Del mismo modo que se establece automática asociación entre la nouvelle vague y “Cahiers du Cinéma”, resulta prácticamente imposible soslayar la revista “Sequence” cuando hay que referirse al free cinema. Lindsay Anderson, a posteriori uno de los directores más preponderantes del movimiento, pasó mucho tiempo escribiendo críticas en dicha publicación, demostrando un particularizado interés por las películas de John Ford. Desde “Sequence” se combatió al cine en exceso académico y de estudio que imperaba en Londres durante los años cincuenta; se reaccionó frente a la artificiosidad narrativa importada de Hollywood, demandando como contraposición, films de mayor compromiso con la problemática social, con la cotidianeidad proletaria. En ese sentido, If… es, posiblemente, debido a su discurso anticonformista y a su pretensión renovadora, uno de los buques insignia del free cinema.
If… se estructura casi como una novela, diseccionada en capítulos que nunca pierden el hilo de continuidad. Al inicio, cuado se nos introduce en el primer día luego de las vacaciones de verano, nos sentimos tan perplejos y desorientados como el pequeño Jute ante los gritos de la autoridad: Run! Run in the corridor! Pronto se cae en la cuenta que el internado masculino y sus arcaicas reglas disciplinarias representan un sistema conservador y obsoleto que más temprano que tarde será puesto en jaque por los alumnos menos sumisos. En términos estéticos, el aparente clasicismo del comienzo, poco a poco termina por ceder y troncar en una narración dotada de mayor libertad, con toques de sutil surrealismo, a medida que el protagonista y sus compañeros toman conciencia e internalizan la desobediencia concebida como modo de rebelión. Los sueños de insurrección anclados en la mente de Mick Travis tienen, en efecto, su contrapartida en proyecciones oníricas que se convierten en las secuencias más gozosas de la película.
No hay que descuidar el abordaje sobre juventud y masculinidad que, sin ser muy profundo, If… efectúa de soslayo en sus casi dos horas de metraje. Anderson retrata, verbi gratia, el temor sagrado e hipócrita a la homosexualidad, la jerarquización entre pares y la crueldad inherente en esas relaciones desprovistas de fraternidad. Convergen pues, a la hora de rastrear antecedentes, Zéro de conduite de Jean Vigo, y Lord of the Flies de Peter Brook (excelente adaptación cinematográfica inglesa de la novela de William Golding). Y la duda suspensiva que siembra el título quizá encuentre su mejor subsecuente y respuesta en Elephant de Gus Van Sant.
If… (Gran Bretaña, 1968).
Director: Lindsay Anderson.
Intérpretes: Malcolm McDowell, David Wood, Richard Warwick, Robert Swann, Hugh Thomas, Rupert Webster.
Calificación: 7.