Idiocracia.

Publicado el 13 febrero 2015 por Torrens

Cada día estoy más convencido de que el fantástico guión de la mediocre película del 2005 del mismo título de esta nota, que describía un futuro donde la humanidad está formada por absolutos idiotas, se convertirá en uno de los casos de ciencia ficción premonitoria que acaba siendo cierta.

Creo que el mundo va hacia la idiocracia más o menos parecida a la que describía la película, y que además la evolución desde el animal racional al animal idiota en los seres humanos no solo ya se ha iniciado, sino que se va acelerando día a día.

Solo por mencionar algunos de los casos más recientes de idiotez colectiva o idiotez individual pero que tienen repercusión social y por tanto colectiva, aparte del hecho que este tipo de idioteces individuales tienen su fundamento en razones colectivas, puedo mencionar las siguientes:

50 Shades of Grey. El ruido que se ha armado con el estreno de la película de un libro que leí hace tiempo, no acabé y no creo que llegase a la mitad, para mi es una demostración de que el mundo puede que haya avanzado mucho y temas como la homosexualidad y el sado-masoquismo que eran tabú hace solo 50 años hoy sean tratados con absoluta normalidad, pero la realidad es que la opinión pública en todo el mundo sigue estando todavía mucho más cerca del cotilleo en el lavadero público del pueblo que del debate civilizado. Pero lo que ya es de manicomio es que en USA haya habido un aluvión de denuncias, tanto de mujeres como de hombres, que fueron maniatados por su pareja y golpeados a continuación de casi todas las formas posibles. Lo que tenía que haber hecho la policía era entregar a cada uno de ellos un diploma de burro perdido, porque a uno no lo atan si no quiere…, pero como que está de moda…

Entre varias estrellas de Hollywood se ha impuesto la sucia costumbre de no lavarse el pelo para protestar por el uso de aditivos químicos en los champús. Suerte que al ver sus películas no los olemos.

Ver a Madonna en la entrega de los Grammy vestida de torero, montera incluida, y mostrando toda la extensión de sus nalgas me recordó una idea que tuve hace años pero que nunca nadie pondrá en práctica porque, referida a la música, destroza algo que hoy es una de las bases de nuestra sociedad: el engaño. Se trataría de un festival de la canción, que siguiendo la casi obligación actual de poner nombres en inglés, sería el NoTricks o NoCheating Festival, donde los cantantes podrían acudir con todo el acompañamiento orquestal que quisiesen, pero la electrónica sofisticada, moduladores de frecuencia, controladores de sonido o cualquier aparato que modifique o module el sonido estuviese terminantemente prohibido y la máxima sofisticación electrónica permitida fuesen micrófonos y altavoces. Si a alguien se le ocurriese montarlo le causarían todo tipo de problemas para evitar que se celebrase, y si el organizador fuese un luchador que venciese todos los obstáculos y palos en las ruedas, al festival acudirían muy pocos cantantes, solo los que no nos engañan con la electrónica. En España Alejandro Sanz, Serrat, Sabina, quizás Rosa, y dos más. Por si alguien cree que exagero, a principios de los años 90, cuando Madonna ya era el fenómeno de la música pop que es hoy, celebró un concierto en Milán antes de que los conciertos pop incluyesen un gran show de luz, sonido y baile como ahora, y se limitaban a la orquesta y su voz. Cuando Madonna iba a empezar el concierto en Milán, se estropeó el equipo electrónico, y como ocurre con frecuencia con los que tienen el engaño por costumbre, la cantante se creyó su propia mentira y salió a cantar solo con altavoces. No acabó su primera interpretación, el público llegó a arrojar objetos al escenario y tuvieron que devolver el dinero a la mayoría de espectadores que lo exigieron. Desgraciadamente la lista de cantantes que es seguro que sin electrónica desafinan hasta provocar dolor en las orejas es larguísima. Y nosotros tan contentos.

Las frecuentes tomaduras de pelo mediáticas, destinadas solo a mantener la atención de las audiencias sobre personas o productos artísticos o comerciales, como la que se ha montado sobre la cirugía estética de Uma Thurman que parece ser que acabó siendo un maquillaje, aunque vaya usted a saber, son consecuencia del hecho que lo que más audiencia atrae en los medios de comunicación es hablar de aquellos que hacen inmensas paridas absurdas y sin sentido, mientras que referirse a los que hacen las cosas bien vende poco. Y así nos va. Hacia la idiocracia.