Tao Te Ching, I Ching, juntos
Salieron a la luz toda clase de resultados de innegable importancia, en significativa concordancia con mi propio proceso mental, hasta un extremo que ni yo mismo podía explicarme.
Extracto de Recuerdos, sueños y pensamientos, Carl Gustav Jung
I Ching
Después de leer esta breve referencia de Carl Gustav Jung, me quedé más convencido… el I Ching parecía apuntar en la buena dirección.
Cierto blog vecino en mi red de inspiraciones, susurró un par de veces este nombre a través de sus comentarios en Rojo Transitorio: I Ching. Sólo ver estas palabras escritas, ya me llamaron la atención. Hay palabras que, sin entender muy bien porqué, provocan gritos de nuestro inconsciente a la intuición. Atraen nuestra atención de forma magnética.
Tras buscar una referencia fiable a través de mi blog vecino, no lo dudé y me hice con una copia de I Ching, el libro de las mutaciones de Richard Wilhelm. Según los entendidos, esta obra es la mejor referencia para una profunda comprensión/interpretación de los hexagramas del I Ching.
El procedimiento
Voy a transcribir el método, tal como yo lo he aplicado, a partir de los apuntes que encontré en esta página. Tal como se apunta allí, pedir consejo a un oráculo no es un juego, o sea que se debe consultar de forma solemne.
El método consiste en hacerse con tres monedas, plantear una pregunta, realizar los lanzamientos e interpretar el resultado con la referencia de Richard Wilhelm.
Las tres monedas
Yo elegí tres monedas cualesquiera de mi cartera y decidí asignarles la capacidad de jugar un papel ciertamente importante en mi vida: el de consejeras (que no administradoras) de mi destino. Posteriormente (si no se dispone de las monedas chinas originales) se tiene que asignar un valor a cada cara de la moneda. Yo asigné el siguiente:
yin, escritura, anverso, cara, lado nacional: 2
yang, no escritura, reverso, cruz, lado que indica el valor de la moneda: 3
Les asigné este valor, pero podría haber sido el contrario. Lo importante es que tú se lo asignes. Evidentemente, después no se puede cambiar.
Este valor se utilizará posteriormente para sumar el valor de una tirada. Por ejemplo, si lanzamos las tres monedas (a la vez) y salen dos anversos y un reverso, el valor de la tirada es: 2+2+3=7. Adviértase que el valor mínimo obtenido puede ser 6 y el máximo 9.
La pregunta
Creo que aquí esta la clave en lo referente a la capacidad de vaticinio del método. Las preguntas tienen que ser formuladas en forma de consejo personal: ¿Está bien si hago ésto (o lo otro)? ¿Es correcto si sigo este camino?
Sería imprescindible transcribirla en algún medio (papel…) y adjuntar (si es posible) alguna imagen que nos permita aumentar la capacidad de visualizar la pregunta en cuestión. Después veremos el porqué.
A continuación realizaremos los seis lanzamientos, anotando por orden el resultado de cada uno (es decir, la suma de los valores asignados a cada cara)
El lanzamiento
Mientras realizamos cada uno de los seis lanzamientos debemos sentir la pregunta de una forma viva y presente.
Sentir implica concentrarse en ella, con el pensamiento y con la emoción. Por tal razón, antes he apuntado que (si es posible) se utilice una imagen que permita una profunda evocación de la pregunta. Ya se sabe que una imagen vale más que mil palabras.
La interpretación
Una vez se disponga de los seis valores obtenidos, se puede utilizar el formulario en la página referenciada anteriormente para obtener como resultado uno o dos hexagramas. En el caso de que sólo sea uno, la respuesta es tajante. Si se tratara de dos, el segundo indicará la evolución futura.
Con el identificador del hexagrama resultante, ya podemos dirigirnos al libro de Richard Wilhelm (o a alguna otra página que lo transcriba de forma fiel) e interpretar con sumo interés y cuidado su significado. Los significados son poéticos y metafóricos de forma que es necesaria una lectura atenta e incluso reiterada.
Mi experiencia
Puedo asegurar que mi primera (y hasta ahora única) experiencia con este método me ha dejado, como a Jung, perplejo y atónito. Y cada vez que analizo las circunstancias circundantes y releo el significado de los dos hexagramas resultantes de aquella consulta, no puedo menos que sorprenderme aun más.
Demasiadas casualidades, demasiadas coincidencias, y ya sabéis que yo no creo ni en las casualidades ni en las coincidencias.
El consejo era referente a una cuestión que me persigue desde principios de año. Una de aquellas en la cual el corazón te dicta una cosa y la razón te recrimina por seguir el dictado de los sentimientos.
Los hexagramas resultantes me aconsejaron que es propicia la perseverancia (viento sobre agua) y que no hace falta buscar, que siendo veraz con lo que me dicta el corazón, el camino aparecerá (agua sobre agua). Los hexagramas se alinearon con mi corazón, con el dictado de mis sentimientos.
El agua de lluvia no busca un camino, simplemente lo encuentra. Fluye por él sin realizar ningún esfuerzo, ininterrumpidamente. Y tras un largo recorrido por montañas, lagos y ríos, alcanza su más profundo e íntimo templo. El agua de lluvia soñó, mientras caía, un dulce abrazo con la sal de la vida. El agua de lluvia se imaginó riendo, deviniendo lágrimas del futuro. El agua de lluvia es la semilla de las bellas lágrimas por venir.
El sueño es la pequeña puerta escondida en el más profundo y más íntimo santuario del alma. (Carl Gustav Jung)