El tema es que nos despertamos a las 7 de la mañana. Iríamos a correrla tanto Marta como yo mismo y para ello, tendríamos que desplazarnos desde Mairena del Alcor hasta Osuna (unos 70kms) para llegar a tiempo a coger el dorsal, prepararnos, calentar, etc.
El objetivo para cada uno era distinto. Por un lado Marta se enfrentaba a su primera media maratón oficial y con el paso de los minutos...se iba poniendo más nerviosa. Evidentemente no es lo mismo hacer un cross de 54kms o un trail de 30 en varias horas, a una media maratón donde el tiempo acotado en Osuna era de 2:30. Por primera vez se enfrentaría al crono.
Por mi parte la cosa era parecida. Tocaba analizar los ritmos para la Maratón de Murcia y hacer un test que mostrase mi estado de forma. Lo importante era no parar de mirar el reloj y ser capaz de controlar un ritmo casi 20 segundos por debajo del que debería competir en Murcia.
Tras un viaje muy divertido donde las nubes amenazaban lluvia (y donde nos cayeron pequeñas gotas), llegamos temprano a Osuna y aparcamos junto al polideportivo municipal. Hacía un par de meses esa misma zona era el escenario de una dramática conversión zombie de una jovencita vestida de novia. Esta vez íbamos a Osuna a correr, no a huir.
A las 9 de la mañana aún no había demasiados corredores, pero ya estaba todo prácticamente organizado. Alabar la rápida y eficiente labor de los voluntarios en el reparto de la bolsa del corredor (de una calidad impresionante para sólo 12 euros) pero el mareo que suponía ir: primero a buscar tu número de dorsal a una lista junto a la puerta, después ir a una carpa donde te daban el dorsal y después ir a otra carpa contigua para que te dieran la bolsa del corredor. Pienso que podrían haber mandado directamente el número de dorsal por correo, pero bueno.
Marta aún se puso más nerviosa debido a que le habían extraviado su bolsa del corredor. Alguien se la llevó sin querer y la solución que le dieron era "esperar hasta el final de la carrera, y le darían alguna de las sobrantes". No me pareció una buena idea del todo, debido a que podría variar la talla de camiseta que pidió...pero bueno. Tuvimos la suerte de que justo antes de comenzar la carrera nos volvimos a pasar por la carpa y el buen señor que se llevó la bolsa, vino a "cambiarla" porque la camiseta le quedaba pequeña. Manda huevos.
Tras un pequeño calentamiento nos pusimos en la línea de meta y...sin pena ni gloria dieron la señal de salida. Nos quedamos un poco descolocados porque no hubo cuenta atrás, disparo o aviso del speaker de forma llamativa. Simplemente un "vamos a correr". Así que pusimos en marcha el Strava y acompañé a Marta los primeros 3 minutos para ir cogiendo ritmo.
Comenzó la diversión. Me despedí de mi compañera y rápidamente fui alejándome de la cola de carrera y adelantando puestos. Correr por Osuna era una maravilla. No sólo porque el pueblo era precioso (que lo es) sino porque las calles eran amplias, bien asfaltadas y a esa hora...con una corriente que era gloria bendita para ir resfrescándote.
El reloj y la aplicación de gps se convirtieron en mi obsesión. Los primeros 2 kilómetros los pasé intentando moderar mi ritmo y ponerme a 5:40. En esos primeros momentos por el pueblo también nos sorprendieron unos desniveles no aptos para corredores "llanos". Había un par de cuestas de varios cientos de metros que dejaron a más de uno con la lengua fuera.
A partir del kilómetro 3 llegamos a las afueras del pueblo y la cosa se puso más fácil. En poco tiempo marcaba ritmos cercanos a los 5:15min/Km y tenía que controlarme en muchas ocasiones para ir más lento...me pierde correr rápido cuando voy bien.
Nada más salir de Osuna y entrar en el Camino del Calvario llegó la primera cuesta abajo, la cual se agradeció. Y básicamente el recorrido se volvió simple y algo anodino. Tanto en el frente como en la espalda íbamos acompañados de otros corredores a ritmos parecidos, pero a los laterales sólo había campo baldío en medio de la nada.
A partir del kilómetro 9 empezó lo divertido. El crono me marcaba 48-49´, iba perfecto para entrar en meta bastante sobrado en menos de 1 hora y 50´. Si todo hubiera sido llano habría sido genial, pero de pronto empezamos a ascender, ascender y ascender como sino hubiera mañana. Evidentemente no era un desnivel típico de un trail de montaña...pero era una cuesta considerable. Así hasta el 11,5.
Cuando llegué al km12 y tras pillar el avituallamiento del ecuador de carrera, tomé una decisión. Viendo que el reloj me marcaba 1:05 aproximadamente y que me sentía realmente pletórico, sentí que ya había hecho la prueba de fuego y que acompañaría a Marta. Proseguí hasta el km 13 más o menos y cuando me encontré con ella (era una media maratón de ida y vuelta por la misma carretera) me quedé a su lado y emprendí la vuelta por donde ya había pasado.
Mi pareja iba bastante bien aunque algo agobiada por ir tan cerca del tiempo límite estipulado. De hecho, evitaba mirar hacia atrás para no ver a las bicicletas que marcaban el límite de la media maratón. Así que, de forma impasible, fuimos marcando el ritmo poco a poco haciendo tramos corriendo y mini tramos andando. Tras superar el desnivel central de la prueba, el resto se volvió relativamente fácil.
Cuando alcanzamos el km15 el calor empezó a apretar. Ni atisbo de la lluvia y los nubarrones que media hora antes estaban atenazando el cielo. Para colmo tendríamos que esperar hasta el km 17-18 para poder pilla avituallamiento hídrico. Menos mal que orgánicamente estaba bien hidratado y pude ofrecerle mis escasas reservas a Marta que la verdad, me preocupaba más.ç
Fueron unos momentos muy bonitos. Con ella tuve la oportunidad de disfrutar no sólo de la tranquilidad del ritmo, sino también de su presencia, de su compañía, del paisaje que nos rodeaba, de animar a otros corredores, de echarnos fotos o que nos las hicieran...los placeres de la cola de carrera, desconocidos e ignorados por muchos.
A partir del km17 se nos unión un ciclista al que le agradezco de forma incondicional su apoyo. Nos estuvo siguiendo hasta la entrada en meta, dándonos conversación, apoyando como un crack a Marta, etc. Muchísimas gracias de corazón, si lees esta entrada.
La entrada en Osuna fue muy épica. Íbamos justitos para entrar en menos de 2:30h y Marta estaba dando lo mejor de sí misma para conseguirlo. Además, los pocos ciudadanos que estaban circulando no paraban de animarla y apoyarla moralmente.
A unos 500 metros de la meta nuestro "ángel ciclista" nos señaló lo que quedaba para llegar y Marta comenzó a llorar como una niña pequeña. Lo había conseguido, lo había logrado. Respiró hondo y empezó a correr con más fuerza, dando los últimos esbozos de energía de su ser para entrar en Meta. Bajo el clamor de la música y de los aplausos de los espectadores entró bajo el arco en 2 hora y 27 minutos. ¡Entró antes que yo! Lo hizo genial. Enhorabuena por tu primera media maratón y, por supuesto, por tener la suerte de haberte podido acompañar.
Mientras que Marta se tumbó a descansar junto a uno de los stands que daban sombra, yo me llegué a por la paella. Decir que los dos platitos de arroz de paella que nos dieron estaban exquisitos, pese a ser las 12:30 de la mañana y estar aún con el estómago revuelto. Entraba que daba gusto. Tras descansar, comer, ducharnos (benditas duchas, que placer) y ver el panorama de los alrededores, nos volvimos a casa.
Para finalizar esta crónica me gustaría resaltar un par de cosas. Por un lado pienso que esta media maratón está muy bien organizada, le da mucho calor y mimos al corredor popular, es impresionante correrla y me apena mucho que no se llenase el cupo de 500 inscritos. Espero que el año que viene tenga más corredores (yo volveré) porque es una media que vale la pena.
Por otro lado comentar que el recorrido es peculiarmente duro en comparación con otras medias maratones, especialmente si la comparas con la de Sevilla. Además, se le suma que no hay mucha gente animando en el pueblo y mucho menos que se desplace al camino por donde discurren los corredores. Sin embargo esas carencias la suplen la gente de la organización que no para de animarte y apoyarte durante toda la carrera.
Y para finalizar, agradecer a Ramón (espero recordar bien su nombre) un corredor de Marchena que me reconoció en la previa de la competición y que me comentó que le gustaba el contenido de MedRunning. Muchísimas gracias por esos comentarios porque son los que me ayudan a seguir escribiendo y a saber que lo que hago, le interesa a la gente. Gracias y, por supuesto, si el año que viene no soy liebre de Murcia, iré a la Media Maratón de Marchena.
Espero que la crónica os haya gustado. A mi la carrera me encantó. Me ayudó a mostrarme que estoy físicamente en un buen momento, pese a los miedos y temores que estoy sufriendo por la propia presión que me meto. Además, disfruté mucho junto a Marta. Eso es todo amigos.