No todo el mundo puede entrar en I’m Pretty. Para empezar, porque es el primer club de belleza exclusivamente femenino de España. Chicos, NO, se siente. No es un salón de peluquería ni una escuela de maquillaje. Es ese escondite en el que ponerse guapa es un placer, no una obligación ni una tortura. Porque, ya que te quitan las durezas o te tienes que hacer las mechas, ¿por qué no dedicarte ese momento exclusivamente a tí? Y digo, exclusivamente, porque en I’m Pretty prácticamente atienden de una en una. Y así, la escapada a la peluquería se convierte en TU momento personal.
A mi, las peluqueras me amedrentan. Me cuesta decirles que no y luego, me arrepiento al ver el resultado. ¿Quién no ha salido llorando de la peluquería alguna vez? O más estresada que relajada, por el ratazo que tienes que esperar (incluso aunque vayas con cita), las chicas yendo y viniendo (la que te lava, la que te seca, la que te tiñe, la que corta), los secadores, las conversaciones a voces, la luz esa de fluorescente que te deja cegata… A Rocío de la Cueva le pasaba igual. Añoraba un sitio en el que le trataran bien, con tranquilidad y esmero y que, además, se preocuparan de que el resultado final fuera exactamente el mejor para la clienta. La diferencia es que yo me resigno y Rocío se lo tomó como una vocación personal. Dejó el mundo financiero en el que trabajaba, se formó a fondo (es asesora de imagen, visajista, maquilladora profesional y estilista de cabello) y montó I’m Pretty.
El precioso piso de la calle Jorge Juan que alberga I’m Pretty está lleno de luz. Las estancias se reparten para cada utilidad: hay una sala grande para los cursos de automaquillaje, una sala con un sillón enorme para la manicura y pedicura (sólo una clienta cada vez. ¿O acaso no te da cosica estar viendo como le hurgan los pies a la de al lado?), la sala de peluquería (con dos lavabos sólo), la cabina de masaje y la sala VIP, orientada a novias y gente que requiere mucha intimidad. Al fondo, una gran sala de estar para las clientas, que se puede alquilar para eventos, reuniones o brunch.
Todas las estancias están decoradas por Rocío, que es una apasionada de la historia y la decoración, con un aire a club inglés de fumadores del siglo XVIII actualizado al siglo XXI. Como en casa, como en nuestro club privado, esa sensación acogedora e íntima es la que quieren transmitir. En cada sala, un precioso mural de una chica con cuernos de ciervo transmite, de forma muy sutil, que “las mujeres tienen armas para luchar sus propias batallas, no necesitan de un macho que las pelee por ellas”, me explica Rocío.
Si bien ofrece todos los servicios de belleza al uso (menos depilación, que a I’m Pretty no se va a sufrir), lo más demandado por las clientas de Rocío son los cambios de look. Ella asesora de manera global, con estudios del color, hábitos de la persona, necesidades personales y laborales, etc… el corte, tinte, maquillaje, vestuario, joyas que le van mejor a esa chica. Además, realizan cursos de automaquillaje y autopeinado para que “las mujeres se den cuenta de que con cuatro toques, cambia un rostro”, dice Rocío. La creadora de I’m Pretty está convencida de que cuidar el aspecto personal, “nos da seguridad, cambia nuestro estado de ánimo en un momento” y si queremos, cualquiera puede. Yo ahora lo se, ponerse en sus manos es un placer y un éxito asegurado. I’m Pretty and I know it.
¿A vosotras os gusta arreglaros? ¿Qué os parecen las peluquerías tradicionales?
Los datos: I’m Pretty. Calle Jorge Juan 20, 2ª Planta. 608 709 939 / 915 77 60 75. info@im-pretty.com. Puedes encontrar más datos sobre el centro o la carta de precios en la web.