Las bodegas que han participado en la muestra han sido, bodegas Castaño y La Purísima de Yecla, la bullense Bodega del Rosario y las jumillanas Pio del Ramo, Juan Gil, Silvano García, Carchelo, Casa del Rico, Hacienda del Carche, Pedro Luis Martínez y Bodegas Luzón.
Con el buen sabor de boca que nos dejó Gorgocil, nos fuimos a por la tapa, para poder seguir disfrutando de los vino. Las habitas baby con patata paja, la tartaleta de crema de berenjena y una mini croqueta de boletus, además de recalentadas, se me hicieron escasas para el precio que pagamos.
Terminando las tapas, hicimos escala en el stand de Juan Gil, una bodega en la que se viene trabajando desde hace unos años de una forma minuciosa que da como resultado una producción de calidad. Allí probamos el del año 2009. No defraudó a nadie.
Llevábamos solo dos bodegas, habíamos tomado tres vinos, buena conversación y mucha noche por delante. Era el momento de hacer un alto en el camino y llenar los buches con la sustancia que no había conseguido las tapas. Fuimos al parlamento andaluz, donde en apenas un cuarto de hora dimos buena cuenta de un trásfuga, un parlamentario y una buena ensalada de atún con olivas y boquerones en vinagre.
Al regreso de nuestra escapada, una breve parada en Alceño, donde nos dieron a probar el Premium Syrah y el Alceño Selección. El Alceño Dulce lo dejé para la ronda de postres.
De ahí a Casa Castaño, allí Toni Sanchíz, un año más nos estuvo hablando de sus magníficos vinos, de las novedades, de su Hécula, de los Pozuelo y nos dió la oportunidad de probar Casa Cisca, un vino de autor que se convirtió en uno de los protagonistas de la noche que estuvo magnificamente acompañado de una tapa de quesos de cabra obsequio de Quesería Montesinos. Tras la cata de los vinos de Castaño, la pastelería Mejías, que después de unas duras negociaciones nos invitó a unas deliciosas tartaletas de ensaladilla de marisco, un pastel de verduras con demasiada coliflor y como postre un mini palo catalán y unos deliciosos merengues.
Ya había llegado la hora de marchar, los puestos estaban cerrando aunque la noche era joven. Animados por los caldos y la nostalgia de haber vuelto al parlamento andaluz después de varios años, nos dirigimos al castizo Mesón de las Jarras donde pusimos nuestra lengua a prueba con un recluta especial que era incomible. Eso sí, antes habíamos vuelto a disfrutar de los reclutas normales, más de quince años hacía que no los probábamos.
Al repasar los acontecimientos de la noche de autos, solo me queda agradecer a La Verdad por organizar por tercer año esta muestra, y que lo haga muchos más, y a las distintas bodegas que en ella participan para dar a conocer sus buenos vinos fruto de un buen trabajo, en especial a la bodega Viña de la Casa del Rico por la amabilidad con que nos trataron. El trabajo que tienen por delante para el año que viene es dar más variedad en las tapas, para que no tengamos que recurrir a otros lugares donde saciar nuestro apetito.