Me sorprendo leyendo el artículo sobre “El ‘coworking’ crea un nuevo perfil de empleado” firmado por Pedro A. Muñoz, dentro del Extra de Formación y Empleo incluido en el suplemento de Negocios del diario El País. El texto va urdiendo ideas y conceptos conocidos y comunes con definiciones sin identificar, hasta que llegamos a la primera fuente. Gonzalo Barbadillo director del área de human capital de Deloitte, firma de servicios profesionales y consultora global.
Me pregunto: ¿qué experiencia tiene una consultora en espacios compartidos y del coworking? ¿Es realmente una fuente reconocida y representativa para explicar el fondo del artículo? Nos vamos adentrando en el contenido y el primer dato concreto “el alquiler oscila entre 120 y 180 euros mensuales”. ¿Dónde ha sacado esa información?, cuando los medios europeos especializados en sus encuestas y estadísticas mantienen otra cosa muy distinta.
Es cierto, “no solo supone un ahorro de costes, sino una nueva forma de trabajar en comunidad”; no argumenta, no añade más elementos de juicio para un lector, en su mayoría, desconocedor de la falta de contraste de la información mínima necesaria para conocer qué está pasando con el coworking.
Sigue con : “En su mente en general no existe el esquema típico trabajo-oficina, sino el “trabajo donde estoy”. Afirmación atribuida a Óscar García CEO de Busining Espacio de Negocios, introduciéndonos en lo más profundo del ser humano, el conocimiento de su mente. En este momento, me pregunto si existen diferencias entre un Centro de Negocios y un Espacio de Coworking. Tal y como lo entiendo, los Centros de Negocios tienen origen en operaciones inmobiliarias, ofreciendo desde hace años, servicios a toda clase de empresas y empresarios. Hasta aquí nada que añadir, el 8 y 9 de junio la asociación ACN, tiene convocado un congreso nacional.
El Coworking nace desde otros planteamientos, persigue otros objetivos, se manifiesta con otras armas bien diferentes. Primordialmente nos preocupa el futuro del trabajo. Nuestro desafío es querer convertir las dificultades en oportunidades, no solo respecto a nuestro entorno más próximo sino extenderlo al entorno global.
La solución la encontramos en la forma como trabajamos, en la participación, colaboración y cooperación, utilizando la fuerza que nos da el deseo de un futuro sostenible y conectado. La comunidad permitirá hacer frente a un sistema estrangulado lleno de oscurantismo, opacidad y secretismo propio de siglos pasados. Nuestros valores tienen un Manifiesto donde se equiparan con claridad aquellos valores caducos o muertos por otros imprescindibles para una sociedad en relación, una sociedad en red.
El futuro lo hacemos día a día, sabedores que la innovación engendra innovación y que el mayor reto es conseguir enlazar a todos en la nueva economía, los nuevos valores, a una nueva escala mucho más humana. Este es el movimiento Coworking.
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