Elohim-Yahveh le dice a Adán y Eva que ellos pueden comer de todos los árboles del Edén, salvo de dos. Los árboles que no pueden tocar son el "Árbol de la Vida" y el "Árbol de la Ciencia" (también llamado "Árbol del Bien y del Mal"). ¡Narices! ¡¡Pues tampoco es que se hayan andado con rodeos!! Muy bien. Pues Elohim-Yahveh les recalca que morirían inmediatamente si incumpliesen esta norma. Más adelante se encuentran con la serpientilla de marras (presumiblemente, Asmodeo; pues a Satán aún le faltaban siglos para ser inventado), que les dice: "Sabed que no moriríais, si no que seríais como Él (Dios), conocedores del Bien y del Mal".
Una reflexión: ¿Quién miente aquí? ¿La serpiente-Asmodeo o Elohim-Yahveh? Todo indica que la primera habla con más sinceridad; lo que no deja de ser curioso.
Adán y Eva bajo el Árbol de la Ciencia
Vale; pues aquí va mi análisis de este novedoso relato. A mi entender, los dos árboles prohíbidos representarían -indudablemente -la búsqueda individual de conocimiento; mientras que, todos los demás, representarían la verdad impuesta, la absoluta, de la que nadie debería dudar. Nos encontramos con un ataque directo al ejercicio de la razón. Y esto, ya en épocas bien tempranas. Desde este punto en adelante, el mismo objetivo a seguido buscándose durante los siglos de los siglos: cerrar la boca de la ciencia en beneficio de la fe. Pero no me iré a por más ejemplos; pues, eso ya es otra historia...
...dejémoslo en que el hombre fue expulsado del Paraíso de la ignorancia.