La Madrid republicana de primeros de marzo de 1939 había jugado sus cartas contra sí misma y estaba rota, vencida. Lo que en Barcelona había ocurrido en mayo de 1937, enfrentamientos armados entre las diversas facciones que apoyaban a la República, en Madrid ocurría dos años después y esto aceleró el final de la guerra. El levantamiento del Coronel Segismundo Casado con apoyo de republicanos, socialistas y anarquistas, contra la política de Negrín y los comunistas provocó otra mini guerra civil interna en Madrid y alrededores.
Quizá en estos hechos se dan las razones para ese bombardeo, del 23 de marzo de 1939, por parte de Franco a Torrelaguna, al saber que esta era una zona dominada por los comunistas partidarios de alargar la guerra hasta el último suspiro.
El coronel anarquista Cipriano Mera, que apoyaría a Casado, escribiría en sus memorias sobre estos enfrentamientos entre las dos facciones republicanas cuando ya se había roto su nexo de unión, poco antes de acabar la guerra:
"A las seis de la mañana del día 10 (marzo de 1939), me comunicaron que El Cubillo y la parte norte de Guadalajara estaban totalmente asegurados, desapareciendo el temor de que los sublevados (comunistas) del I Cuerpo de Ejército, partiendo de su base en Torrelaguna, pudieran meternos una cuña por esa zona. Seguidamente di orden a nuestra columna de ocupar con la mayor rapidez posible Canillas, Hortaleza y Ciudad Lineal, para caer luego sobre Fuencarral. Durante las operaciones fue gravemente herido el comisario de 12 División, Asensio, de filiación socialista, uno de los mejores elementos del IV Cuerpo; murió poco después, con gran pesar de cuantos lo tratamos. A las diez de la noche todos los objetivos, salvo Fuencarral, fueron alcanzados, haciéndose unos seis mil prisioneros. Una compañía llegó incluso hasta la plaza Manuel Becerra, ocupando toda la barriada a la una de la madrugada, hora en que se detuvo el avance."
"Tu mirada me lo advirtió:
nunca más vuelvo." (Aviones plateados de "El Último de la fila")