Veíamos hace unos días que la ópera Las vísperas sicilianas estaba basada en unos acontecimientos reales que tuvieron lugar a finales del siglo XIII.
Sicilia ha sido tradicionalmente un lugar políticamente inestable, tras la caída del Imperio romano sufrió la invasión de los pueblos germánicos, pasando después a formar parte del Imperio bizantino, también padeció una invasión árabe hasta que fue conquistada por los normandos en el siglo XI. A finales del siglo XII, gracias al matrimonio de Entique VI del Sacro Imperio Romano Germánico, hijo de Federico Barbarroja, con Constanza I, hija del normando Roger II de Sicilia, el Reino de Sicilia pasa a los Hohenstaufen, aunque no de forma pacífica. Constanza daría a luz al futuro emperador Federico II de Hohenstaufen, que sería Rey de Sicilia entre los años 1198 y 1250 . El papado nunca vio con buenos ojos la unión de Alemania y de Sicilia puesto que los Estados Pontificios se sentían encorsetados entre ambos reinos, además en sus pretensiones de crear un estado teocrático gobernado por el Papa, defendidas por los güelfos, siempre se encontró con la oposición de los Hohenstaufen (gibelinos). Por lo tanto, el Papa Inocencio IV pretendía estar por encima de gobernantes y reyes mientras que Federico II deseaba tener poder e influencia en las decisiones eclesiásticas, la relación entre ambos no era muy buena, se enfrentaron en varias ocasiones y Federico sufrió más de una excomunión, inlcusó los güelfos hablaron de él como el Anticristo.
Muerto Federico, le sucedió su hijo Conrado I de Sicilia, quien también fue excomulgado y gobernó hasta 1254, a éste le sucedió Conrado II (Conradino) con solo dos años de edad, por lo que hubo que nombrar regentes. En Sicilia el encargado de la regencia fue Mandredo, su tío, hijo de Federico II, quien terminó usurpando el trono de Conradino y fue coronado rey de Sicilia como Manfredo I en 1258 .
El papado, en sus pretensiones de acabar con el predominio de los Hohenstaufen en el reino de Sicilia, se alió con Carlos de Anjou, hermano Luis IX, rey de Francia. Carlos conquistó el trono de Sicilia, enfrentándose a Manfredo I de Sicilia, primero, y a Conradino después, quién, muerto Manfredo en una batalla, quiso recuperar el trono. Conradino no tuvo suerte, fue decapitado en Nápoles por los partidarios de Carlos de Anjou.
Carlos de Anjou fue rey de Sicilia entre 1266 y 1282/1285, se encargó de elimar a todos los Hohenstaufen que quedaban vivos, así que cegó a los tres hijos de Manfredo I, pero se le quedó un fleco suelto: quedó viva una hija de Manfredo I llamada Costanza, a quien Conradino había cedido, antes de morir, los derechos al trono.
Costanza contrajo matrimonio con un hijo de Jaime I de Aragón, el infante Pedro de Aragón, que había nacido en Valencia y pasaría a ser conocido como Pedro III el Grande, quien sería rey de Sicilia entre 1282 y 1285. ¿Cómo llegó Pere el Gran a ser rey de Sicilia?
Estos sucesos, conocidos como "las vísperas sicilianas" son los que motivaron el libreto escrito por Eugène Scrive para la ópera que Verdi tenía que estrenar para la Gran Exposición de París en 1855. Pero ya sabemos, lo contábamos hace unos días en este blog, que en realidad Les vêpres siciliannes son una adaptación de un libreto anterior al que Donizetti no pudo terminar de poner música, Le duque d'Alba, basada en una revuelta contra los españoles acaecida en Flandes en el siglo XVI. Época y lugar volverán a cambiar cuando la ópera llegue a Italia, cambándose la acción al Portugal del siglo XVII.
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Si el otro día os dejaba un vídeo de la ópera completa en una grabación de La Scala dirigida por Muti hoy os dejo otra grabación realizada en Turín en 2011 que tiene la particularidad de que se trata de la misma producción que veremos en Les Arts, la de Davide Livermore, con himno de Italia incluido en el caso de Turín y antes del comienzo del a ópera, pues formaba parte de las celebraciones por el 150 aniversario de la unificación italiana. La dirección escéncia fue polémica en su momento no tanto por tratarse de una traslación temporal como por el hecho de enfrentarse con los poderes fácticos de la Italia del momento. De las propuestas escénicas que conozco de Livermore esta de Turín me parece la más arriesgada, no sólo por la temática, sino por el problema de la ubicación de un conflicto entre dos nacionalidades (franceses-sicilianos) dentro de una sola nacionalidad, es un triple salto mortal sin red :