Hoy no hago más que escucharla, desde que me he despertado. Me va acompañando en todo aquello que voy haciendo, y me ayuda a comprender que pasar un fin de semana tranquila en casa y disfrutando de las mañanas sienta muy pero que muy bien. Lo echaba de menos.
Se sabe que cada célula del cuerpo humano tarda un promedio de siete años en regenerarse. Encontrar el camino de vuelta puede ser difícil. Pero no debemos olvidar que el cambio es constante y cómo experimentamos ese cambio está en nuestras manos. Podemos tomarlo como una segunda oportunidad, si nos relajamos, si nos dejamos llevar… Se puede sentir como adrenalina pura. Como si en cualquier momento pudiéramos tener una nueva oportunidad en la vida. Como si en cualquier momento, pudiéramos volver a nacer.
Volver a nacer y apreciar lo sencillo del día a día. Y dejar que la noche diga lo que diga... La noche del jueves fui sorprendida, llevada a cenar a un sitio al que solía ir a menudo y que tenía un poco olvidado. Su carta ha cambiado, su ambiente ha perdido fuerza, pero el marco había alcanzado un grado superior en lo que a especialidad se refiere, gracias a la compañía, gracias al pretexto para cenar.
Os hablo de la Crêperie Ma Bretagne, de la que seguramente ya publiqué un post hace tiempo, y la cual nunca me cansaré de recomendar, por todos los recuerdos que encierra y todos los nuevos que siempre se dispone a generar.
Ya sabéis:
Crêperie Ma Bretagne Calle de San Vicente Ferrer, 9
28004 Madrid
Barrio: Malasaña
915317774
¡ Besos y feliz domingo !