I vespri siciliani

Publicado el 07 febrero 2017 por Universo De A @UniversodeA

La vida entera es una tragedia… ¡pero qué importa mientras la música sea de Verdi!

Sinopsis y ficha técnica

Ópera en versión de concierto.

Director musical: James Conlon.

Reparto

Guido di Monforte: Franco Vassallo.

El señor de Bethune: Francisco Tojar.

Arrigo: Piero Pretti.

Giovanni di Procida: Ferruccio Furlanetto.

La duquesa Elena: Julianna Di Giacomo.

Danieli: Antonio Lozano.

Roberto: Fernando Radó.

Y Francis Tójar, Luis Cansino, Adriana di Paola, Alejandro González y Eduardo Santamaría.

Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real (Coro Intermezzo / Orquesta Sinfónica de Madrid) y Coro de la Comunidad de Madrid.

La función del día 17 podrá escucharse en directo a través de Radio Clásica, de Radio Nacional de España.

Situada entre La traviata y la primera versión de Simon Boccanegra, Verdi se enfrenta con este título a un nuevo reto que supone un primer paso hacia las grandes composiciones con temas históricos como será, más tarde, Don Carlos. Todo ello sin olvidar que, con este encargo de la Opéra de Paris, el compositor trataba de aunar la personalidad del melodrama italiano con el formato de la grand opéra francesa.

Estructurada en cinco actos, algo que no era muy del agrado de Verdi, como tampoco lo era la inclusión del ballet, contiene sin embargo dos de sus temas favoritos, la relación paterno filial y los sentimientos patrióticos inmersos en el conflicto político. Construye el autor, con todos estos elementos, una ópera que contiene numerosos ejemplos de la fuerza musical dramática de sus años de madurez.

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Comentario previo

Una vez más, llega una crítica con tanto retraso que es de una temporada pasada; aunque me justificaré diciendo que en este caso, reconozco que he retrasado intencionadamente la publicación, pues dado que sólo hubo funciones tres días, luego ya daba igual cuando se publicase, y yo fui muy tarde para que nadie se pudiese beneficiar de ello.

Explico el subtítulo que elegí: a veces lo pasamos tan mal en la vida… y en las óperas de Verdi se sufre tanto, ¡pero yo creo que sería mucho más feliz si sufriese de esa manera!, ¡qué maravilla, qué música, qué desahogo!, a veces uno desearía que la vida fuese una ópera….

En todo caso, siempre quedará como testigo del interés de esta ópera, especialmente en este caso, en el que el tema de la producción cuenta menos por ser en concierto.

Hablando de ello, llama la atención la desaparición de esta modalidad en la temporada 2014-2015 del Real, todas son escenificadas, ni una sola en concierto, ¿por qué será?; y no parece que se nos haya beneficiado o perjudicado mucho, pues de un modo u otro no parece haber menos óperas… quizás sea una preferencia del nuevo director artístico Matabosch.

Dicen que las óperas en concierto surgieron en la era Mortier debido a la falta de presupuesto, y la verdad, nos daba la oportunidad de escuchar grandes títulos y grandes cantantes… no sé si acabaremos por echarlas de menos.

En cualquier caso, teniendo en cuenta los montajes que llegamos a tener que aguantar en este teatro, hay que reconocer que, las óperas en concierto, aún siendo siempre algo incompleto, a veces provocan un suspiro de alivio, pues no tienes una dirección de escena que te destroce la ópera de la manera más abyecta y miserable; y te da la oportunidad de imaginarla (aunque no siempre resulta fácil, y en este caso menos, que hay mucha acción), además de que, como no demasiados cantantes líricos se dignan a interpretar sus papeles, la cosa tampoco cambia demasiado (de hecho, la gracia y la gran ironía está en que a veces se ven mejores interpretaciones en la versión en concierto que en la escenificada); y la verdad, siendo francos, de tener que elegir entre un mal montaje o una ópera en concierto, prefiero lo último.

Crítica

Verdi es, y siempre será, uno de mis compositores favoritos, y es que es algo realmente maravilloso la capacidad que tiene para conmover y emocionar, el poder de su música es algo completamente inmenso.

La mejor prueba quizás está precisamente en los libretos que él tenía buen cuidado de elegir, no porque sean desmesuradamente buenos, que no suelen estar mal, sino porque, siendo como son historias extremada y desmesuradamente trágicas, que bien fácilmente en otras manos podrían caer en la comedia (y es que hay una línea muy fina entre tragedia y comedia, un género sumamente complicado, siempre estás en peligro de o no llegar o pasarte), él consigue que, aunque en algún momento se nos pase por la cabeza el pensamiento de “sí, bueno, ¿y qué más?” o incluso algo nos haga una leve gracia, rápidamente acudirá su música para borrarnos ese leve instante de comicidad y recordarnos lo tremendamente dramático que es lo que estamos viendo, y siempre de la manera más sublime.

Así, el libreto trata un tema histórico, de una forma totalmente libre, y contiene la habitual historia llena de dramatismo y coincidencias desafortunadas que necesariamente desembocan en tragedia; y que sin embargo, es extremadamente emocionante y estás todo el tiempo pendiente, pues, aunque un tanto exagerado, resulta interesante.

Pero la música, la música es de lejos lo mejor, esas bellas voces que se elevan, esos coros imponentes reflejando la grandilocuencia del acontecimiento histórico que anuncia la rebelión… el mejor Verdi se escucha aquí momento tras momento, está en todo, en las arias, los coros, y sobre todo, en esos grandes momentos colectivos en los que todos los personajes llevan sus pasiones y emociones al máximo y explotan a la vez en un sinfín de brillantes fuegos artificiales.

Y es que “I vespri siciliani” lo tiene todo para ser un gran título de la ópera (y debe ser espectacular representado correctamente): temática grandilocuente, sentido del dramatismo, música espectacular… etc.

En el caso de esta producción tuvimos una gran suerte, todos los cantantes estuvieron absolutamente esplendidos, y la habitual orquesta y coro del Real dieron lo mejor de sí, concluyendo una noche absolutamente fabulosa.

En definitiva, esta ópera, sin ser una de las más conocidas de la historia, ni del compositor, me parece magnífica y un imprescindible para todo aquel amante del género y quien lo quiera ser, pues seguro que quedará impactado por su fuerza arrolladora y fascinante.