El retraso psicomotor es muy frecuente en niñ@s pequeñ@s, y suele ser una de las alarmas de algunos síndromes como el Retraso Global del Desarrollo. Las personas que tienen retraso psicomotor poseen algún desfase en la motricidad fina, motricidad gruesa o ambas; se entiende como un funcionamiento atrasado en el desarrollo del área motora respecto a sus iguales (de la misma edad), y en estos casos suele ser necesaria una intervención para que este desfase se corrija y el desarrollo se normalice.
¿Qué es la motricidad gruesa?
La motricidad puede definirse como los movimientos del sistema locomotor. Estos son complejos y deben ser coordinados, siempre en función de la edad y del desarrollo de la persona. En éste sistema interviene la corteza cerebral y otras estructuras cerebrales.
Existen dos tipos de motricidad:
- Motricidad fina: Aquella en la que intervienen los movimientos motores pequeños y precisos, como el uso de los dedos para pinzar. Ya os hablé de algunos juegos para mejorar la psicomotricidad fina.
- Motricidad gruesa: Aquella en la que intervienen los movimientos grandes o generales, que favorecen nuestra marcha, como saltar, correr y/o ladearse sin caerse.
Un retraso psicomotor se define como un desfase significativo entre el desarrollo motor de la persona y el que debería tener según el desarrollo normativo, en comparación de sus iguales. Según sea el desfase, estaremos hablando de diferente gravedad. Un retraso psicomotor puede hacer sospechar un problema neurológico, pues la motricidad recibe la orden del cerebro para llevarse a cabo. Por ello, si se detecta un retraso psicomotor, generalmente se necesita acudir al neuropediatra (en caso de detectarse en niñ@s) y realizar terapias fisioterapéuticas. Aunque, como digo, todo depende del grado de retraso que se diagnostique.
Algunas ideas para mejorar la motricidad gruesa
La motricidad gruesa se refuerza constantemente, con tan solo movernos. Además, practicarla es muy saludable. Por eso es importante llevar una vida activa y evitar el sedentarismo.
A continuación te ofrezco unas ideas que te van a permitir mejorar la motricidad gruesa de los tuyos, aunque tengan diagnosticado retraso psicomotor o no. Evidentemente, si existe este diagnóstico, realizar estas actividades se vuelve todavía más recomendable. Son ideales, además, para realizar en esta época veraniega; la mayoría están incluidas en el listado de tareas para hacer este verano que os compartí hace unos días. ¡Y también muy divertidas!
Vamos a ello:
1-Natación
¿Qué tal darse un fresquito chapuzón en una de las piscinas públicas y municipales que seguro tenemos repartidas por toda la ciudad? ¿O apuntar a tus peques a cursillos de natación?
La natación tiene muchos beneficios. Uno de los más importantes es reforzar la motricidad gruesa, pues se trata de una actividad muy completa donde se mueven todos los músculos.
Así que… si a tus hij@s les gusta el agua, ¡no dejes pasar la oportunidad de disfrutar de la piscina!
2-Tardes de parque
El parque, ese lugar demasiado odiado para muchas madres y padres, es un entorno ideal para que nuestr@s hij@s desarrollen diferentes habilidades, entre ellas la motora. ¡Existen muchas razones para ir al parque!
Hace tiempo os contaba como el neuropediatra de mi hijo le había recetado parque, y ahí fuimos conscientes de todos los beneficios que tenía. Nos fue muy bien; a día de hoy, la motricidad gruesa de Bicho ha pasado de tener un retraso considerable a despuntar por encima de sus iguales, así que realmente todas las medidas que pusimos en marcha (incluyendo las tardes enteras en el parque) han dado sus resultados.
3-¡Bailar!
Los niños y niñas son muy marchosos, a la mínima oportunidad que tienen se ponen a mover el esqueleto. ¿A quién no le gusta bailar? Bailando se mueven infinidad de músculos, y esto, sin duda, mejora la motricidad gruesa. Además, ¡es una actividad muy divertida!
Así que; ¡pon música, y a bailar!
4-Hacer circuitos
Los circuitos son otra manera muy divertida de reforzar la motricidad gruesa mientras l@s peques juegan. Se trata de realizar caminos que tienen que cruzar, pasando por diferentes obstáculos. Por ejemplo, saltar cajas u otros objetos de pequeño tamaño (en función de la edad y la estatura del niñ@), pasar por debajo de sillas, saltar a la pata coja dentro de un aro… Son muchos los obstáculos que podemos ponerles a lo largo del recorrido marcado, con cosas que seguro tenemos en casa. ¡L@s peques se lo pasan bomba y esto les ayuda a mover sus músculos y a coordinar sus movimientos!
5-Jugar a la pelota
Tener una pelota en casa es tener un recurso muy importante con el que trabajar, a través del juego y la diversión, aspectos tan importantes como el respeto de turnos, la cooperación, la socialización y, como no, la motricidad gruesa.
Se trata de realizar juegos de pelota (futbol, basket, cualquier juego adaptado a la edad del peque valdría) y pasarlo genial.
Con ella, reforzamos la coordinación motora, los movimientos motores y la puntería. Así que… ¡dale uso a la pelota que tienes guardada y diviértete con tu peque!
6-Ir en bici
Las bicis son vehículos que, a mi personalmente me gustan mucho. No contaminan, favorecen el ejercicio y mejoran la motricidad gruesa y la coordinación. Por ello, soy partidaria de crear planes con bici en los que participe mi hijo. Y tú deberías hacer lo mismo, porque es una muy buena manera de reforzar la motricidad de manera divertida y muy saludable.
Podemos hacer rutas por la montaña con bicicleta, o buscar espacios dentro de la ciudad creados especialmente para ello. Aquí, en Valencia, tenemos muchos parques donde correr sobre la bici. Uno de los favoritos de mi hijo es el Parque de Educación Vial, en Viveros. Si estás por mi ciudad, ¡no dudes en visitarlo!
7-Saltar a la comba/cuerda
De pequeña, disfrutaba mucho jugando a la comba. Ahora, disfruta mi hijo. Es un juego que, además de permitirnos realizar una muy buena dosis de ejercicio, no pasa de moda.
Tiene muchísimos beneficios a valorar; el más importante y general es la mejora de la motricidad gruesa, pues para realizar esta actividad se ponen en marcha los músculos de nuestras piernas y brazos. Además, es una actividad que puede disfrutarse en compañía y/o en soledad, así que cualquier momento será bueno para dar unos saltos.
Estas 7 actividades te permitirán mejorar la motricidad gruesa de tus hij@s (e incluso la tuya propia) al mismo tiempo que os divertís y compartís juegos agradables. Ponlos en práctica desde hoy mismo y pronto notarás los beneficios. ¡Y luego me los cuentas!