En una reciente entrada de Atalanta sobre el último trabajo de Damien Rice con el apropiado título “Delicado Damien”, Abel Atalanta hablaba de los excesos orquestales del irlandés, excesos que en ocasiones podían hacer un flaco favor a unas composiciones que quizá en su “desnudez” (“naked”, se dice ahora) se podrían revelar en toda su bondad y magnitud… Tras dejarle un comentario en el que decía que, efectivamente, quizá era excesivamente delicado para mí y recibir por su parte la advertencia de que pese a todo el disco contenía grandes canciones, me mostré de acuerdo con él… al fin y al cabo a mí me había ocurrido lo mismo con el anterior “O”, que entre tanto exceso contenía gemas del calibre de “The Blower’s Daughter”, cuya imperecedera belleza nada era capaz de ocultar… En fin, con este último trabajo me ocurre otro tanto, la tendencia del “delicado Damien” por ese tipo de excesos me llega a saturar… pero cuando uno se encuentra preciosidades como “The Greatest Bastard” o “I Don’t Want To Change You” se lo puede perdonar todo… Canción: “I Don’t Want To Change You” - Damien Rice (My Favorite Faded Fantasy, 2014)