Mientras tanto nos entretenemos.
Recientemente he visitado Ikea y he rememorado la sensación que tuve en la primera visita: IKEA es como una metáfora de la vida, este comentario que quedo entre mi mujer y yo, ahora lo expongo impudicamente en este diario éxtimo que es un blog.
La primera vez que entré en IKEA, hace unos años, me sorprendió la estructura intrincada de la tienda. No compre nada, pero al final del laberinto me aguardaba, no el minotauro,ni Breivik (minotauro de la sociedades avanzadas de occidente), sino el paraíso, un inmenso almacén lleno de cajas listas para que te las lleves a casa. De hecho la gente en IKEA compra cajas, no objetos, ahí radica parte de su éxito, en que permanezca oculta la mercancía hasta que la abras y la reconstruyas en la republica independiente de tu casa. Te conviertes en coproductor de muebles y así gozas del simulacro de construirte como sujeto consumista autónomo.
En Ikea todas las cajas del almacén no son nuestras, al contrario de las de Kane que si le pertenecían. Pero es igual, sabemos que están allí y siempre podremos volver a conseguirlas.
Este es el motor del consumo, el Rosewood particular de cada sujeto consumidor, la falta que todos queremos llenar.
Buenas vacaciones!!
Albert Pérez Novell