I DUE FOSCARI es la sexta ópera de Verdi y se enmarca en el periodo que se conoce como “los años de galera”, en el cual, tras el éxito obtenido en sus anteriores obras, se incrementan las demandas de nuevas composiciones para los teatros mas prestigiosos de Italia y trabaja sin descanso para satisfacer estas demandas.La trama es escueta y ya en el primer acto se descubre el destino de los tres protagonistas. Los dos Foscari, Francesco el padre y Dogo de Venecia y Jacopo el hijo que se enfrenta a un destierro por decisión del Consejo de los Diez, tienen asumido su destino y esta resignación hace que sus intervenciones estén llenas de melancolía y la música que las acompaña así lo manifiesta. Lucrezia Contarini, la tercera en este drama, es la esposa de Jacopo y como casi todas las mujeres es la que no se resigna con la situación de su esposo e intentará influir en su suegro, el Dogo, para que actúe en contra de los miembros del Consejo y liberar a Jacopo del destierro. Al final y en vista de que no consigue sus propósitos, solo le queda implorar acompañar con sus hijos en el exilio a su amado esposo. Al denegarle esta súplica, el final es trágico y los dos resignados, padre e hijo mueren y Lucrezia sobrevive dando un ejemplo de vida…”indignación y no resignación”. La música que acompaña la entrada de la noble dama en el primer acto, da idea de que es una mujer con carácter, dispuesta a cambiar su destino y lo demuestra clamando justicia y personificando una escena clásica de belcanto con recitativo, aria y cabaletta de notable dificultad.
En el segundo acto, ni el Dogo ni Jacopo abandonan su resignación y ambos se lamentan de su situación, el primero aceptando la decisión del Consejo que lidera Loredano y que se ve obligado a asumir y el segundo sufriendo alucinaciones ante la imposibilidad de demostrar su inocencia, ambos sin abandonar esa melancolía que preside toda la obra. Hay que destacar el terceto, una muestra del dolor que los tres protagonistas sienten y que la música de Verdi acompaña con gran sobriedad melódica y el magnifico concertante con que concluye esta segunda parte.Llega el tercer acto y Jacopo debe cumplir su condena y marcha al exilio, no sin antes pedirle a su esposa que consuele a su padre y proteja a sus hijos. La melancólica resignación sigue presente en toda la escena y llega el desenlace de la trama. Se confirma su inocencia con la noticia de la confesión del verdadero autor del delito que implicaba no solo una traición sino también un asesinato.La escena final, momento de lucimiento para el barítono que interpreta al sufriente padre, concluye con su muerte. Si la noticia del deceso de Jacopo que le transmite Lucrezia ya es motivo para morir de pena, a esto se añade que el Consejo le destituye de su cargo. La derrota es doble, no solo pierde a su inocente hijo sin haber hecho nada para salvarlo sino que sale derrotado por Loredano y sus enemigos en el Consejo de los Diez. La venganza de Loredano se consume, aunque no quedan claros los motivos para llevarla a cabo.Esta obra en la producción verdiana supone una ruptura con los planteamientos empleados hasta ese momento, menos patriótica y vitalista y más intimista, con una cuidada atmósfera musical que tal vez requiera más de una audición para apreciarla como se merece. Como siempre requiere Verdi y sobre todo en sus primeras obras, las voces protagonistas, tenor lírico, soprano spinto o dramática de agilidad y barítono verdiano, tienen que dar la talla para hacer justicia a esta ópera que peca de ser un tanto plana dramáticamente pero musicalmente interesante.
Algunos de los momentos musicales de la obra para ilustrar este comentario, gracias a la gentileza de YouTube...hay más pero estos son los elegidos.
Acto I. Escena de Jacopo por el gran Pavarotti y sus dos discutidos "falsetones"...
Acto I. Escena de Lucrezia por la excelsa Caballé y difícilmente igualable...
Acto I. Escena de Francesco Foscari y dúo Francesco-Lucrezia con Nucci y Pendachanska...
Acto II. Prisión estatal. Trío de Jacopo-Francesco-Lucrezia con Bergonzi, Bruson y Castro-Alberti...
Acto III. Plaza de San Marco. Dúo Jacopo-Lucrezia con Franco Tagliavini y Katia Ricciarelli...