Pablo Manuel Iglesias, el líder de Podemos, ha publicado este viernes un artículo titulado “¿Para qué sirve la monarquía?”, base ideológica de su campaña en favor de una III República.
Es parte de la gran operación iniciada el pasado julio por su socio de IU Alberto Garzón al tratar de impulsar una comisión en el Congreso que investigara las finanzas del rey emérito.
En lugar de enviar el artículo a una agencia para distribuirlo simultáneamente a todos los medios se lo entregó a “El País”, al que denunciaba antes como “portavoz de la casta socialdemócrata”.
Ya está integrado en esa casta: prometía vivir en su piso de Vallecas, Madrid, pero adquirió una mansión burguesa cuyo precio de mercado triplica los 600.000 euros de hipoteca reconocidos.
Una república es el sistema político más racional y equitativo que el monárquico, pero el empirismo demuestra que no siempre es el mejor.
También enseña que hay monarquías basadas en el ideal parlamentarista, y que son ejemplo de libertades republicanas, democráticas y de progreso. Una de ellas es la española, aparte de las norteuropeas o lo británica
Y hay repúblicas que fracasan dramáticamente, como las dos españolas.
La primera, de 22 meses, cinco presidentes y peleas cantonales, concluyó llamando a Alfonso XII. Aquella Restauración monárquica duró 56 años.
Tras la caída de Alfonso XIII nació la II República. Concluyó en una guerra civil por su violencia interna y el choque de dos ideologías dominantes: fascismo y comunismo.
Mírese hoy al Parlamento, del que debería salir el presidente de una III República. Produce vergüenza y concentra tantos furores que podría generar violencia.
La Constitución, aprobada por el 91,87% de los españoles, logra que Felipe VI serene pasiones, nos represente dignamente y nos permita decir aquello de “De momento, que me quede como estoy”.
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SALAS