Esta vez no he visto la película. Sería exagerado decir que
nadie la ha visto, quizá algunos ancianos la llevan extraviada en su memoria. Sin embargo,
“London after midnight” (1927) es, desde hace mucho tiempo, la película “perdida” más conocida. De todo el material de la era silente que expiró, víctima de la propensión inflamable de su propio soporte, el nitrato, ninguna otra obra cuenta con tantos dolientes. Ellos niegan su desaparición definitiva, hacen circular rumores de un posible hallazgo, algún oscuro coleccionista, quizá en un remoto país, algún día vendrá con la novedad: “London after midnight” no ha muerto para siempre. Un chispazo eléctrico inició el incendio que, a mediados de los 60´s, destruyó la única copia conocida. El infortunio encendería también una leyenda: el cine ya tenía su Santo Grial, el
non plus ultra de las películas raras. La devoción es tan grande que arqueólogos del cine, empleando migajas de su esplendor perdido, el guión y fotografías del rodaje, reconstruyeron “London after midnight”. Pero el resultado es simplemente la demostración de cuánto se le echa de menos, un preocupado anuncio de mascota extraviada, el identikit de un fantasma.
Hay dos razones por las que es difícil dejar a “London after midnight” en el olvido. Su protagonista es Lon Chaney. Uno de los actores más conocidos de la era silente tenía mil versiones de su rostro. El público lo amaba por no poder reconocerlo vistiendo la piel de otro infeliz, condenado por alguna deformidad física o torcedura del alma. La otra razón es que fue dirigida por Tod Browning, el director que inventó los antihéroes que más atemorizaron la infancia del cine. Con Chaney como estrella, Browning dirigió diez películas. “London after midnight” fue la de mayor éxito en taquilla. Se dice que los críticos la ensalzaron, pero hubo también quienes la desdeñaron. Lo cierto es que Browning decidió, nacida la era del sonido pero difunto Lon Chaney, hacer un remake llamado “Mark of the Vampire”(1935) y muchos más estuvieron de acuerdo en cuanto a su mediocridad respecto al original. Sin embargo, si “London after midnight” fue realmente una obra maestra es un asunto secundario luego de lo ocurrido en 1967 con la bóveda Nº 7 de la Metro-Goldwyn-Mayer.
Mucho antes de ser consumida por el fuego, “London” ya se perfilaba como película de culto. Fue realizaba en los estertores del cine silente. Tres meses antes de su estreno se dio a conocer “The Jazz Singer” (1927), la primera película con diálogos sincronizados. Así que muy pronto el sonoro se volvió la norma y miles de cintas mudas envejecieron de repente. Los estudios almacenaron sus películas, ahora arcaicas. Era preferible que el público las olvidara pues muchas fueron relanzadas en versiones sonoras. “London after midnight”(1927), en particular, ya era vieja poco después de nacer y fue retirada de circulación. El remake ocupó después su lugar en las marquesinas y era preferible evitar comparaciones.
La leyenda de “London” creció junto a la figura de Lon Chaney, fallecido casi a la par con el silente. Para las primeras generaciones de cinéfilos, Chaney dio pavorosa certeza a las mentiras más increíbles del cine. En las décadas siguientes las revistas orientadas al cine de fantasía y horror dieron a conocer la transformación de Lon Chaney en “London”, gracias a las fotografías del rodaje que todavía perduran. Esta vez su interpretación tiene dos radicales variantes: el inspector de Scotland Yard, Edward C. Burke, y un vampiro sin nombre: sombrero de copa, ojos aterradores, faz fúnebre y, naturalmente, dientes puntiagudos. Irresistible.
A pesar del vampirismo, la trama de “London” pertenece más bien al policial que al horror. Un aristócrata, llamado Roger Balfour, es encontrado muerto y rotulado por una nota de suicidio. El Inspector Burke aparece en la mansión, interroga al mayordomo, Sir James, y al sobrino Arthur, pero como al parecer no hubo asesinato el caso se cierra. Cinco años después, los nuevos inquilinos se dan con la sorpresa que la casa está ocupado por dos personajes misteriosos, una mujer fantasmal y un hombre de capa y colmillos. El mayordomo, que se ha mudado a la casa de al lado, sospecha que se trata de vampiros y que podrían estar relacionados con la muerte de Balfour. El inspector regresa y, acompañado por Sir James, descubre que el ataúd de Balfour está vacío. Espían por una ventana de la casa y observan a Balfour sentado en su sala. Más adelante (les cuento el final porque no la verán), Burke le da una pistola a Sir James y lo insta a preguntar por su antiguo patrón. Pero en la entrada de la mansión lo espera aquel vampiro que lo hipnotiza y le ordena actuar como ese día hace cinco años. Una vez frente al supuesto Balfour, Sir James repite una conversación en la que manifiesta su deseo de casarse con su hija. Balfour se había negado y por ello, pistola en mano, el mayordomo le obligó a firmar su nota de suicidio antes de dispararle. Todo ha sido montado por Burke en su intento de demostrar que un criminal hipnotizado puede reproducir su crimen. El Balfour resucitado es un hombre disfrazado y el vampiro tan temido es el inspector Burke. Se dice que “London after midnight” es la única película de Lon Chaney donde la transformación es un disfraz que será finalmente removido frente al espectador. Momento del que no queda registro.
No hay reverencia más grande que la que se rinde a una “obra maestra” extraviada. A pesar de lo muy publicitada que ha sido “London after midnight” entre los coleccionistas, no hay noticias confirmadas de la existencia de otra copia. Entusiastas esperanzados han especulado que algún coleccionista la atesora y está en espera que caduque el copyright para sacarla a la luz y ganar millones. Lamentablemente para probar esta posibilidad hay que esperar hasta el 2022. Más alentador es el reporte reciente de alguien vinculado con Hollywood que afirma haberla encontrado en 1988 en un archivo bajo el nombre de “The Hypnotist”, como se le llamó en Inglaterra. Pero el testigo simplemente hizo que la copia encontrada fuera clasificada como “London after midnight” para facilitar su posterior hallazgo…y siguió su camino. Su relato no ha sido confirmado ni desmentido.
A manera de homenaje a esta ilustre desconocida que incluso figuró, humorada ya clásica, en programaciones y catálogos de cine clubs y almacenes de videos; se realizó en el 2002 una recreación de “London” a cargo del renombrado restaurador Rick Schmidlin. La curiosidad es iniciativa del canal Turner Classic Movies (TCM) y fue posible gracias a la subsistencia del guión y fotografías publicitarias. Mediante movimientos de cámara y planos detalles, Schmidlin puede recrear a partir de una sola imagen, escenas enteras. Los carteles abundantes, la música y las apariciones congeladas de Chaney hacen el resto. Si bien a veces resulta arduo seguir este argumento, enrevesado por falsas pistas y suspenso, con tan pocos recursos, la reconstrucción nos aproxima, intuimos su clima tenebroso y nos sugiere el tamaño de la pérdida...como para seguir teniendo fe en este mito.
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Cómo conseguirla:
La reconstrucción está disponible
en el Emule, pero no hay subtítulos
para los carteles en inglés.
Para descargar película: Enlace eD2k
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