Kerry afirmó que el programa al respecto de 2010 ha permitido a millones de habitantes de su país visitar la isla en el contexto de los intercambios «pueblo a pueblo».
Luego expresó una idea muy significativa, cuando aseguró que esos desplazamientos de un territorio a otro constituyen una parte vital de la política de Estados Unidos hacia su vecino caribeño.
Estamos comprometidos con ese intercambio humano «hacia la isla con turistas estadounidenses», y en Washington creemos que nuestra gente son «los mejores embajadores de nuestros valores y creencias».
Según The Miami Herald, el año pasado cerca de tres millones de personas procedentes de ese país visitaron Cuba, incluidos 476 000 cubanoamericanos, y ahora agencias de viaje del sur de la Florida esperan un gran tráfico hasta fines de diciembre.
No faltó el guiño de Kerry hacia la ultraderecha de origen cubano asentada en Miami, ferozmente opuesta al más mínimo gesto que tienda a mejorar las relaciones bilaterales.
En sintonía con eso, el Secretario de Estado puntualizó: Pero la indulgencia, tanto en las visitas como en los envíos de dinero hacia la isla, no debe confundirse con tolerancia.
El Herald opinó que el discurso tuvo lugar en un momento delicado para la administración de Obama, acusada de ignorar a Latinoamérica y, sobre todo, de espiar a líderes de la región.
Kerry admitió eso último, pero estimó que «los valores democráticos compartidos podrían permitirnos encontrar la manera de seguir adelante».
La Casa Blanca, durante más de 50 años, ha manipulado el tema de los viajes a La Habana como parte de su permanente conspiración hacia esta. Dada la amplitud de los casos, basten ejemplos.
El 30 de septiembre de 1960, su Departamento de Estado «recomendó» a la población abstenerse de viajar a Cuba, y unos tres meses después rompieron las relaciones con esta.
Apenas finalizada la famosa Crisis de Octubre de 1962, paralizaron los tradicionales vuelos que salían de ciudades norteamericanas hacia La Habana.
El 24 de octubre de 1980, las autoridades de ese país impusieron límites a los vuelos charter a la capital cubana y le aumentaron el precio al pasaje.
A mediados de junio de 1984, la Corte Suprema de Estados Unidos declaró «legales» las restricciones impuestas por el Departamento del Tesoro a la posibilidad de viajar a La Habana.
El 20 de agosto de 1994 Washington redujo a cuatro ese tipo de traslado a la isla, y el 28 de febrero de 1996 anunciaron el fin de los vuelos comerciales.
Junto a ello, el bloqueo en todos los frentes impuesto por la Casa Blanca desde hace más de medio siglo también ha significado un duro golpe a la aviación cubana.
Muestra suficiente. Y ahora El Nuevo Herald sorprendió a no pocos al desplegar este martes un titular que decía: «Kerry apoya viajes de estadounidenses a Cuba».
Indispensable comprender el verdadero significado de ese mensaje. Fracasaron y se ven obligados a tomar otros caminos en busca de lo mismo, pero ahora en circunstancias nuevas y muy complicadas para ellos.
Cuba desde tribunas de su territorio y el mundo ha proclamado su interés en mejorar las relaciones con Estados Unidos y siempre con una sola condición: respeto mutuo.
Por lo tanto, el balón se halla en manos de Kerry y sus correligionarios./Publicado en CubaSí