Ii guerra mundial: la batalla de montecasino

Por Pedro

Montecasino y su abadía (fundada en 529 por S. Benito de Nursia) estaban situadas en el punto central de la alemana línea Gustav, en unas escarpadas pendientes. El alemán Kesselring, consciente de la batalla que se avencinaba en el lugar y del peligro que corrian los tesoros artísticos del Monasterior, ordenó trasladar a Roma los objetos de valor. La población del municipio de Cassino, pensando que los aliados respetarían la abadía, se refugió en el edificio.
La batalla de Montecasino fue, para muchos, el “Verdún" de esta guerra. Nunca hasta entonces se había concentrado tanto potencial de fuego en tan poco espacio geográfico. Fueron combates especialmente mortíferos. Los aliados pretendías despejar el camino a Roma.
La ofensiva aliada contra Montecasino comenzó en febrero de 1944 aprovechando que los alemanes habían desplazado tropas para contener el desembarco de Anzio (ver otra entrada de este Blog). Las tropas alemanas rechazaron a los atacantes. El 12 de febrero, el general Clark ordenó suspender momentaneamente la ofensiva. El general Alexander va a retomar la ofensiva con tropas británicas reforzadas por importantes contingentes de neozelandeses e hindúes. Antes, decide someter a Montecasino a un bombardeo de gran intensidad. El 15 de febrero, 800 aviones dejaron caer 2.500 toneladas de bombas para continuar con un bombardeo por 800 cañones. El monasterio fue reducido a escombros. Cuando se conoció la destrucción del monasterio (incluidos sus valioso frescos), hubo manifestaciones de indignación en muchos lugares del mundo, más aún teniendo en cuenta que no había soldados alemanes dentro del monasterio.

Arriba, el monasterio de Montecasino antes del bombardeo aliado. Abajo cómo quedó tras el bombardeo
 del 15 de febrero. Fuente de las imágenes: https://www.lasegundaguerra.com/viewtopic.php?t=13486

https://www.lasegundaguerra.com/viewtopic.php?t=1753


Granaderos panzer y la 1ª División de paracaidistas alemanes hicieron de las ruinas del monasterio una magnífica posición defensiva desde la que detenían el avance de los asaltantes. El general Alexander reconoció el valor de los soldados alemanes:
“Es extraordinaria la tenacidad de estos paracaidistas alemanes. Estuvieron sometidos a toda la fuerza aérea del Meditereráneo, bajo la mayor concentración de potencia de fuego que se ha visto jamás. Dudo que haya otras tropas en el mundo que hubiesen podido levantarse y seguir luchando con aquella ferocidad. Les debemos nuestro respeto y admiración, ya que supieron luchar y morir como héroes”.   

Las intensas lluvias (lodazales en los cráteres de los impactos, deslizamientos de tierras...) dificultaron el avance aliado por unos caminos ya de por sí muy difíciles. En estas condiciones, los aliados decidieron esperar a que llegase el tiempo primavera.
En marzo, se reanudaron los ataques aliados. Por un lado intentaron cortar el abastecimiento a los defensores (bombardeo de líneas férreas, carreteras, puentes....) y por otro reandaron un intenso bombardeo aéreo y terrestre sobre Montecasino. Ante la resistencia de los paracaidistas alemanes, el ataque fue nuevamente detenido el 23 de marzo.
Alexander reorganizó sus fuerzas y el 11 de mayo se dispuso a lanzar el ataque decisivo a Montecasino. El día 17 de mayo, los paracaidistas alemanes, aprovechando la noche, abandonaron Montecasino. Consideraron que era mejor replegarse a una posición defensiva más al norte, la denominada Línea César.

 Al día siguiente tropas polacas (que habían sufrido muchas bajas) tomaban las ruinas de Montecasino. La toma de Montecasino abrió directamente el camino a Roma.

El Monasterio de Montecasino reconstruido