Dice el artículo 7 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: "Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley". Este artículo, que quizás para muchos se antoja papel mojado, decora las paredes de aulas de institutos y colegios, y también decora las mentes de muchas personas ante una realidad que, en estos días en España, se antoja muy diferente.
Todos conocemos casos que lo ilustran bien. Casos como el reciente ciudadano holandés que ha sido puesto en libertad en nuestro país, encarcelado trece años (desde el 2003 al 2016) acusado de una violación que no cometió. La justicia puede equivocarse, sí: el problema es que la justicia, desde el año 2007, ya sabía que era otro quien había cometido el delito. ¿Qué pasó esos nueve años 'gratuitos' que este hombre ha estado en prisión? ¿Por qué le han (en propias palabras de la víctima de esta barbaridad) 'jodido la vida' de esa manera? Apenas unos minutos después de conocer esta terrible noticia, con detalles tan escabrosos como que cuando entró en prisión este hombre tenía una hija de dos años, o que su madre murió con él aún entre rejas, escucho decir en televisión que Jaume Matas, que ha robado dinero por cantidades demenciales (poseía un palacio que le vendieron por un millón y medio de euros menos de su precio, 80 botellas de vino de 550 euros cada una, y su mujer pagaba lechugas de un euro con billetes de 500), estará como máximo (como máximo) dos años en prisión.
¿Seguimos? Miguel Blesa, personaje de nuestro mundo financiero cuya culpabilidad y mafiosidad ha quedado más que probada y reprobada, pasó un día (un día) en la cárcel. Las consecuencias de respirar en la dirección de este elemento no pudieron ser más nefastas: el juez encargado de llevar el caso fue inhabilitado de manera fulminante. Y pasó un día en la cárcel. ¿Se ha inhabilitado a algún juez por meter a los titiriteros madrileños en la cárcel? No apruebo su actitud, por supuesto, pero ¿es que acaso es menos grave encarcelar a un titiritero que a un banquero?
¿Seguimos? ¿Mencionamos a Rita Barberá, esperpento de la especie humana que ha sido blindada en el Senado para resultar intocada? ¿Un Senado que, dicho sea de paso, parece haber sido convertido en una genuina cueva de Alí Babá, un refugio de ladrones como ella misma y el señor De La Serna? ¿Mencionamos a los señores Griñán y Chaves, figuras rocosas que parece imposible derribar en Andalucía? ¿Mencionamos a todos los que han sido indultados de manera arbitraria por los gobiernos de turno? ¿A los diez mil o más aforados, que ni se sabe con exactitud cuántos són, intocables por un juez ordinario? ¿Menciono a la princesa y el balonmanista, el segundo cargando con todo el peso de la culpa, la primera casi ni pudiendo ser mencionada sin provocar una tormenta mediática? ¿Menciono al presidente de un gobierno que va por ahí diciendo 'sé fuerte' y cobrando sobres-B y que tiene la desfachatez de decir (ya sin un plasma, eso sí) que los suyos son los abanderados de las medidas anticorrupción?
Dice el artículo 7 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: "Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley". ¿Soy el único que piensa que todas estas personas se están limpiando el culo con este artículo como si fuera papel del váter, y lo mejor de todo, en nuestras propias narices? ¿No os hace sentir verguenza, verdadera verguenza, pensar que estas personas son lo que cualquiera de nuestros abuelos llamaría 'chorizos y sinverguenzas' y que mientras con una mano han permitido que todo esto ocurra, y blindan a los más despreciables de su entorno frente a la justicia, con la otra van proclamando que son el maná de la regeneración?
Se acabó ya. ¿No opináis igual? Ya está bien. Esto es como un ordenador que está lleno de porquería: sólo se arregla formateando. Esta gente no puede estar en pactos de gobierno, y mucho menos hablar de 'grandes coaliciones' justo al mismo tiempo que, por poner un ejemplo reciente, se registran sus sedes buscando pruebas de delitos. Ya va siendo hora de desechar siglas viejas, sean de la ideología que sean, ya lleven rosas, gaviotas o coronas.
Mientras ellos rompen sus discos duros, borrémosles nosotros del disco duro de nuestra democracia.