En el presente trabajo se pretende indagar acerca de un proceso incesante de jerarquización que caracteriza a las sociedades de Antiguo Régimen: el de la creación continua de criterios diferenciadores en el seno de la comunidad. Las fuentes que se emplean constituyen parte del repertorio que en su tiempo Denis Richet había señalado como la primera trampa de la historia institucional, indicando en la ocasión las fuentes notariales, judiciales, privadas, como las que permitían percibir mejor la verdadera resistencia a las órdenes emanadas del poder central2. Pero no se desea aquí hacer un estudio institucional, sino ir dibujando a través de las disposiciones de las ordenanzas -bien sabemos, es sólo uno entre otros instrumentos en manos de los grupos dominante - los ajustes que conducen en cada momento a la construcción de la categoría de vecino.
En las sociedades de Antiguo Régimen el súbdito se define como una persona detentadora de derechos subjetivos o de privilegios que le corresponden
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