Iii semana literaria ies mediterráneo - lázaro de tormes

Publicado el 14 marzo 2013 por Antonioparrasanz
ENCUENTRO CON LÁZARO DE TORMES
“Mientras haya lectores, yo seguiré vivo”
Con estas contundentes palabras respondió el joven Lázaro a quienes le preguntaron cómo era posible que siguiera existiendo después de quinientos años, eso mientras sorteaba como podía los pescozones y reprimendas que le propinaba el ciego, su compañero en este viaje astral. La impresionante puesta en escena se la debemos al profesor Jesús Villalobos, y a los tres alumnos intrépidos que se han dejado poseer por el espíritu de estas criaturas: Peter, Alba y José Miguel.
Y es que ambos llegaron desde los confines del tiempo para desayunar ante los alumnos de 3º de ESO, atragantándose con las uvas (de a dos y de a tres) y con el vino, mientras la profesora Eugenia Pérez narraba las vicisitudes que ambos vivieron en su época. Aunque rápidamente el de Tormes empezó a responder a las preguntas que le llovían desde todos los rincones de un auditorio abarrotado, sobre sus amos, sus andanzas, las triquiñuelas de la supervivencia, los episodios más conocidos (el robo del pan, la longaniza, las bulas falsas, las palizas, etc.) Así hasta que la mujer de Lázaro se levantó de entre el público (se conoce que vinieron en diferentes transportes siderales) y declaró su amor “honesto e impoluto” por su marido, para regocijo de la concurrencia.
De vez en cuando, el ciego tomaba las riendas del acto, y les contaba a los jóvenes asuntos de juglares, travesuras de su discípulo y su peregrinaje por media Castilla en busca de una limosna que llevarse a la boca, sin olvidar la defensa de sus métodos de enseñanza, aunque con ello provocara las quejas de Lázaro. Incluso comparó su época con la actual, y confesó que no encontraba grandes diferencias, porque siguen faltando valores como entonces y quienes tienen el poder no aprenden, como hizo Lázaro, no cambian nunca, porque no son humildes, como ellos, como los que verdaderamente mueven el mundo.
Las preguntas se sucedían sin parar, y tuvieron que remontarse a los orígenes turbios del mozo, a los coscorrones con los que el ciego le enseñó, repasaron el carácter de sus amos, la cara oculta de algunos de ellos, la inmensa miseria que Lázaro tuvo que dejar atrás, y antes de que el joven pudiera vengarse de nuevo del ciego, ambos incluso analizaron el futuro, valorando el camino que habían recorrido hasta llegar a nosotros, sorprendiéndose de que las vidas de unos pícaros sigan leyéndose hoy, y provocando entonces otra sorpresa mayúscula con las lúcidas palabras de Lázaro: “seguiré vivo mientras exista la lectura”. Que así sea.