Siente pena por el sufrimiento de ella, pero sabe bien que le valdrá más el cultivo de los controles de actos voluptuosos, el freno nadie te lo muestra hasta que te chocas con la gran pared esférica -piensa. Martín ansía…ver. Pero esto no es una cámara digital de fotos. Nadie le mostrará en un recuadro dónde es que el color es la pura nitidez.  

Para hallar la nitidez Martín, deberás ceder tus tiempos a la investigación más minuciosa del ser humano en su complejidad toda. (claro que no podemos asegurar ciertas….)

Tal vez me confundo más de la cuenta. 

Nos están ofreciendo una alquimia sin antes darnos explicaciones sobre los componentes de  la  materia prima, ¡Vamos Martín! No sigamos caprichosos, vamos a cometer errores por millones, y aún así no hallaremos nada que nos acerque a nada para lograr constituir una realidad sustentable. Nos estamos metiendo en el barro como hemos hecho siempre, y siempre nos hemos sentido satisfechos cálidamente por breves, casi ilusorios lapsos que después se desmoronan apenas giramos el compás. ¿Cuánto tiempo podríamos permanecer en el ángulo recto? ¿Cuánto tiempo en el ángulo llano…? seríamos puntos del diámetro.

– Deberías captar la esencia sublime que te deja en el paladar, no esperar su permanencia, de la misma manera que un trocito de madera no es un árbol. La brusquedad con que la sutileza puede marcar la captación del alimento cósmico en que estamos disueltos como granos de azúcar en un café que no se dio cuenta, amargo sabe mucho mejor.

No entiendo a qué te referís cuando hablás de realidad sustentable, es como si usaras tu último recurso, como si te prendieras de la rama más fina de un sauce, si pretendieras saltar al mar sin saber nadar… majo, no sé de qué estás queriendo hablar, no dejes que los nervios te superen, no dejes que sea mas fuerte que vos algo que es nada mas que una paranoia nerviosa, un atasco en tu compostura racional, una recaída de tóxico juvenil. 

No todo puede ser alquimia que no se explica.

Martín.                                         Tengo muchas preguntas todavía

tengo muchas dudas, muchas ganas de llorar.

Martín.                                                  Me gusta hablarte.

  Me gustaría escucharte.

  Martín  

(…)

– no puedo responder tu existencialismo porque estoy compartiendo mis pasos con los tuyos. Pero este es un paseo para considerar, Majo… es un paseo, pero me cuesta el buen enfoque de este paisaje. No estoy seguro de que podamos reservarnos un recuerdo.

Adentro de Martín una dureza va cobrando forma, toma conciencia de un color lejano, usado. Un estudio del accionar humano, un análisis de los gestos y movimientos faciales, descripción mental de cada desplazamiento en articulación de los dedos de las manos, giros inesperados y cambios de entonación, brusquedad en rechazos, y aceptaciones inusuales, registro en archivo de memorias visuales de encuentros en una interrelación condimentada a base de contradicción, una retención de recuerdos y transparencias en olores que dan paso a situaciones pasadas que reconoce haber vivido, pero sin embargo no entiende de cuándo podrían ser, va hacia atrás y no halla más que papelitos picados en mil partes, no hay esperanzas por el momento sin nada de explicación. Y sin embargo sabe que todo aquello ocurrió, pero… ¿cuándo?

La pérdida al acecho. Una música del año que no vemos. Este presente que se desarma. Una obra cataclismática en el mejor de los teatros, te lo aseguro…. una obra monumental, la experiencia de la disolución descomponiendo la materia de esta relación individual que se va permitiendo toques pero que entiende que no la resuelven. Es la multiplicación más basica y cuadrada que se podía esperar. La soledad de verse en acción tanto pasiva como activa, y darse cuenta de que son ángulos de un mismo compás. La sodedad disfrazada en ángulos, la representación inútil de una teoría que no se practica, las matemáticas de 5º grado que sólo existen para zafar las pruebas. Entre el grado cero y los ciento ochenta grados se encuentra el precipicio por donde todos deberían dejarse .., se encuentra el remolino que los absorbe desde los jugos de una vértebra que parece disecarse. -Nunca atrapar la línea del centro de la esfera en que estas células van girando, rotando. Micro células golpeando las paredes de una esfera que no marca el diámetro. Nadie afuera logrará entonces, el equilibrio.

Sin embargo el intento de quedarnos con un trocito de madera oscura, uno chiquito… casi nada. Lo que sea. Nuestros intereses van buscando la conexión sin cortocircuitos, sin tanta pausa que no es dejada ser pausa. Un par de preguntas que me tuercen la garganta, y entonces me desvelo a las tres de la madrugada, un par de posibilidades que se me ocurren pero algo me dice que nadie va a brindar apoyo a tal idea. Un despliegue sutil de hambrientos carbones de fuego muy denso. Un nervio se tuerce en mi cuello al divagar por los sonidos, mi mente se olvida de mi origen e intenta encastrarme en cualquier habitación. 

Siento desviar mis 90º

Un pequeño gusano amarillo, ¿dónde te vas con mis palabras, mis pensamientos? Gusano amarillo y sus patitas con pelos, aparece en los días de verano en que no hay nadie con quién. Majo observa cada movimiento de las patitas, abstraída en el peso del cuerpo que mantiene en equilibrio para luego balancearse de uno a otro lado mientras camina. La intriga que genera este pequeño ser viviente. -¿tendrá dudas como nosotros… o será como el tipo de la isla que se levanta cada día sabiendo perfectamente qué es lo que tiene que hacer, sin dudas ni reproches de nadie, aceptando la soledad verde maciza, con su voz clara y tranquila, sin vueltas, sin maniobras impresas del marketing de la ciudad? Sus células se dirigen juntas sincerándose a un fin común, un fin tranquilo y evidente, es suyo y está ahí, no tiene porqué rebuscar en los recuerdos, no tiene necesidad de entender la interrelación de ideas porque no hay un juez que espera. El tipo de la isla aprendió de aquél caballo. El tipo de la isla no tiene mambos.

Sin embargo estamos del otro lado del río