Resurgieron de la nada.
Un rumor atronador.
El suelo retumbó y el público asistente pudo percibir todo su poder. Fue lo más parecido a contemplar como una simple ola se convertíae en un inmenso tsunami. Sus gargantas rugieron hasta que los cimientos del Cowboys Stadium temblaron, tanto que incluso el propio Jerry Jones esbozó una mueca de sorpresa ante tal demostración de fuerza. Sólo existe una afición capaz de irrumpir con semejante bramido, cual colérica horda de bárbaros cargando contra tropas romanas. Sí, era la inmortal steeler nation la que, tras una primera mitad para olvidar, sentía que sus chicos podían obrar nuevamente el milagro y, decidida como pocas, empujaba -todos a una- con tal fuerza que incluso the golden boy Rodgers temió por su victoria.
No en vano, la extirpe acerera sobresale por encima del resto de aficiones. Ellos han sido, son y serán parte de aquellos incondicionales que viven el sueño de la gloria pero que también paladean el amargo sabor de la derrota. No se conoce en el mundo de la Super Bowl, equipo más victorioso. Viven por y para el fútbol y sus seguidores se extienden por todo el país. Cada gameday, con sus terrible towel, inundan el Heinz Field, haciendo de ése recinto la más sólida e inexpugnable fortaleza. Y en cada partido fuera de casa, alzan esas insignias amarillas, estandartes y orgullo para afirmar: "en cualquier lugar, estamos con vosotros".
Pero esta vez, sobre el verde tapete del campo, la película no rememoró aquel final feliz del 2009 cuando los certeros envíos de Ben Roethlisberger acabaron con el sueño de los Cardinals. O como este mismo año cuando, en un arranque incontenible de potencia, arrollaron, destrozaron, aniquilaron y, no contentos con ello, volvieron atrás para reducir a cenizas a la colosal defensa de los Ravens. Simplemente, no sucedió. Faltó ese último drive ganador, esa dramática recepción capaz de paralizar, en una sola décima de segundo, a más de cien millones de telespectadores. Murieron en la playa, a un paso de la gloria, como solo lo hacen aquellos que, ante el desastre, regalan hasta la última gota de sangre. Y mientras Green Bay explotaba de alegría, Pittsburgh aceptaba la derrota. Ganar o caer al estilo Steeler, eso es lo que la afición espera de los suyos.
No fue el lunes que la ciudad había soñado. Los aficionados no inundaron las avenidas y nadie desfiló por sus calles. Un extraño manto de abatimiento cayó sobre Pittsburgh en una cotidiana jornada de trabajo. Los ciudadanos se cruzaban por la calle y en cada uno de ellos podía contemplarse cierta mirada perdida, anhelo de quien lo daría todo por retroceder en el tiempo y poder tener una oportunidad más, sólo una más, de lanzar ese pase ganador y llamar a las puertas del cielo.
Pero volverán.
No os confiéis demasiado porque van a hacerlo.
Nadie sabe cuando, qué momento elegirá la caprichosa diosa Fortuna para señalarlos de nuevo con su dedo y situarlos dónde merecen. Están acostumbrados a caer y a levantarse de nuevo. Son duros como el acero y tienen una voluntad a prueba de desánimos. Que nadie lo dude, la bandera de la steeler nation volverá a ondear en lo más alto.
Si puedes mantener en su lugar tu cabeza cuanto todos a tu alrededor,han perdido la suya y te culpan de ello.Si crees en tí mismo cuando todo el mundo duda de ti,pero también dejas lugar a sus dudas.Si puedes esperar y no cansarte de la espera;o si, siendo engañado, no respondes con engaños,o si, siendo odiado, no te domina el odio.Y aún así no pareces demasiado bueno o demasiado sabio.Si puedes soñar y no hacer de los sueños tu amo;Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;Si puedes conocer al triunfo y a la derrota,y tratar de la misma forma a esos dos impostores.Si puedes soportar oír toda la verdad que has dicho,tergiversada por malhechores para engañar a los necios.O ver cómo se rompe todo lo que has creado en tu vida,y agacharte para reconstruirlo con herramientas maltrechas.Si puedes amontonar todo lo que has ganadoy arriesgarlo todo a un sólo lanzamiento;y perderlo, y empezar de nuevo desde el principioy no decir ni una palabra sobre tu pérdida.Si puedes forzar tu corazón y tus nervios y tus tendones,para seguir adelante mucho después de haberlos perdido,y resistir cuando no haya nada en tisalvo la voluntad que te dice: "Resiste!".Si puedes hablar a las masa y conservar tu virtud,o caminar junto a reyes, y no distanciarte de los demás.Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.Si puedes llenar el inexorable minuto,con sesenta segundos que valieron la pena recorrer...Todo lo que hay sobre la Tierra será tuyo,y lo que es más: serás un hombre, hijo mío.
"If", Rudyard Kipling
Dedicado a mis amigos steelers.