II Media Maratón Holiday World

Por Juan Andrés Camacho Fernández @CorredorErrante

Segunda media maratón del año, segundo test tras mi retorno parcial, aunque tras las sensaciones de hoy espero que la analítica de esta semana salga para enmarcar y pueda volver al crossfit y meter algo más de kilómetros, aunque sin pasarme.
En 2017 corrí los 10 km de la Carrera Litoral de Holiday World, con muy buen resultado, y desde entonces no volví a la prueba, que desde el año pasado, cuenta también con media maratón.

Aun así conozco la zona como la palma de mi mano, por ser zona de entrenamiento habitual desde hace años, especialmente en las tiradas largas de los domingos.

Tras un par de días con mal cuerpo tras la gastroscopia y la colonoscopia de esta semana me levantaba con fuerzas, muy animado y con ganas de bajar minutos al resultado de la IV Media Maratón Rural Villa de Mijas de la semana anterior.

Así me planté en la línea de salida, junto a multitud de compañeros del Club Atletismo Fuengirola, que participarían en los 5 y 10 kilómetros además de en la media maratón y gran cantidad de compañeros y amigos de clubs de la provincia, con quienes compartiría una gran mañana de deporte.


Con Víctor Navas, alcalde de Benalmádena.


Algunos compañeros del club.


Más compañeros del club...

¡Y algunos faltan seguro!

Tras los saludos, las fotos y la precarrera, me coloqué junto a Óscar, alias "media maratón man", que sumaría otra muesca en su hebilla, rodeado por corredores del nivel de Antonio Caba o Salva Villodres, entre otros.

Tras una cuenta atrás de 10 segundos y con todo un himno como es "eye of the tiger" de fondo, comenzamos la prueba a todo correr, siguiendo la estela de José Luis Castañeda, con quien seguramente compartiría carrera.

La gente salió escopetada, pero aunque yo tampoco fui lento, ya que aproveché la pendiente a favor para estirar las patas, pero tuve en cuenta que íbamos mezclados los participantes de las tres carreras y que el desnivel sería peor a la vuelta, así que no me pasé de rosca.


¡Salida!

Pude regular bien y en cuanto la pendiente se puso en contra no tuve problema en mantener la zancada, marcando un primer kilómetro en 3:38, tras Jose en primera instancia y Antonio Ibáñez, que corría la prueba de 10 kilómetros y era la primera camiseta del Club Atletismo Fuengirola en carrera.

Rápidamente se hicieron grupitos y pese a las primeras tres cuestas, de las más marcadas del recorrido, seguíamos rodando por debajo de los 3:55 que tenía en mente como objetivo.

Por el trabajo de intervalos que estoy haciendo sabía que era un ritmo plausible, aunque dependería del desnivel, la fatiga acumulada en carrera y el calor, que parecía de un día de verano más que de marzo.

Tras dejar atrás la rotonda del flatotel ya íbamos en dupla José Luis  y yo, aunque rápidamente nos alcanzó Rafa, el corredor del Albero Team con el que compartí los últimos kilómetros de la media rural de Mijas la semana anterior.

Iba como una flecha, pero se paró a saludar y al ver que los tres corríamos la media, hicimos equipo y mientras ellos tiraban yo les pisaba la sombra.

Le pregunté que como iba la preparación del Ironman y me respondió que la jornada anterior había hecho 100 kilómetros en bicicleta y no sabía como irían las piernas hoy, pero por el momento, iba fenomenal.


Charlando cuesta arriba...

Nacho, que hoy nos acompañaría en bicicleta, rodaba a nuestro lado, de hecho, esa foto es de la subida al Casino de Torrequebrada.

Cuando llegó arriba se dio cuenta de que Antonio iba por delante y como había quedado en hacerle el avituallamiento, se despidió y metió un cambio de ritmo para alcanzarle.

Los corredores de la prueba de 5 kilómetros ya se habían bifurcado previamente, en la rotonda de la Viborilla, pero aun teníamos en carrera a corredores de la de 10, así que las posiciones podían no ser las que parecían.


Avituallamiento del km 5

Tras el avituallamiento del kilómetro 5, inmortalizado en la imagen precedente, me di cuenta de que José Luis se empezaba a quedar un poco, hasta el punto de que en la cuestecilla del Castillo El Bil Bil estaba un palmo por detrás.

Le animamos a pegarse, pero se mantuvo firme, así que Rafa y yo continuamos en solitario, en dirección a Puerto Marina.


Bajada hacia el paseo.

En esta carrera debería haber corrido con unas adidas nuevas, pero las pedí por SportShoes, me quedaban pequeñas y aunque tramité el retorno el 20 de febrero, aun no me habían llegado.

Mis zapatillas son unas Adidas Supernova modelo del 2018, con 2.000 solo en competición y posiblemente los mismos de uso diario desde hace un año largo, por lo que tienen la suela totalmente lisa.

Normalmente no es un problema, ya que entreno por asfalto o caminos, pero en las losas del paseo marítimo de Benalmádena me resbalaba un poco, así que dejé que Rafa tirase mientras alcanzábamos corredores, sin saber si eran de la media o de los 10 kilómetros.

Sabía que había un tramo de playa, que me imagino que se metió para cuadrar la distancia, pero me sorprendió la dureza de la bajada a la playa, con varios giros de 180º consecutivos, así como el mismo tramo entre pasarela de madera y arena blanda, donde había que hacer también varios quiebros.

Fue el primer kilómetro por encima de 4' desde el comienzo de la carrera, pero rápidamente nos repusimos y en la bajada hacia el Sea Life, comenzando la primera de las dos vueltas al circuito portuario, volvíamos a bajar con comodidad de 4'.

Apenas había corredores al alcance de la vista y había bastante público, sobre todo extranjeros, que animaban y aplaudían a nuestro paso.

Llegamos a la zona del espigón y nos cruzamos con el líder de la prueba, que le sacaba un pasón al resto de corredores.

Entramos en el espigón y nos cruzamos con Caba, segundo clasificado, poco después con León, tercer clasificado y en la recta previa al giro, con Óscar, que iba cuarto...

¡Eso significaba que Rafa y yo éramos quinto y sexto, respectivamente!

Me dio un subidón y lo mejor de todo fue que iba pendiente al pulsómetro y estaba rondando 170 pulsaciones, cuando en los intervalos de pista he llegado recientemente a 193 en series cortas, es decir, el ritmo era intenso pero controlado.

Rafa y yo nos íbamos turnando para tirar, él me cogió la delantera en la zona del muelle y tras subir los 5 escalones de acceso al puerto le di el relevo.

Muchos turistas, ajenos a la competición al ser la cabeza de la prueba prácticamente nosotros, se cruzaban, y de repente apareció un motorista de la policía local que puso las luces y la sirena para irnos abriendo paso.

¡Que sensación, se me puso la piel de gallina y todo!

Completamos la primera vuelta y de lejos los voluntarios nos indicaban que teníamos que coger la pulsera para confirmar que dábamos dos vueltas.

El voluntario que me la iba a dar no atinó, o no estuve yo atento y el caso es que se cayó al suelo.

Seguí corriendo durante un segundo y medio, pensando en que daba igual, ya que si me decían algo tendría los dos giros en el GPS marcados, pero decidí ser legal, dar la vuelta y volver junto a Rafa al sprint.

Me pasé de 170 pulsaciones a 180 en cuestión de un par de segundos y aunque ya notaba una sensación de esfuerzo mayor, podía tolerarlo, así que decidí aprovechar para hacer un cambio de ritmo.

Pasamos de ir rondando 3:55 a hacer prácticamente la totalidad de la segunda vuelta a 3:50, notando la diferencia en el segundo giro en el espigón con respecto a varios de los corredores de la primera vuelta, aunque otros que llegaban con fuerza desde atrás, nos comenzaban a acechar.

Empecé a tirar yo un poco más, aunque Rafa me seguía de cerca, y tras repetir el tramo de arena, donde los giros y la superficie nos restaron velocidad, volvimos al paseo, preludio del asfalto y los últimos 5 kilómetros de carrera.


No era consciente de ir tan "solo" aun...

Ya en el Paseo un ciclista amigo de Rafa, que iba con el desfibrilador cardioprotegiendo la prueba, me ayudaba a abrirme paso, ya que la zona estaba muy concurrida y la gente se cruzaba.

Pensaba que en cualquier momento, él o los otros corredores que venían pisándonos los talones, me adelantarían, así que me concentré en no pisar las losas más pulidas para no resbalar y antes de darme cuenta, estaba de nuevo en el asfalto.

A diferencia de en la media rural de Mijas, notaba que aun tenía fuerzas, así que le subí el volumen a la música de los cascos, que llevaba al mínimo desde el comienzo de la prueba, y apreté el culo en las subidas.

Me sorprendió gratamente la animación cada pocos kilómetros, con altavoces y música, una charanga, una agrupación de viento... ¡Fue una pasada!

Sin necesidad ya de mirar el GPS, ya que sabía de sobra la distancia que me quedaba para la meta y adelantando a corredores sueltos de la carrera de 10 kilómetros fue enfilando una tras otras las últimas cuestas, camino de la meta.

En la penúltima bajada vi a lo lejos la camiseta de Óscar, pero estaba terminando de subir la cuesta; no tenía mucho sentido apretar el ritmo pero mantuve el pie sobre el acelerador y acabé fuerte la última subida.


Últimos metros...

El último parcial me salió a 3:46 y 181 pulsaciones, las mismas que alcancé de pico al girarme a por la pulsera en la mitad de la prueba y acabando con la sensación de que a ese ritmo podría haber hecho unos cuantos kilómetros más.

Finalmente entré el quinto absoluto y el segundo senior, en 1:22:49, pero lo mejor fue el post carrera, con animaciones, música en vivo, baile en directo, baticates (batidos de aguacate) y el buen ambiente con los compañeros y amigos.


Medallita al canto ;)

Además, cosechamos 12 podios los compañeros del Club Atletismo Fuengirola, os pongo una foto del mío, los demás los tenéis en la Página de Facebook del Club

Os dejo una imagen-resumen con los datos técnicos de la prueba, que de las 43 medias maratones oficiales que he corrido, es la quinta mejor marca (y no era precisamente una media propicia para ello).


Muy contento, a seguir trabajando ;)

Peeeeeeero, no acabó ahí la cosa, ya que he estado hablando con Paco Robles, experimentado ultrafondista, especialmente en pruebas de 6 días, y me comentó una cosa que me hizo pensar...

Me dijo que en una prueba de ese tipo andas muchas más horas de las que corres y mucha gente comete el error de no entrenar el andar, que requiere de una técnica diferente y trabaja de forma distinta los músculos.

Así que se me ocurrió hablar con Mayte para ir andando a Plaza Mayor juntos, ya que en las 12 Horas Solidarias de Torrecardenas se cascó 49,5 kilómetros caminando en cosa de 8 horas.

Se lo propuse y aceptó, así que allá que vino a buscarme al acabar la prueba con una muda de recambio y echamos unas 3 horas para recorrer los 16 kilómetros que nos separaban del centro comercial malagueño, donde aprovechamos para almorzar antes de volver a casa, por esta ocasión, en tren.


Pillamos un calor de órdago...

En fin, una gran jornada deportiva que acabo muy motivado y con muy buenas sensaciones.

El post-entreno, lo mejor ;)

La semana que viene tenemos 5 kilómetros en la segunda carrera popular del circuito de Fuengirola, ¡no os la perdáis!