El dicho "en boca cerrada no entran moscas" no debe ser algo al que Ignacio González haga mucho caso, más bien al contrario. Las moscas le acaban llenando la boca cada vez que la abre y este deja que de esa cloaca de palabras se escape un comentario de los suyos. Ya sabemos todos a dónde acuden las moscas.
El socialista Tomás Gómez realiza la petición de apertura de los comedores escolares durante la época de Navidad. Gracias a esto los niños con problemas económicos en casa podrían comer, al menos, un plato caliente al día, y más en las fechas en las que nos encontramos. Pero al amiguete Ignacio esto no le convence. En el intento por convertirse en el protagonista absoluto del día, al "Presi" no se le ocurre otra que denegar la petición porque "el principal riesgo que tiene los niños en Madrid es la obesidad". Una vez más, Ignacio González hace ver que en la Comunidad de Madrid no existen los niños desnutridos o malnutridos y que es falso todo lo que se dice sobre este tema. O lo que es lo mismo, en Madrid no hay pobreza infantil. Razón por la que en verano de 2014 tampoco quiso abrir los comedores escolares. Y el chicarrón de Madrid se queda más contento que unas pascuas calentito ante la chimenea de su tan famoso ático.
Aunque lo interesante para Ignacio González debería ser lo que ocurre en el lugar donde gobierna, por si no lo sabe aún, la Comunidad de Madrid. Ya que no lo debe tener muy claro es mejor darle un pequeño empuje intelectual al asunto y recordarle ciertos datos. En la región hay 200.000 niños en riesgo de pobreza, la misma cantidad de niños que viven en las calles de Mumbai (India). A esto hay que añadir los 350.000 parados que no tienen ningún tipo de prestación y 80 familias que son desahuciadas al día. Seguro, popularísimo González, que esto sucede porque las familias no tienen dinero para pagar debido a los gastos para dar de comer a sus hijos y mantenerlos obesos.
La obesidad que existe en España no es precisamente la de los niños. La obesidad que existe es la de los políticos que tienen que acabar tragándose sus palabras tras sus absurdos discursos. Es la de que cada vez tienen sus bolsillos llenos mientras familias enteras ven como no entra ningín ingreso, disminuyen sus ahorros y cada vez es menos la comida que tienen para poder alimentarse. Señor Ignacio González y compañía aplaudidora de tales eventos, el mejor argumento que tiene uno cuando no tiene argumentos es no argumentar. Así, al menos uno no hace el imbécil y no dice estupideces.