IES 1Gijón: Todos somos Dizy

Publicado el 28 enero 2013 por Alejandropumarino

El director del Centro, Sr. Dizy, remitió a los padres de los alumnos una hoja para devolver firmada, con el consentimiento al registro de las mochilas o malestas de los alumnos durante el viaje de estudios, el compromiso de pagar los desperfectos que ocasionasen en museos, hoteles u otras instalaciones, y autorizando puntualmente el “contacto físico” ante una situación de peligro o de violencia. En opinión de numerosos progenitores y asociaciones al uso, este escrito creó una enorme “alarma social”, eufemismo que no termino de comprender, probablemente porque mi educación se basó en principios sustancialmente diferentes a aquellos en los que formamos a las nuevas generaciones.

En primer lugar, no puede haber “alarma social” porque el educador instrumente los medios para evitar que un adolescente menor de edad lleve en su equipaje alcohol, otras drogas o navajas; es más, considero imprescindible que se haga, y como padre, me sentiría mucho más seguro en un Centro en el que se controlase a los muchachos que en otro que no lo hiciese.

En segundo lugar, resulta alarmante magnificar lo obvio: Que se hagan responsables de los destrozos o desperfectos que ocasionen en hoteles o museos… En fin, parece lo lógico, faltaría más; y si el menor no dispone de medios para hacer frente a tal desembolso, son los responsables subsidiarios del mismo, es decir, los padres, quienes han de cargar con tales gastos. Más preocupación merece el hecho de que los profesores tengan que prever la existencia de altercados que incluyan daños materiales de este tipo, que no es lo esperable en un viaje de estudios a los dieciséis años, ni mucho menos. Asilvestrar a la juventud no es buen modo de preparar el futuro de esta sociedad, y a tenor de la demanda hecha por escrito, desde el Instituto de enseñanza secundaria número uno de Gijón, la situación es bastante más grave de lo que aparenta. El desencanto del profesorado es un problema serio, serio para los alumnos, quiero decir, que se refugian en unos padres sobreprotectores y tolerantes con las salidas de tono de los chavales, hasta el punto de perder normas básicas de convivencia, cortesía, educación y otros valores que actualmente cotizan a la baja.

Adolescentes menores con derechos de adultos bien formados, es una mezcla explosiva. El Sr. Dizy acierta de pleno en su petición. Si no admiten los padres la responsabilidad de la mala educación de sus hijos -al Instituto se va a aprender, no a educarse- que los lleven ellos de vioaje de estudios.

Todos somos Dizy.