Igualdad lenguaje y administración. El sexismo en nuestro idioma

Publicado el 03 septiembre 2016 por Elblogderamon @ramoncerda

El año 2009 se publicó un libro titulado Igualdad lenguaje y administración: Propuestas para un uso no sexista del lenguaje. Supongo que se editó con dinero público, como tantas otras cosas. Personalmente me parece una postura muy equivocada insistir en que el español es un lenguaje machista por el hecho de que el masculino se utilice como genérico. Eso nos está llevando a un terreno pantanoso donde los políticos hablan de manera que lo duplican todo: ciudadanas y ciudadanos, senadoras y senadores… Eso me recuerda a un chiste que circulaba hace unos días en Facebook; creo que lo compartió a través de Twitter Pérez Reverte. Decía algo así:

—Mamá, en el colegio me llaman imbécil.

—¿Quién hijo mío?

—Todos y todas, mis compañeras y compañeros.

Igualdad lenguaje y administración: propuestas para un uso no sexista del lenguaje

Igualdad lenguaje y administración. Puede descargarlo gratuitamente en el enlace inserto al final del artículo.

El libro, que supongo que en su día se imprimió en papel, ahora está disponible en pdf de manera gratuita. Yo ya me lo he bajado, impreso y encuadernado, porque quiero conservarlo, aunque no necesariamente para seguir sus consejos.

El prólogo es de Juan G. Cotino Ferrer:

En los últimos años, y en concreto en nuestra Comunitat, se están produciendo importantes avances en el ámbito social y legislativo que han propiciado cambios favorables para conseguir que la igualdad de oportunidades y de trato entre mujeres y hombres sea real y efectiva. Si bien estos avances son notables y visibles, no debemos cesar en nuestro empeño de eliminar cualquier obstáculo que exista para que esta igualdad sea plena. La actual presencia de las mujeres en la vida pública y sus nuevos roles asumidos, tanto en estos espacios como en la vida privada, tienen grandes repercusiones en el lenguaje que nos hacen replantearnos nuestros hábitos lingüísticos para que respondan a esta nueva realidad. En una sociedad como la nuestra, que demanda una igualdad de derechos y deberes entre los sexos, el lenguaje, como producto social, no solo debe reflejar esa igualdad, sino también debe contribuir a ella. Por este motivo, en la construcción de las políticas de igualdad, la Generalitat no quiere perder de vista la importancia de las políticas lingüísticas porque, en muchas ocasiones la mujer todavía sigue estando en desventaja frente al hombre. Hasta que esta situación no cambie, no conseguiremos una sociedad igualitaria ni acabaremos con la discriminación de las mujeres. Con este objetivo, tengo el placer de presentarles el manual Igualdad lenguaje y Administración: Propuestas para un uso no sexista del lenguaje, un documento que nace como fruto de la apuesta del Govern Valencià por lograr una definitiva y transparente igualdad de oportunidades en todos los ámbitos de la Comunitat Valenciana, con el fin de conseguir una comunicación efectiva, entre la Administración y la ciudadanía, que no sea ambigua, discriminatoria ni excluyente para ninguno de los dos sexos.

Esta es parte de la introducción del libro que nos da una idea de la paranoia que se ha creado en torno a este asunto:

Definimos LENGUAJE como el instrumento mediante el cual expresamos nuestras ideas, nuestros sentimientos y pensamientos y las percepciones que nos produce el mundo que nos rodea y es, por tanto, el reflejo de la cultura de una sociedad en un determinado momento. Por ello, inevitablemente, los cambios sociales que se dan en esa sociedad conllevan cambios en los usos del lenguaje. Por esto uno de los aspectos más importantes en la lucha por la igualdad real entre mujeres y hombres pasa por eliminar el uso sexista del lenguaje, que no solo refleja la desigualdad entre ambos sexos, sino que contribuye a reforzar esa situación. El Comité de Ministros del Consejo de Europa aprobó, en 1990, la Recomendación sobre eliminación del sexismo en el lenguaje. En primer lugar, reconoce la existencia de obstáculos a la igualdad real entre hombres y mujeres y, en segundo lugar, considera que el lenguaje es un instrumento esencial en la formación de la identidad social de cada persona. En ella proponen a los gobiernos de los Estados miembros tres medidas básicas:

a) incorporar iniciativas para promover un lenguaje no sexista; b) promover en textos jurídicos, educativos y de la Administración Pública el uso de terminología armónica con el principio de igualdad entre sexos; c) fomentar la utilización de un lenguaje libre de sexismo en los medios de comunicación.

Y este sería uno de los muchos ejemplos que pueden leerse en el libro para luchar contra la afrenta y el desprecio que por lo visto hacemos contra las mujeres cuando hablamos correctamente nuestro idioma.

Ejemplo: Acceso solo permitido a funcionarios

Inversión: Acceso sólo permitido a funcionarias (la frase excluye a personas destinatarias)

Solución: Acceso permitido solo al personal funcionario (la frase elude cualquier ambigüedad o confusión)

¿De verdad piensan que la primera frase prohibe el acceso a las funcionarias y por eso hemos de aclararlo?

Hay otras perlas:

Decir «Los españoles irán a las urnas el próximo domingo» es poco menos que un insulto para las mujeres según nuestros políticos, por lo que se deberá decir: «La población española irá a las urnas el próximo domingo».

Y no debemos decir: «Los funcionarios nombrados en el acto», sino «Las funcionarias y funcionarios nombrados en el acto», porque claro, lo primero no se entiende y todos pensamos inmediatamente que los únicos nombrados son hombres.

Tampoco debemos decir: «Los afectados recibirán una indemnización», sino «Los afectados, hombres y mujeres, recibirán una indemnización». De ese modo queda claro que entre los afectados no había elefantes.

No es bueno decir: «Los que no presenten el DNI no serán admitidos», sino «Las personas que no presenten el DNI no serán admitidas». De ese modo evitamos que se presenten alienígenas con DNI y la líen.

El pdf completo está accesible en este enlace, al menos en el momento de publicar el artículo.

Ramón Cerdá