Igual no ha cambiado nada

Publicado el 15 junio 2014 por Daniel Rubio @DanielRubioM

   Recuerdo algunas conversaciones que tuve en su día con algunos viejos sobre lo que era pasar hambre. Era curioso, o al menos a mí me resultaba curioso, cuando hablaban del tema, parecía que sólo ellos sabían lo que era el hambre. Y más curioso era la reacción que todos tenían cuando yo les decía que de niño o me buscaba la vida, o no comía. Todos me dejaron de mentiroso; todos decían que en España, desde que se montó el chiringuito de la democracia, no se pasaba hambre y defendían esa hipótesis a capa y espada, como si en ello les fuese la vida.

   Hoy día, se vuelve a ver la misma mierda de España de cuando yo era un crío de 7 u 8 años y me comía las naranjas  desechadas del Mercadona dentro del mismo contenedor; o las papas a granel, blandas y aceitosas; o cuando entraba en los contenedores de vidrio para rescatar las botellas retornables y un largo etc. No sé si por aquél entonces los políticos de turno (finales de los 80, principios de los 90), negaban la situación o pretendían esconderla igual que ahora, cerrando comedores en los colegios que garanticen ( voy a suponer que sí, pues no recuerdo que mi colegio abriese en verano para ese fin, aunque sí recuerdo un centro en La Plata, en frente de la biblioteca, donde nos daban de merendar), al menos, una o dos comidas a los más pequeños. No sé si por aquél entonces algún político se atrevió a apuñalar a organismos como Cáritas. Y tampoco sé si entonces nació algún grupo político que los pusiese en su sitio. Pero lo que sí sé, es que por entonces estaban los mismos que ahora (PPSOE). Y también sé, que esos, son los que han manipulado a nuestros viejos para impedirles ver la realidad. Y es por eso que nuestros viejos les votan, es por eso que nuestros viejos serán los únicos que han pasado hambre en España, y es por eso que la mayoría de nuestros viejos ve problemas de drogas donde hay pobreza. Ve un problema de educación cuando un niño roba por hambre.  Ve un problema de sobre explotación del sistema cuando una familia pide ayuda. O critican a aquél que lleva un par de años en paro y ya no busca trabajo por falta de motivación, o incluso por el mismo problema económico en si mismo, porque buscar trabajo cuesta dinero. Ellos defienden que han conseguido esta España para nosotros, y muchas veces se han atrevido a llamarnos desagradecidos, y creo que eso lo dicen porque queremos cambiarla; porque ya no nos conformamos; porque vemos que estamos retrocediendo en el tiempo y que eso mismo que ellos defienden nos está siendo privado; porque vemos cómo los políticos se pasan por el forro su Constitución utilizándola a su antojo y según convenga; pero sobre todo, porque se vuelven a ver niños en los contenedores que las grandes "marcas" se empecinan en encadenar para evitar el expolio de lo desechado.

   Al final siempre pagan los mismos: los niños. Ellos no eligieron nacer, están aquí. Y ellos, aunque parezca lo contrario, no son tontos, saben lo que ocurre, saben porqué tienen hambre y saben porqué sus padres, muchas veces, lloran a solas.

   Sólo espero que si algún día yo soy viejo, y me topo con uno de estos niños, no tenga cojones a decirle: «tú no sabes lo que es pasar hambre».


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