Ica 2012

Por Paperformances

Lo que más destacaría de mi estadía en Viena, definitivamente sería mi participación en el 54º Congreso Internacional de Americanistas (ICA en Inglés porque en Español sonaría fuera de tono).

Se realizó entre el 15 y el 20 de julio en la Universidad de Viena y congregó a cerca de 4.500 participantes y más de 470 simposios. El ICA se celebra de manera ininterrumpida desde 1875, alternando sus sedes entre Europa y las Américas y es el de mayor tradición interdisciplinar en los estudios americanos.

Sé que no estudiaría de nuevo en la universidad pero estos encuentros me despiertan la vena académica. Tantos expertos, tantos interesados en el tema americano en general y latinoamericano en particular, tanto intercambio de información, tantos punto de vista…

Quise escuchar “Patrimonio cultural: tendiendo puentes entre lo local, lo transcultural y los flujos globales” que se realizaba el martes. Pero por cuestiones logísticas sólo pude asistir a partir del miércoles a “Reencantar el mundo: el arte como experiencia estética”. Pensé que sería un acercamiento al concepto de la Estética en América Latina pero se centró más en la pintura en Brasil. El jueves tuve la experiencia más fuerte del encuentro.

TEATRO PARA LA VIDA

Con David Diamond en el último día de su taller

El “Theatre for Living workshop: Art as a Vehicle for True Community Dialogue” era un taller de tres días al que sólo se podía asistir desde el principio. Quise ver si podía ver la última sesión pero las reglas eran claras así que pregunté si podía participar como oyente. Pero quiero hablar un poco sobre el tallerista, David Diamond. Trabajó con Augusto Boal, creador del Teatro del Oprimido y a partir de esto fundó Theatre for Living, su propio sistema de teatro para promover el cambio social. Considera a las comunidades como organismos vivos y quiere erradicar todo tipo de violencia de las mismas a través de la toma de conciencia.

Pues bien, quería entrar a ver el proceso creativo (todos los procesos creativos me interesan), a ver si podía escribir en mi blog acerca de… “Un momento por favor”, dijo David, “debo consultar al grupo” y me invitó a esperar afuera y ya pude captar su nivel de compromiso y coherencia.

El grupo no tuvo problema en que yo escribiera sobre el taller. Ese último día varios grupos compondrían una imagen. La técnica del Teatro de la Imagen consiste en crear “fotografías”, escenas congeladas y luego sus participantes discuten y reflexionan sobre la situación.

Mientras se disponían a realizar el ejercicio, David se sentó a mi lado y conversamos sobre el compromiso y la dificultad de “no venderse”, de hacer un trabajo con el corazón pero ganar dinero al mismo tiempo. “Quiero hacer un trabajo honesto pero también quiero hacer lo que me gusta y vivir de ello dignamente ¿cómo hago?” pregunté. David señaló mi franela (camiseta) y mi pantalón y respondió. “¿Dónde está hecho esto? Probablemente en China o India, eso es Capitalismo. Debemos sacarlo de nuestras vidas pero yo no voy en su contra, sino en que la gente tome conciencia”. Y entonces me dijo lo más reconfortante que un creador me haya dicho: “Date un chance”.

Varios grupos compusieron su imagen. David fustigaba con preguntas, tanto a los de la imagen como al resto: “¿Qué ven aquí?”. “Una discusión”, “una pelea”, “gente tratando de evitar el enfrentamiento”. “¿Cuántos de ustedes se han visto en esta situación?”. Mucha manos levantadas. “¿Qué piensas?” Preguntó a un personaje que ponía las manos alrededor del cuello de una mujer. “Si me hubieras prestado atención antes no habría pasado esto”, respondió. “¿Y tú?” esta vez a la mujer. Ella respondió, muy intranquila: “Déjame en paz por favor”. Muchos participantes se identificaron con sus personajes y experimentaron malestar. David recordó que sólo eran personajes, pero la violencia estaba presente en todos los contextos y que debíamos estar muy conscientes para reconocerla y cambiar la situación. El trabajo fue muy intenso, yo sólo observaba pero me afectó también. Iba de lo artístico a lo terapéutico, de la representación a la discusión social, me impactó mucho el poder del arte, su trascendencia y cuán lejos estaban de la realidad la cantidad enorme de gente que me decía, de la manera más alegre, por haber hecho un cursillo o dos, “soy actor”.

Esa tarde trabajé mucho en la computadora así que no asistí a ninguna ponencia.

MI ÁNGEL DE AMARILLO

El viernes por la mañana tuve una confusión y pensé que era el último día para entrar al Leopold Museum y ver la exposición Klimt Persönlich que se centra por primera vez en el lado más personal y privado del artista y pretende acabar con los clichés y mitos que lo rodean. Y por supuesto su método de trabajo. En realidad tenía más tiempo.

Me quedaban dos ponencias para ver esa mañana: “Act, Do, Speak: Sex in Latin America” y “Art and Peaces Practices in Latin America” ambas a la misma hora. La primera me llamaba particularmente la atención pero yo estaba enfocado al área artística así que entré a la segunda, un estudio de disciplinas urbanas como el hiphop o el grafitti como vehículos para lograr la paz. No comparto el concepto pero sirven para lograr la paz en ciertos contextos.

David en la clausura del Congreso

La clausura fue a cargo de David Diamond y su taller, iba a explicar su postura y mostrar el trabajo que habían hecho los participantes los días anteriores en un performance. Busqué sitio y reparé en una chica muy llamativa, que sonrió al verme (eso me pareció) así que me senté a su lado, pero no hablamos durante el acto. Antes de clausurar el Congreso, Martina Kaller-Dietrich, su presidenta, agradeció, con un delicioso acento mexicano, la presencia de los “ángeles de amarillo”, chicos y chicas vestidos con la franela amarilla, voluntarios que ayudaron en la atención a los miles de participantes. Allí me di cuenta que la chica a mi lado era una de ellos. Entonces hablé con ella y nos fuimos juntos a la celebración en el patio central de la universidad. Ella destilaba clase, serenidad y una gran sonrisa. Además hablaba bien español, me dijo que era buena cocinera ¡y bailaba salsa! Estaba encantado con ella. Comimos, bebimos, hablamos, caminamos. Cuando terminó el evento en la universidad, nos fuimos con otros participantes a bailar. Era un sueño… hasta que después de medianoche se tuvo que ir, al día siguiente regresaba a su ciudad en Alta Austria a trabajar. Lamentablemente ya tenía su propio cielo y sus alas protegían a otro afortunado. ¡Un gran beso para mi ángel de amarillo!