II Media Maratón Vélez Málaga 2015 "Reto Dravet", Domingo 19 de Abril

Por Juan Andrés Camacho Fernández @CorredorErrante

(Estoy a la espera de obtener fotos de la Media de Vélez para añadirlas a la crónica, en cuanto consiga imágenes las añadiré a la misma)

Tengo que comenzar esta crónica agradeciendo al presidente del Club Clínicas Rincón de Vélez, Carlos Gámez, que me permitiese inscribirme fuera de plazo (por supuesto, abonando el importe correspondiente), ya que sin saberlo fui a efectuar la operación pocas horas tras el cierre de las inscripciones y la plataforma estaba cerrada.

Gracias a su gestión he podido participar hace unas horas en mi media maratón número 32, segunda del año tras correr en febrero en Torremolinos.

Este era mi debut en la prueba, a diferencia de Torremolinos no tenía referencias de ritmos o tiempos totales ni conocía el circuito, pero tras cuajar 33 kilómetros a 4:30 minutos el kilómetro ayer mismo, como última tirada larga de cara al maratón de Madrid, no saldría a "comerme" el circuito.

Me lo tomaría como la segunda parte del maratón que comencé ayer, esta vez con el objetivo de completar la media a un ritmo 10 segundos por debajo del que quiero llevar el fin de semana que viene en Madrid.

Aunque me había levantado esta mañana mucho mejor de lo que esperaba, notaba el trabajo realizado en los cuádriceps al subir y bajar escaleras, y en los gemelos al alargar la zancada, aun caminando; rondar 1:30:00-1:35:00 sería un buen resultado.

Siendo previsores como de costumbre, Mayte y yo salimos de Las Lagunas a las 8 menos 20, tras una noche en la que Cholo y Gordo, sus perros, se propusieron no dejarnos dormir, aunque durante el trayecto me fui despejando y llegué muy activo a Vélez.

Como hacía frío y aunque rompiese totalmente la "estética" del corredor de media maratón (la imagen nunca ha sido mi fuerte ni me ha importado demasiado), tras aparcar el coche me puse la chupa de cuero y nos dirigimos a recoger el dorsal.


En la recogida de dorsales me fijé en una de las muchachas, que me resultaba muy familiar... mientras cogía el DNI para retirar mi dorsal, con el justificante del ingreso bancario en mano (por si había algún problema), caí en la cuenta; ¡era Marina, del equipo de Cross de la Universidad de Málaga!

Coincidimos en el Campeonato Andaluz de Cross de este año, en la que brilló con una genial actuación (yo, por mi parte lo hice lo mejor que pude, pero el cross definitivamente no es mi fuerte...).

Como aun había cola y no quería entretenerla le pregunté como estaba y si había ido al control de Nerja, al que me dijo que sí y que para ser el primero en mucho tiempo no estuvo mal, aunque no se la vio muy convencida; ¡seguro que en la próxima te sales!

Nada más recoger la bolsa del corredor me llamó la atención su peso, y no pude resistirme a echarle un vistazo a su interior... y por favor, si alguien tiene foto de su contenido completo, que me la mande y la cuelgo, ¡fue genial!


Instantánea de Antonio Pozo

Si no se me olvida nada, la gymsac contenía:

-Camiseta técnica

-Buff, que estrené en la prueba (pensaba ir de "incógnito" al plantearme la media como un entrenamiento, pero al verlo no me pude resistir)
-Caja de calamondines (o similar), una fruta dulce y fuerte muy rica
-1 Aguacate
-1 Gel Highfive
-2 Barritas energéticas
-1 Zumo
-1 Botellín de agua
-2 Caramelos
-1 Bolígrafo
-Un vale de descuento en Aquaviñuela
-Vales de descuento en Bikila
-Y si me dejo algo, recordádmelo, pero creo que ya está

Me puse el dorsal y al levantar la vista me encontré con Cristóbal, compañero del club, exultante pese a haberse metido ayer algo más de 150 kilómetros en bicicleta.


Poco después nos encontramos a Félix, también del club con quien coincidí en el Ultra Trail Tabernas Desert (un crack, fue el segundo clasificado de su categoría, con 63 años), y al momento con Laura; solo faltaban Manolo, Cuesta y Rocío para completar nuestra representación en esta jornada.



Al retirar el dorsal de Laura (no se había traído la documentación, como le pasó previamente a otra corredora), me fijé en que había tazas en el mostrador de inscripciones; no la había visto en la bolsa del corredor... pregunté y en efecto, eran para los que no la teníamos en ella, así que a la ya completa bolsa del corredor añadimos una taza.

Se lo dejé todo a Mayte y tras saludar fugazmente a Rocío y Manolo, que habían llegado justitos, me dirigí a la zona de salida para ir cogiendo sitio en segunda o tercera línea de salida.


Nada más llegar y en apenas 10 minutos me encontré con una docena de corredores conocidos, Cuesta, del club, Chemari, el muchacho del Triatlón Bahía Málaga con quien coincidí la semana pasada en Mijas, un muchacho del Nerja con el que coincido mucho, los Pollos Runners...

Me pegué a estos últimos, compartimos sensaciones sobre nuestra preparación para los 101 de este año (ellos ya tienen dorsal confimado), y sobre la prueba que teníamos ante nosotros.



También charlamos sobre calzado y material deportivo, Antonio me habló sobre su Garmin 920, versión superior a mi Garmin 310 XT, y sobre calzado.

Les enseñé las Skechers Go Ultra, que ayer mismo estrené (a Cuesta le sorprendió verme con "zapatillas", ya que siempre coincidimos cuando llevo calzado minimalista), y les expuse mis primeras impresiones, que en cuanto tenga un hueco redactaré, a la espera de hacerles más kilómetros para evaluarlas en condiciones.

Mientras nos pusimos al día se fueron agotando los minutos para tomar la salida, que abrieron los corredores en Handbike.



1 minuto después, ¡comenzamos nosotros!


Ya en la salida del polideportivo Fernando Hierro, en la breve subida antes de comenzar el descenso por la Calle Pablo Iglesias noté el efecto de la tirada de ayer en toda su plenitud... cuádriceps muy muy cargados, doloridos, pero la sensación no era de tirantez; habría que ver como evolucionaban durante la prueba.

Dejé que me pasasen los corredores mientras buscaba mi ritmo, sufriendo ahora en la bajada, aunque estabilizándome al llegar a la rotonda de la Avenida Vivar Téllez.

Un primer parcial a 3:41 en este primer kilómetro... ¡con razón me notaba cargado!

Estaba yendo a la par con Cristóbal, pero dejé que me ganase metros y afronté la subida reculando poco a poco, mientras él, Cuesta y varios conocidos me saludaban al pasarme, desde mi punto de vista, como si corredores keniatas se tratase.

Aun así, al final de la avenida, en la rotonda donde realizamos el 8 que nos devolvió a la misma avenida, ahora a favor, marqué en la entrada un ritmo de 4:14, y en la salida, 3:50.

Me gustó mucho esa zona del 8, con su sube y baja por asfalto y acera y el ir cruzándonos con la cabeza de carrera continuamente, fue una buena forma para ir situándonos conforme al transcurso de la prueba en un tramo que pese a ser duro, fue bastante rápido.

Animado por la velocidad del grupo en el que me movía y algo menos sensible al dolor, ahora que mi musculatura comenzaba a calentarse, alcancé a Cuesta, y poco después a Cristóbal, pero al volver a la avenida y ver que marcaba un tiempo muy por debajo del objetivo (4:20 de media), fui decelerando poco a poco, disfrutando de la bajada y de la compañía que tras detenerse brevemente a charlar conmigo continuaba su camino.

Si estos primeros kilómetros fueron frenéticos, prácticamente hasta llegar al Paseo Marítimo Torre del Mar ni si quiera me di cuenta.

Como no quiero que la crónica se convierta en una sucesión de puntos kilómetros y ritmos, resumiré este primer tramo hasta el paseo en ir disfrutando de los kilómetros (la sensación con las Go Ultra era casi de ir flotando, muy diferente a calzar minimalista, pero sin resultar desagradable), moviéndome a unos ritmos de entre 4:05 y 4:13 minutos el kilómetro (demasiado rápido)...

Al ir bajando a la altura de la rotonda por la que habíamos bajado desde el polideportivo Fernando Hierro se me puso a la altura un corredor que debía conocerme desde hace mucho (de hecho, e resultaba muy familiar, aunque no recuerdo su nombre), y me preguntó como iba mi padre, cómo me planteaba la carrera y como me iba todo.

Como iba controlando el ritmo, poco después de recorrer un kilómetro a su lado dejé que se fuese despegando, siendo Cuesta el siguiente corredor con el que compartí algo más de un kilómetro, desde que pasásemos a la altura del Tanatorio hasta algo después de dejar atrás El Ingenio.

Iba rectificando el ritmo conforme el GPS e iba chivando los parciales, pero en cuanto a sensaciones, quitando la sensación de machaque, iba muy cómodo; no obstante no quería pensar en cómo iba a subir posteriormente a Vélez, ya que no había otra opción que afrontar el camino que ahora bajaba tan alegre, en dirección contraria.

Me encantó el ambiente de la prueba, tanto antes de la misma como en carrera, y la organización estuvo de 10 en cuanto a animación (con grupos percutiendo en varias zonas) como en avituallamientos, con voluntarios a ambos lados de la calzada y botellines de agua de sobra, que la mayoría de los voluntarios entregaban ya abiertos.

El ambiente, fresco al comienzo y con algo de viento, era totalmente veraniego ahora, y mientras me adelantaban varios corredores del Axarlón me rehidraté abundantemente, mientras continuaba el descenso, ahora en solitario.

Llevaba "controlado" a Cuesta, varios metros por delante, aunque a Cristóbal le había perdido la pista, pero no encontraba ningún corredor o grupo con los que engancharme; los que iban por delante iban a un ritmo bastante superior al que yo llevaba, y los que venían desde atrás pasaban de largo rápidamente.

La carrera se estabilizó un poco más en el Paseo Marítimo, zona del kilómetro 8, donde ahora con el terreno en planicie me iba moviendo a entre 4:20 y 4:23 minutos el kilómetro, apretado un poco si veía que subía el ritmo de más y decelerando ligeramente si me pasaba, aunque llevando una velocidad muy constante en términos absolutos.

Al llegar a la Avenida Antonio Tore Tore, kilómetro 9 y medio, donde entramos momentáneamente antes de volver al paseo, me sorprendió ver a Cristóbal saliendo de la misma; me lo imaginaba mucho más adelante, y de hecho, me parecía que Cuesta estaba más cerca.

Lo alcancé, y me quedé a su lado hasta que giramos y cambiamos el asfalto de la carretera del Paseo Marítimo por el enlosado del mismo paseo.

Entre que habíamos alcanzado ya el ecuador de la prueba, que soplaban rachas de viento en contra ocasionalmente y que la fatiga de la prueba se comenzaba a acumular sobre la de ayer, comencé a notar que perdía fuelle, y, preocupado por la larga subida que nos esperaba a la vuelta, fui dejando que Cuesta me dejase atrás.

Me adelantó un corredor local (supongo, por los ánimos de la gente), Aurelio, y poco después Enrique, el corredor con la equipación del Club Atletismo Fuengirola (la primigenia), con el que coincidimos en Mijas la semana pasada.

El Paseo Marítimo de Torre del Mar era precioso (nunca había estado), y dejé volar la imaginación por sus zonas verdes y las vistas del mar y la montaña a lo lejos, despejándome mentalmente y preparándome para lo que nos venía encima.

Poco después de dejar atrás la Calle de las Melosas divisé a lo lejos la cabeza de carrera (ellos por la carretera, nosotros por el paseo), y me pareció (a expensas de comprobar donde tendríamos que girar) que no iba tan lejana.

Obviamente no pensaba hacer podio ni nada por el estilo (muy bien tenía que estar en la subida para bajar de 1:30:00), pero psicológicamente me animó bastante, y me atreví a subir un puntito el ritmo.

Llegando al kilómetro 12 y medio, aproximadamente, vi al otro lado de la calle a Antonio, de los Pollos Runners, a Chemari, y poco después, a Cristóbal; calculaba que estaban a unos 800-1000 metros; no era de utilidad saberlo, que soy una persona curiosa y me gusta tener la mente ocupada.

Dimos la vuelta en la urbanización, y ahora era yo el que estaba en la posición en la que estaban mis compañeros hacía unos 4 minutos, y mientras avanzaba por la carretera fui viendo en el paseo a Rocío, Manolo (corriendo con pantalones largos remangados, un hándicap considerable debido al calor que hizo) y varias caras conocidas a las que no llego a ponerle nombre.

Comenzaba a estar muy sediento, y el avituallamiento previo a abandonar el paseo me vino genial; incluso adelanté tras el mismo a los 2 primeros corredores de toda la prueba, justo antes de comenzar el ascenso por el empedrado (y luego el bordillo) del paseo que nos llevaba de vuelta a Vélez, ante la atenta mirada de los viadantes.

Una mujer mayor me dijo "¡ahí está, ese ese, el del "pañolico" aprieta zagal, que hacía mucho ya que no te veía!"

No se si fue casualidad y realmente me había visto en carrera antes o estaba confundida, pero su mensaje surtió efecto, y traté de alcanzar al grupete de 3 corredores que llevaba delante, a los que perdí en los dos giros previos antes de acceder a la Calle Carrera de las Angustias, por la que habíamos bajado hacia el paseo.

Eché un vistazo al GPS: kilómetro 14,6, ritmo actual 4:32 minutos el kilómetro, nadie por detrás y el grupo de delante totalmente fuera del alcance; me puse a sumar mentalmente, pero me daba que ni con el margen que había "ganado" en la bajada (como ya bien sé, nunca se "gana" hasta que no llega el final) podría bajar de 1:30:00.

Me olvidé un rato del reloj y me concentré en la subida, tratando de evadirme del dolor de los cuádriceps en la subida, que me habían dado una tregua durante la zona del paseo.

Llegando al kilómetro 15 me pasó un corredor y me dijo "¡no te olvides de meterme en la crónica!", con el que (me he dado cuenta a posteriori), coincidí el año pasado en la II Carrera Familiar Solidaria de Fuengirola, ¡un saludo Manu!

Después de adelantó un corredor con camiseta blanca que iba escuchando música, que hasta el avituallamiento me fue sacando metros, pero tras rehidratarme, nuevamente reforzado, comencé a recortarle distancia.

Dejamos atrás el Ingenio y ya comenzaba a visualizar la meta, aunque tras un rápido vistazo al GPS y comprobar el parcial que llevaba (4:36), preferí olvidarme de ritmos y continuar por "sensaciones".

Varios corredores me adelantaron, a buenos ritmos ya para la altura de carrera en la que estábamos, pero uno de ellos, que iba en un grupo de tres, comenzó a descolgarse llegando a la rotonda por la que ya habíamos pasado en dos ocasiones, que nos llevaría de vuelta a meta.




Precisamente el primer corredor (o uno de los primeros, sin duda), ascendía por la misma hacia la meta, seguido por un grupo y varios corredores más, en solitario.

Alcancé a ese primer corredor, "cambié el chip", y poco después pasé al corredor de blanco y después a los dos compañeros del otro corredor.

Al llegar a la rotonda por la que entramos para efectuar el 8 inverso (esta vez más amplio), me crucé con Antonio, animándonos mutuamente, y posteriormente con Cristóbal.

A Cuesta no lo llegaba a ver, debíamos estar en puntos intermedios, de forma que ni nos cruzábamos ni nos veíamos.

Me crucé con Félix, ya casi saliendo del 8, y le eché un ojo al GPS; parcial de 4:17 minutos el kilómetro, casi completando el kilómetro 19.

No obstante, por el tiempo que llevaba en carrera (1 hora 22 minutos justos, los segundos no aparecían), salvo que clavase un ritmo de 4 en la bajada y posterior subida, se me escapaba la barrera de la hora y media.

Afronté con ganas la bajada por la Avenida Vivar Téllez, animado por los compañeros que subían hacia la zona del 8, y adelantando varios corredores en la bajada hacia el último avituallamiento, que esquivé, camino de la última subida.

Había acelerado de más en la última bajada y sabía que ahora lo iba a notar, viendo como comenzaban a poner tierra de por medio los corredores que llevaba delante como "objetivo" sin poder hacer nada para remediarlo.

No sabía si entraríamos a la pista por el Paseo Saludable o por la carretera, pero al ver al grupo de baile sobre el escenario en la entrada del parque, supe que mi calvario en forma de cuesta final se prolongaría un poco más.

Adelanté al penúltimo corredor, un atleta en handbike (con las cuestas que había a la vuelta a Vélez, meritazo el de estos cracks), y aceleré el paso.

Ya en la pista de atletismo adelanté al último corredor, realizando los poco menos de 200 metros de la pista a 3:40, pero sin forzar, ya que ahora sí que notaba la musculatura tirante, y ganar o perder un segundo a esas alturas iba a ser una tontería.







Paré el crono en 1:31:38, y al girar y entrar al césped me dieron el tiempo oficial; 1:31:39, referencia de cara a futuras ediciones, con un puesto 26 en mi categoría y 88 en la general.

Una voluntaria me colgó al cuello mi medalla finisher (se volcaron con el trato al corredor en todos los aspectos), y tras saludar de nuevo a Marina y charlar brevemente, me dirigí a por un botellín fresquito de agua (me habían entregado uno, pero del tiempo), y fui probando las bebidas de los diferentes mostradores, mientras saludaba a Cristóbal, Cuesta y al resto de corredores.



Lo mejor fue el batido recuperador con aguacate, si alguien sabe la receta o donde se puede comprar, me haría un favor comunicándomelo, ¡estaba delicioso!

Rocío y Manolo llegaron, y tras ponernos al día y despedirnos, me encaminé para buscar a Mayte.



La encontré en las gradas del vestuario, nos reencontramos y nos dirigimos al coche para cambiarme.


Con la hora que era y teniendo comida familiar en casa de mi abuela a medio día no pudimos prolongar más nuestra estancia en Vélez, pero aparte de unas bien merecidas agujetas (que espero que lleguen mañana, hoy de momento tengo las piernas casi menos cargadas que ayer tras la tirada) me llevo una bolsa del corredor perfecta, un "entrenamiento" memorable y muy buenos recuerdos.

Como siempre, me despediré mencionando las cosas que desde mi punto de vista estuvieron mejor y aquellas que más se pueden mejorar, desde una perspectiva constructiva.


Lo mejor
-El ambiente, organización del evento, animación, frases de ánimo en los puntos kilométricos, trato al corredor (bolsa del corredor, servicio de masaje en meta, degustaciones de todo tipo...) sin duda la organización no ha dejado nada al azar.

-Los premios, medalla finisher, dotaciones metálico, meta volante... para los populares el detalle de la medalla es un motivo más que añadir a la lista de "¿por qué correr una media?" y para la élite (en la que para nada me incluyo) siempre es un incentivo un premio en metálico.-El recorrido, que sin ser en absoluto propicio para hacer marca me pareció muy acertado, quizás cambiaría la subida, para no repetir tramos, pero como no conozco la zona no sé si existen alternativas; en cualquier caso, un recorrido bonito, exigente y que le da mucha personalidad a la media (si todas fuesen llanas no tendrían "chiste"...).A mejorar-Por poner una pega "consistente", aunque no se puede recriminar en absoluto teniendo en cuenta todo lo que incluye, el precio de la inscripción, algo por encima de los precios de media maratón en la provincia, pero que el año que viene si tengo oportunidad, vuelvo a pagar de buen grado.-La falta de información sobre el "Reto Dravet", ya que pese a estar incluido en el nombre de la prueba no sé muy bien de qué forma se colabora o ayuda con él (y tras preguntar en carrera, tampoco).

-La necesidad de mostrar un documento de identidad al retirar la prueba, y en caso de que no se lleve encima, que un "testigo" pueda retirar el corredor de la otra persona "sin más"; es cierto que será muy raro que alguien reclame un dorsal que no sea suyo, y más aun que otra persona lo apoye, pero pienso que simplemente dando tus datos y número de dorsal podría haberse hecho, agilizando la recogida de dorsales (que ha sido realmente eficiente, todo hay que decirlo).Por lo general me gusta condensar en al menos 3 aspectos lo mejor y lo mejorable de cada prueba, pero realmente me ha costado señalar cosas a mejorar en esta prueba... he revisado mi "checklist" y no encuentro más fallos, avituallamientos bien, cronometraje bien, control de carrera bien, servicio de guardarropa bien... lo que comento es lo único que se me ocurre, y no es de especial relevancia.

Con estas líneas me despido, prueba totalmente recomendable esta media, a la que espero volver en futuras ediciones.

Dentro de un rato subiré el resumen de entrenamientos de la semana, en la típica entrada de preparación de los 101.

¡Un saludo!