I due foscari. por y para él

Publicado el 01 abril 2013 por Miguelb

I DUE FOSCARI - Palau de les Arts - 27/01/2013Plácido Domingo-Ivan Magrì-Guanqun Yu-Gianluca BurattoOrquestra de la Comunitat Valenciana. Dirección Omer Meir WellberCor de la Generalitat Valenciana. Director Francesc PeralesDirección de escena Thaddeus Strassberger

Ahora que esta muy cerca la fecha de inicio del carnaval en Venecia, la única escena que hace referencia a este festejo es la menos conseguida en la escenografía de esta producción que gracias a la maestría en el manejo de la iluminación a cargo de Bruno Poet se consiguen impactantes imágenes de gran belleza plástica y una efectiva recreación de ambientes sin grandes cambios escenográficos.
La ambientación general es lúgubre y tenebrosa (el Palacio Ducal brilla por su ausencia), debido a la escenografía de Kevin Knight que solo se rompe con el acertado rojo que la encargada del diseño del vestuario, Mattie Ullrich, emplea en los ropajes de Francesco Foscari y los integrantes del Consejo de los Diez que nos transporta a la Venecia Ducal del Siglo XV. La sensación de abuso de poder, injusticia y traición se plasma en esas escenas de la prisión del Estado, quizás exageradas, pero que dan juego en esta trama y escenografía tan monolítica. Cabría decir que este abuso de poder e injusticia no resultarían anacrónicos en los tiempos actuales.Hay algunas licencias con respecto al libreto, como la cama y los aposentos del Dux en la escena final, una manera de humanizar el personaje e incrementar el juego escénico.
La otra licencia es menos justificable. Lucrezia, en una alegórica escena, ahoga al supuesto hijo de Francesco como si de una Medea veneciana se tratara, en un intento de reflejar el dolor y la culpa del Dux en tan trágico desenlace. La esposa de Jacopo clama justicia no venganza y esto creo que desvirtúa el personaje creado por Verdi.
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El protagonismo de esta obra recae en los dos Foscari, pero el protagonista es "Él", Plácido Domingo, que a sus más de 70 años todavía es capaz de aparecer en escena y captar toda la atención. No es barítono, pero sabe ser Francesco Foscari, adaptando su increíble instrumento vocal, por la edad, a las exigencias del papel, con limitaciones por tesitura y color pero con sabiduría para seducir sobre las tablas.Ivan Magrì no es un lírico pleno como requiere el personaje de Jacopo, por lo que se le notó un poco forzado en algún momento concreto, su voz no sonó especialmente seductora y le faltan matices vocales para conseguir dominar el canto verdiano. Dada su juventud, habrá que darle un margen de confianza y el público supo agradecer su entrega para poder sacar adelante al desdichado hijo del Dux.Prometedor el debut de la joven Guanqun Yu en el papel de Lucrezia, voz de lírica ancha con un timbre muy atractivo y la potencia suficiente para sobresalir en los concertantes e inundar la sala con sus solventes agudos. Le faltan los registros graves que requieren su parte e hizo bien en no forzar el instrumento para no desdibujar un color de voz que es uniforme y puede ser muy sugerente en otros cometidos de menor dificultad. No creo que le falten oportunidades en su incipiente carrera. Fue ovacionada.Muy bien servido el intrigante Loredano en la voz del bajo Gianluca Buratto, un placer escucharle ajustándose a los requerimientos vocales de su personaje.

Cumplieron sobradamente los comprimarios en sus respectivos papeles. Coro y orquesta demostraron una vez más su solvencia, algo a lo que ya nos tienen acostumbrados.Omer Meir Wellber estuvo mas comedido en sus galopadas y supo contenerse con los decibelios sin conseguir esa redondez verdiana pero mejor que en su anterior intervención en Rigoletto. Alguna sugerencia de Plácido Domingo habrá conseguido este resultado que para eso es la estrella y el que respira y canta en el escenario. El concertante final del segundo acto le salió redondo consiguiendo unos de los momentos memorables de la representación.Un espectáculo atractivo y musicalmente sugerente, por y para “Él” que consiguió triunfar de nuevo ante su público…todo un “crack”.