Es posible que en alguna ocasión hayas escuchado la idea de una iglesia gnóstica o distinta a las iglesias cristianas exotéricas conocidas, hoy vamos a hablar en nuestro blog de este tema.
No es difícil encontrar información sobre “las dos iglesias”, la iglesia de Pablo y Pedro, exotérica, manifiesta y abierta a todo el mundo, correspondería a la estructura eclesiástica que conocemos vaticano - obispados – iglesias y otra iglesia que sería la iglesia de Juan, esotérica, gnóstica y reservada exclusivamente para iniciados y elegidos.
Antes de proseguir, hagamos un inciso, para explicar que esta idea, la de la Iglesia de Juan como cristianismo esotérico, ha llegado a múltiples ordenes iniciáticas que usan como palabra de ley, el evangelio de Juan, en especial su prologo: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (este tema fue ampliamente tratado en nuestro curso “el poder de la palabra”).
Para comprender esto es necesario entender previamente la idea del “cristo” que no es una persona, cristo, es una palabra que procede del griego antiguo Χριστός y significa literalmente ungido o elegido. Es evidente que en los relatos bíblicos, se refieren en varias ocasiones a Jesús como cristo, lo que es un error es usar el nombre Jesucristo, por que sería como entender que solo Jesús tiene esta cualidad.
José de Arimatea
y el símbolo del Grial
La ley espiritual, tal como nos enseñan los relatos bíblicos, fue entregada a dos hombres que los evangelios apenas mencionan: Nicodemo y José de Arimatea, que sin ser discípulos de la iglesia visible, fueron elegidos para ser custodios de los restos sagrados, no hay que pensar demasiado para saber que no solo era el cadáver de Jesús. José de Arimatéa, según los relatos, en especial los referidos a San Felipe, llegó con ese legado a tierras francesas acompañado de María Magdalena, Marta, María Salomé (madre de los apóstoles Juan y Santiago), María Jacobé (madre de los apóstoles Santiago el Menor y Judas Tadeo), Marcial y Lázaro y acabó sus días en Glastonbury, en el sur de la actual Inglaterra, de este viaje nacen los mitos del Grial y del secreto del mismo.
José de Arimatéa no sale “de la nada” era hermano de Joaquin, padre de María y en consecuencia tío-abuelo de Jesús y su tutor y maestro tras el fallecimiento de José, justo en los años que nada se sabe de la vida de Jesús.
Si habéis atado cabos, el tutor y maestro de Jesús, es depositario de los “restos” sagrados y en su viaje es acompañado por personajes bíblicos menores para el cristianismo exotérico.
Por un lado, tenemos la iglesia oficial, con Pedro, Pablo y los evangelistas, por otro la iglesia espiritual, con José de Arimatea, María Magdalena y los apóstoles no evangelistas.