Termino los Idilios, de Teócrito, que traducen Manuel García Teijeiro y María Teresa Molinos Tejada (Gredos, Madrid, 1986), y reconozco que lo hecho con una complacida lentitud, porque constantemente tenía que detenerme a consultar las notas a pie de página o, incluso, recurrir a manuales de mitología para completar las referencias que necesitaba para entender mejor lo leído.Me han subyugado especialmente el idilio XI (allí donde el gigante Polifemo, con preciosas imágenes, lamenta con amargura los continuos desdenes que le inflige Galatea) y el idilio XXVII (en el que dos jóvenes pastores dialogan de amor, yacen juntos y se comprometen para la boda). Pero en realidad de casi todos puede extraerse alguna imagen hermosa, alguna metáfora sorprendente, informaciones culturales o curiosidades que interesa rescatar del olvido.(Debajo del título de la obra anoté en lápiz: “Leída el 6 de mayo de 1997, después de que me preste el libro Miguel Haro. Maravillosa obra”. Ahora, veinte años más tarde, corroboro aquel dictamen)Dos frases, que subrayo en rojo: “A todos nos asoma la vejez por las sienes”. “Los hombres no ambicionan ya, como antes, ser alabados por nobles hazañas, vencidos por el lucro. Cada cual, con las manos en el seno, calcula de dónde podrá sacar dineros”.
Termino los Idilios, de Teócrito, que traducen Manuel García Teijeiro y María Teresa Molinos Tejada (Gredos, Madrid, 1986), y reconozco que lo hecho con una complacida lentitud, porque constantemente tenía que detenerme a consultar las notas a pie de página o, incluso, recurrir a manuales de mitología para completar las referencias que necesitaba para entender mejor lo leído.Me han subyugado especialmente el idilio XI (allí donde el gigante Polifemo, con preciosas imágenes, lamenta con amargura los continuos desdenes que le inflige Galatea) y el idilio XXVII (en el que dos jóvenes pastores dialogan de amor, yacen juntos y se comprometen para la boda). Pero en realidad de casi todos puede extraerse alguna imagen hermosa, alguna metáfora sorprendente, informaciones culturales o curiosidades que interesa rescatar del olvido.(Debajo del título de la obra anoté en lápiz: “Leída el 6 de mayo de 1997, después de que me preste el libro Miguel Haro. Maravillosa obra”. Ahora, veinte años más tarde, corroboro aquel dictamen)Dos frases, que subrayo en rojo: “A todos nos asoma la vejez por las sienes”. “Los hombres no ambicionan ya, como antes, ser alabados por nobles hazañas, vencidos por el lucro. Cada cual, con las manos en el seno, calcula de dónde podrá sacar dineros”.