Igual

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Adoctrinan. Te repiten desde bien pequeño cuál es tu país. Desde qué cordillera o mar hasta qué raya en el desierto llega lo tuyo. Más allá de las montañas, cruzando ese río o esa carretera están los otros. Te lo repiten mucho y fuerte desde bien pequeño para que no lo olvides. Para que no puedas siquiera intuir que existe otra posibilidad. Todo lo demás, simple cultura general.

Instruyen. Te cuentan tu (su) parte de la historia. Esa que abunda en lo que hicieron los tuyos, sufrieron los tuyos, conquistaron los tuyos y en lo que masacraron los otros, prohibieron los otros y perdieron los otros. A veces ni siquiera te cuentan la parte de los otros, no vaya a ser que te parezcan mejores, o peor aún, algo similar.

Convencen. Y lo hacen siempre en su lengua. La única lengua. La lengua de los tuyos, que es la única, la buena. No la de los otros. El idioma construye realidades. Y tu realidad es la de los tuyos. Te dicen incluso qué himno emociona más hondo y qué bandera abriga más fuerte, a qué equipo animar, a qué cantante escuchar, qué películas adorar.

Mienten. Te repiten desde bien pequeño, una y otra vez, que lo tuyo es lo bueno. Y lo otro... Bueno, lo otro es lo otro, por qué iba a importar. Que el paraíso es aquí y ahora. Y si no es ahora, lo fue o lo será. Que más allá de esa cordillera, de esa carretera, de esa raya, de ese mar, no te van a entender, no te van a querer, no se vive igual. Los tuyos, joder, los tuyos. Lo de los otros no es normal.

Adoctrinan. Instruyen. Convencen. Mienten. Sin parar.

¿Y los catalanes? Los catalanes igual.