Se trata de un templo gótico que empezó a construirse en 1440 y no se terminó hasta 1825, donde se remataron las obras dándoles un aspecto diferente de la idea original.
Un ejemplo de esto es que la torre de la Iglesia de San Miguel debería alzarse sobre todas las demas con una altura de 134 metros pero por falta de fondos se le dió un acabado plano cuando tenía la altura de 24 metros.
Da la impresión de ser un edificio oscuro y frío pero merece una visita para ver sus bonitas vidrieras y obras de arte.
La verdad es que al entrar teníamos nuestras dudas sobre si merecería la pena pero después de hacerlo recomendamos reservar 20 minutitos para darse una vuelta por su interior y disfrutar de los detalles. Normalmente sólo se la ve desde fuera en los paseos en barca por el canal pero sería un error no entrar. 😉
Desde aquí vamos hacia la Iglesia de San Nicolás, nuestra próxima parada, atravesando el Puente de San Miguel desde donde hay unas bonitas vistas de Korenlei y Graslei.
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