El film que hoy nos ocupa es una muestra más del marcado y personal carácter de Margheriti; rodada en un soberbio blanco y negro y localizada casi en su totalidad en las dependencias de un gran castillo, el realizador nos propone un macabro viaje de una elegancia fílmica y agilidad en su desarrollo verdaderamente digna de elogio, alcanzando momentos o secuencias hermosas y delicadas que no obstante exhalan un aire insano realmente perturbador.El argumento, muy cercano a la maravillosa La Máscara del Demonio de Bava, plantea una historia mil veces utilizada en el cine gótico: la historia de una mujer traicionada, despechada y finalmente asesinada que vuelve de la tumba para cobrar debida venganza. No es original pero no le hace falta, la película plantea en sí misma muchas virtudes que no se destilan de su argumento, más bien explota esa situación intensificando la atmósfera y jugando constantemente con lo ‘real’ y lo ‘irreal’ en un perverso universo cerrado en sí mismo. La película se inicia con la quema de una supuesta bruja en la hoguera, la mujer proclama su inocencia hasta que las primeras llamas lamen su cuerpo, en ese momento una maldición vociferada a pleno pulmón sale de su garganta, dándonos una primera aproximación de la sugestión que pretende conseguir el director, ¿es una bruja o no lo es? esa pregunta queda sin respuesta pero abre la puerta al juego de la ilusión mencionado anteriormente. La inclusión del fuego como elemento purificador no es gratuito (el film finaliza con otro ritual purificador en medio de las llamas), así mismo la poderosa iconografía utilizada durante todo el metraje y las hermosas secuencias oníricas utilizadas para reforzar momentos puntuales de la acción dan fe de la creatividad y la fina labor de orfebrería cinematográfica que estos artesanos realizaban. En las labores actorales hay que mencionar, cómo no, a Barbara Steele que vuelve a realizar otro de esos papeles (magnéticos / carismáticos) que la elevaron a los altares de las primeras damas del terror gótico; su papel como Helen Karnstein evoca sin ambages la dualidad de la mujer como ‘femme fatale’ al uso. Excitante y carnal en un principio, estos atributos, sin embargo, la condenan a ser asesinada para posteriormente re-encarnarse en busca de venganza y redención, un alma en pena que como en su vida ‘real’ utilizará sus encantos para crear un laberíntico entramado donde el hombre (en un principio, la amenaza) se convierte en un pequeño e insignificante ser manipulable y condenado de antemano. Acompañando a la actriz tenemos a una encantadora y bastante misteriosa Halina Zalewska que interpreta Elizabeth Karnstein, a George Ardisson quizás lo peor del film (por su interpretación teatral y sobreactuada) y a los inconmensurables Giulanio Raffaelli y Nello Pazzafini impresionantes en sus respectivos (pero casi testimoniales) papeles.Es justo mencionar que la película tiene lagunas en su continuidad y los diálogos presentan una tendencia a la reiteración a veces tediosa y anti-climática, pero por lo menos para mí estos defectos son sólo un grano en una inmensa playa de aciertos. I Lunghi capelli della morte es una nada desdeñable muestra del gótico italiano, donde aparte de los elementos comunes en ese género, encontramos grandes hallazgos visuales y estilísticos que harán las delicias de cualquier aficionado al género.
Podéis ver el tráiler en nuestro canal de youtube siguiendo el link:
https://youtu.be/3lUV-TMeJ1I Bueno amigos/as de El Terror Tiene Forma, por hoy ya está bien, saludos!!!.
Año: 1964 / Director: Antonio Margheriti / Productor: Felice Testa Gay / Guión: Antonio Margheriti, Ernesto Gastaldi, Tonino Valerii / Fotografía: Riccardo Pallottini / Música: Carlo Rustichelli / Dirección Artística: Giorgio Giovannini / Maquillaje: Florence Clark, Edmund Stroll / País: Italia / Duración: 100m. / Formato: 35mm / Proporción: 1.85: 1 / B/N
Ficha Artística
Barbara Steele, George Ardisson, Halina Zalewska, Umberto Raho, Laura Nucci, Giulianio Raffaelli, Nello Pazzafini, Jeffrey Darcey