Identidad robada

Publicado el 25 julio 2014 por Monpalentina @FFroi
Acostumbramos a tomarnos todo a la ligera. La vida también. Nunca pasa nada. Avanzan los días y vamos perdiendo el miedo, seguros de que podemos con todo. Hasta que la historia se para en nuestra puerta y nos toca a nosotros.
Entonces es cuando nos damos cuenta que el camino está lleno de trampas.
Creo que ya nos hemos hecho eco en alguna ocasión del calvario de Sandra, palentina que por un descuido, vive desde hace cinco años en el infierno. Por un error, al escanear su dni, se metió en una carpeta compartida y se subió al Emule. Y así empezó un calvario que aún no ha terminado. 
Primero le reclamaron 3500€ que presuntamente había estafado a un hombre de San Sebastián. Otra entidad, Cetelem, le reclamó desde Granada 1500€. Y otro tanto le ocurrió con Santander Consumer y Cofidis, entidades de crédito que con datos escasos te facilitan un dinero rápido. El asunto no paraba y las reclamaciones iban en aumento, hasta llegar a una cantidad importante que se fue acumulando por préstamos e intereses que al no hacerse efectivo el principal iban creciendo.
Sin solución
Pero lo peor de todo es que, a pesar de estar informatizados hasta las orejas, siempre hay resquicios por los que penetran a sabiendas los amigos de lo ajeno. Aseguran los expertos que no se puede eliminar ningún archivo de los programas P2P. La justicia, quienes te citan a declarar mil veces por lo mismo, dicen no poder hacerlo.Y está prohibido cambiar de Dni en España, lo que viene a liar más esta madeja. La Defensora del Pueblo, aunque se mostró preocupada, tampoco pudo ayudarla... La Agencia Española de Protección de Datos, presuntamente, hizo un seguimiento a los bancos para ver si actuaban bien y le aseguraron que el procedimiento era correcto.
Hasta que montó un buen "pollo" en la comisaría y alguien comenzó a tomarse el caso en serio. Parece que en ocasiones hay que pegar un golpe en la mesa y ponerse serios para que alguien se ponga manos a la obra. La policía reúne la información y consiguen una grabación telefónica en El Corte Inglés de Granada, en la que escuchan a la mujer que le suplantaba en el momento de adquirir una televisión de plasma. En unos meses se descubre a los estafadores, pero tal y como está la cosa de la Justicia, no se puede transferir el expediente a la ciudad donde se encuentran los estafadores, por lo que la historia vuelve a comenzar de cero.
Todo este movimiento le deja al borde del abismo a la protagonista.Tanta seguridad que parecen mostrar quienes nos mandan o nos fian se queda en nada cuando uno pierde el documento o lo sube a la red por un descuido, en un sistema donde los archivos no paran de multiplicarse y de rodar hasta caer en unas manos que no hacen otra cosa que exprimirlo al máximo.
Ya tienen la moraleja a punto. Y no se trata de algo baladí.
Fuente consultada:
Diario Palentino